16/12/2022. Septiembre es el mes del año en el que se producen más nacimientos de niños y niñas en Venezuela. Se trata de un dato estadístico consolidado por los obstetras, que manejan con distanciamiento social los hospitales públicos y con mucha avaricia las clínicas privadas para cavar sus trincheras y armar la carnicería de las cesáreas, ávidas de sangre.
La referencia, además, permite una lectura desprejuiciada y para nada ociosa que revela una circunstancia singular a la hora de comprender los detonantes del comportamiento humano en ciertas temporadas del año: en diciembre la gente anda tirando.
No es información abstracta ni azarosa. Saber que en diciembre la gente copula más que en cualquier otro mes del año nos ofrece algunas coordenadas de las incógnitas que rigen la conducta de nuestros coterráneos en la cotidianidad navideña, más allá del predecible estupor frente al estallido de los precios de los ingredientes para la hallaca y el pan de jamón, amén de la angustia que reina al desconocer el origen y sobre todo el destino del pernil.
Algunos atenuantes certifican la importancia de esta información: en diciembre la gente resulta más amable y condescendiente; las editoras de la revista te reciben sonrientes a la reunión de pauta; el muchacho del café dibuja una flor abierta con el chorrito de la leche de tu marrón; el chofer de la camionetica te da vuelto de más y te despide con las buenas tardes; la chica que te atormenta pincha “likes” a mansalva por cualquier estupidez que comentas en tu muro de Facebook; uno pelea muy poco, y casi todo el mundo lo que va es pendiente de dormir abrigado, empiernado y abrazadito.
Es buena fecha para acometer el meteisaca de toda la vida mientras le damos la bienvenida al frío, acomodamos los regalos alrededor del arbolito, despedimos el año, fraguamos con inventiva popular una ensalada de gallina sin verduras ni gallina y de paso, nos echamos unos guamazos del infaltable Ponche Crema o alguno de sus sucedáneos, como el irrefutable cocuy.
El dato también nos permite comprobar la inutilidad de algunas tradiciones y los equívocos de ciertas políticas públicas. ¿A quién le importan las patinatas, las misas de aguinaldo, el encendido de la Cruz del Waraira, la bajada de Pacheco, si lo que vamos es pendiente de singar?
Lo procedente, en todo caso, es direccionar las acciones de gobierno para estas fechas tan serenas y felices. Por decreto, debería ordenarse el ingreso a las oficinas después de las diez de la mañana y la salida a las dos a más tardar. La Plataforma Patria tendría que bonificar a la población con el bono Coito Soberano para honrar la juntadera en pareja. La Alcaldía de Caracas, en su afán por recuperar el centro de la ciudad, podría establecer en los locales rescatados del casco histórico espacios para el desahogo carnal de uso gratuito o por lo menos pagadero en cómodas cuotas o descontable del sueldo mínimo mensual.
POR MARLON ZAMBRANO • @marlonZambrano
ILUTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta