Una mañana de un día lluvioso, cuando tus huesos con resignación se quejan hacia dentro, sentí la necesidad de sentarme frente a ella y mirándola atentamente...ella también con sus ojos fijos en mí, ambas queriendo llorar... pero no, sólo esbozan una sonrisa sardónica.
Sentí temor del perfil psicológico que pudiera hacerme.
Al principio, no comprendí el porqué de su mirada agorera.
Súbitamente, me paralizaron sus ojos secos, que comenzaron un insólito recorrido.
Con voz ronca y casi inaudible, expresó: el techo ya no te guarece...escucha, escucha el crujir de la madera apolillada, que te habla.
Las paredes descascarilladas, las puertas ya canosas, las columnas apenas sostienen el entramado en su interior y están a punto de soltar amarres.
Continuó fustigando sin piedad...el mobiliario ya con sus resortes herrumbrosos.
Todo se precipita, todo.
No, no... no pongas esa expresión mohína... obtusa tú que creíste en la inmortalidad.
Cuento inédito.
La autora.
Haydee Espinoza
(Rubio, 1946)
Normalista, actualmente es docente jubilada. Se inició en la creación literaria a los 70 años de edad, gracias a un taller dictado en el Centro Cultural Méndez Osuna, en Tovar, estado Mérida. A partir de ahí no ha dejado de participar en numerosos talleres literarios y de poesía. Ha publicado poesía y narrativa en la revista País de Papel, de la Asociación de Escritores del estado Mérida. Actualmente es miembro de la directiva de la Asociación de Poetas Valle Mocotíes.
ILUSTRACIÓN CLEMENTINA CORTÉS