08/05/25. Una buena noticia recorrió la web hace una semana: En Brasil se reactivó un programa creado hace dos años por el Comité Nacional para los Refugiados (CONARE) para víctimas mutilación genital femenina (MFG, por sus siglas en inglés). Esto quiere decir que se acelerarán los procesos para dar refugio a mujeres y niñas de países donde todavía se practica una de las violencias, basada en género, menos visibilizadas.
Llamada también ablación genital femenina, es una violación de los derechos humanos y manifestación de la desigualdad de género, que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las mujeres y las niñas.
Sin embargo, un informe la UNICEF advierte que pese a los avances en esta materia, se camina muy lento. Actualmente, más de 230 millones de mujeres y niñas vivas han sufrido algún tipo de MFG en los treinta países de África, el Oriente Medio y Asia, en donde más se usa este método de control.
Claudia Cappa, experta en tendencias mundiales de la mutilación genital femenina de dicho organismo internacional, indicó que, aunque en muchos países se ha visto la reducción del uso de la MFG, “los progresos realizados son demasiado lentos en comparación con el crecimiento de la población de niñas que nacen cada día en los países más afectados”.
Para erradicar este método de dominación es necesario hacer conciencia sobre él, porque a pesar de que los países más afectados están a kilómetros de distancia, no podemos hacernos la vista gorda ante la atrocidad que viven millones de niñas en el mundo.
¿Qué es la mutilación genital femenina?
Llamada también ablación genital femenina, es una violación de los derechos humanos y manifestación de la desigualdad de género, que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las mujeres y las niñas. Esta práctica no está relacionada con fines médicos y suele aplicarse a víctimas entre la edad infantil (incluso, a las lactantes) y los quince años.
Algunas sociedades ven la MFG como un rito de iniciación o como un método de control de la sexualidad de las niñas (para que no sientan placer en muchos casos). También se la asocia con la belleza, la pureza, la fecundidad, el honor, el estatus social y la castidad.
En una sociedad machista empobrecida, se las obliga a someterse a este procedimiento para conseguir un esposo que pueda proveerles de vivienda y cubrir necesidades básicas. Aunque algunas religiones como el islam y el cristianismo no avalan la práctica, muchos de quienes la aplican recurren a sus textos religiosos para justificarla.
Tipos de MFG
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen cuatro tipos de mutilación genital femenina:
- Extirpación parcial o total del clítoris, y/o del pliegue que rodea el clítoris.
- El corte parcial o total del glande del clítoris y los labios, con o sin la ruptura de los labios mayores.
- Estrechamiento de la abertura vaginal, a veces cosiendo los labios menores.
- Otros son la punción, la perforación, la incisión, el raspado o la cauterización de la zona genital.
Consecuencias
La OMS alerta que la extirpación de los genitales en mujeres y niñas, no ofrece ningún beneficio, al contrario, genera consecuencias tanto inmediatas como a largo plazo; las segundas pueden afectar toda la vida.
Algunas de las más comunes son: riesgo de transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humano), menstruaciones dolorosas, dolores crónicos, infecciones vaginales y en la orina, dolor al tener relaciones sexuales, mayor riesgo de complicaciones en el parto y de mortalidad neonatal, además depresión, ansiedad, estrés postraumático, escasa autoestima, entre otras.
De acuerdo con el mecanismo mundial, las consecuencias de la MFG han ocasionado hasta 400 millones de dólares en gastos a la salud pública mundial.
Tolerancia cero
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que cada seis de febrero se realicen campañas de concientización en el Día de la Tolerancia Cero de la MGF. Tiene por objetivo su erradicación en 2030, mediante la educación integral de las mujeres y niñas, el empleo, la protección y otras estrategias.
En la actualidad, en los países más afectados por esta práctica, se ha ido generando conciencia. No obstante, siguen prevaleciendo desafíos que aumentan el riesgo para las víctimas.
Guerras o conflictos bélicos, genocidios, que provocan el desplazamiento de millones de mujeres y niñas, haciéndolas más vulnerables en sociedades machistas; adicionalmente, la pobreza extrema, epidemias, y otras causas que podrían interferir en la superación de una de las violencias más normalizadas alrededor del mundo.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta