18/10/24.
Con su habitual cortesía, los chinos rindieron a su gran sabio Lao-Tse el mayor homenaje que ha tributado pueblo alguno a sus maestros, inventando la siguiente historia: Desde su juventud había instruido Lao-Tse a los chinos en el arte de vivir, y de viejo abandonó el país porque la insensatez cada vez mayor de la gente le hacía difícil la vida. Puesto ante la alternativa de soportar la irracionalidad colectiva o de hacer algo contra ella, abandonó el país. Al llegar a la frontera le salió al paso un funcionario de aduanas y le pidió que escribiera sus doctrinas para él, el aduanero; y Lao-Tse, por miedo a parecer descortés, complació su deseo. Anotó las experiencias de su vida en un breve libro destinado al aduanero, y solo cuando lo hubo concluido abandonó su tierra natal. Con esta leyenda explican los chinos el surgimiento del libro Tao Te King, cuyas doctrinas rigen hasta hoy sus vidas.
Extraído de: ciudadseva.com
Bertolt Brecht (Augsburgo, 1898 – Berlín Oriental, 1956)
Además de poeta y narrador, es uno de los principales dramaturgos alemanes contemporáneos, padre del teatro épico. De ideas comunistas, Brecht tuvo que escapar de Alemania tras el auge del partido nazi. En el exilio, escribió algunas de sus mejores obras como El círculo de tiza caucasiano (1948) y La vida de Galileo (1939). Su teatro está focalizado en despertar la actividad intelectual del espectador, la toma de conciencia. Busca la reflexión más que la emoción, la razón más que el sentimiento, para lograr el efecto de distanciamiento del espectador y actor. Entre sus numerosas obras destacan La ópera de los tres centavos (1928), El alma buena de Szechwan (1943), Madre Coraje y sus hijos (1941), Un hombre es un hombre (1929), La ópera de cuatro cuartos (1928), Terror y miseria del Tercer Reich (1938) y La evitable ascensión de Arturo Ui (1941).
ILUSTRACIÓN: CLEMENTINA CORTÉS