10/04/24. ¿La colonización de América no existió? Parece una pregunta estúpida. Basta con mirar un plato de comida, escuchar dos personas hablar, caminar las calles del Madrid y coger el metro en la estación de El Callao para tener indicios sin tomar un libro de historia. Hubo un mundo antes de la historia de la conquista, uno durante la colonia y el que intentamos abrirnos desde la Independencia.
Los países desarrollados, en una buena cantidad, fueron antes países colonizadores. Contaron para llenar sus arcas con la tierra ajena. También, con los cuerpos ajenos. Llegaron a las costas, sin permiso ni pasaporte y se abrieron espacios.
En estas columnas, hemos revisado la vida de algunas de las mujeres de la Independencia latinoamericana. Heroicas, valientes, soldadas a título completo, pero también hay que mirar a las que resistieron la primera hora. Sólo hay algunos testimonios de sus vidas y recuentos del horror que significó haber sido tomadas como botines de la conquista.
Felipe Pigna, un historiador argentino, cuenta algunas de sus historias. A las que reúne recordando que insolente fue un término que se usó con frecuencia para denigrar a los indígenas y nos trae a la memoria a Anacaona, una indígena que vio llegar a Colón a lo que hoy es Haití y que vio incumplir las normas que su pueblo le había puesto al genovés. Hartos de los abusos el pueblo se alzó dirigido por Canaobó, su esposo, quien fue asesinado. Por continuar la lucha por su pueblo, Anacaona enfrentó la misma suerte.
En la actual Colombia, a Gaitana los españoles le mataron a su hijo y ella, tomó venganza. Mató con sus propias manos al hombre que había mandado a matarlo y organizó un movimiento de resistencia.
De los pueblos guaraníes está Juliana. Los españoles habían tomado a las mujeres para ellos. Ellas se resistieron y escaparon, pero las capturaron, las azotaron y les pusieron cepos. Unas intentaron suicidarse por lo que las metieron en unos grandes cestos con cuerdas y los colgaron bien alto para que no pudiesen intentar nada. Dentro de los cestos, las hacían hilar, trabajar y dormir.
El Jueves Santo de 1539. Juliana dijo basta y degolló a su amo español e inició una revuelta, la siguieron otras mujeres y todas lo pagaron con su vida. Al día de hoy las mujeres indígenas siguen luchando cada día por sus derechos y por la conciencia de los crímenes que se cometieron contra ellas, así que no, no es el cuento de Pocahontas el contenido de un proceso de conquista, saqueo y colonización.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta