También los hombres son ciudades
Oswaldo Trejo
07/06/24. Transitando como un verbo, nos habita con su garganta de fuego atravesada. Sabe de manos, de brazos extendidos y de piernas valientes. No hay vacío, lo desconoce en el siempre formando los instintos. En sus ritmos un cuerpo tras otro contiene el andar de los siglos y es lo que es, lo que resiste, lo que no duerme.
-Con una montaña así cualquiera sueña –irrumpe la voz-.
La hemos escuchado varias veces, cuando no había nombres ni grandes apellidos, la habíamos olvidado y tú enciendes plegarias, para dejar alumbrada la estera cuando no exista más tiempo, cuando la cuenta desaparezca delante de nosotros. Y aquí estás, firme, sobre el asfalto del día, escribiendo un pequeño fragmento de ti.
He visto danzar las marionetas en la plaza, a orillas de una fuente cambiando de color en cada elevación, y es como sentir que el sueño llega donde debe llegar. Bajo ella también habitan nombres, manos que se encuentran, serpientes de mundos desconocidos, ágrafos.
Inicia la semana, otras plazas olvidan las cargas, saben pronunciarse, otra forma de hacernos, de vestir el trueno para otra lluvia. Me voy reconociendo: Sucre, Miranda, Diego Ibarra, Bolívar… cada paso es herencia, me digo antes de alcanzar el gran parque donde duerme un elefante dorado y un pensador fragmenta oídos para que vengas a escucharte entre caobos.
Sigo y me sigue quien todavía sostiene un fuego de amaneceres, aquí ha fijado su morada, inmutable Prometeo. Un perro da sus giros y me veo en la acera recuperada más allá del verbo, grandes aves multicolores vuelven a nombrarte: Guaicaipuro, Tiuna, Urimare… y la Reina María Lionza eleva todas las vibraciones.
Caracas, de ti han sido estas horas, regresan los días de la infancia en los bancos de Sabana Grande, algodón de azúcar, mimos, porque tú no necesitas palabras, tú eres eso y más, tú fundes un lenguaje que se hace sentir bajo la piel.
San Jacinto sigue otra danza, la del mercado, la del baile donde abuelas y abuelos siguen ofrendando bondad frente a la cuna del Padre de la Patria, yo sigo el compás de una deuda, pasa desapercibida, al parecer, para los transeúntes.
Te debemos tanto Caracas, esta manera de hacernos, no bastarán las obras para enaltecer el eco de tu gloria, por eso llego esta vez a un costado del himno, atravesando la Nueva Granada, la Baralt, la Universidad, la Fuerzas Armadas, la Panteón… memorias que me regresan a la Estación El Cristo, como si nos exigieras penitencias, como si no bastara el sol de las tres de la tarde y los cables que transparentan algo más que huida, bendijeran el instante en que te haces espejo de todo un país.
Allá van los cuerpos sobre las alcantarillas, de prisa, como un viento de mayo demorado y solemne. Aquí nos vamos deslizando sobre la fauna de concreto: Araña, Ciempiés, ningún animal te descifra pero yo me quedo para nombrarte página sin nombre porque otra historia llega.
Caracas yerba santa, de ti la sombra, el despertar perenne de todas las generaciones, amplías la perspectiva de la luna y siembras cada noche un culto nuevo.
Y a ti, nuevamente, te recito:
Sonidos de caballos
cubren esta ciudad constelada
más allá de rosarios
y mausoleos
rodeada de antorchas
atravesada de alientos
dibuja jardines entre lamentos
ciudad
en tus ritmos de tambores
me encuentro
en grandes fechas
avanzas
caracoleando relatos
mustios
todo el mundo te debe
nadie te paga
eco gospel
vuelo samsara
salpicas
ateos
en academias y bares
riegas verdades
entre gases buenos
y malos
ciudad
ciudadana
retórica
y villana
te abro
y te recito
ciudad
ventana rota
andamio
cuerpo secuestrado
y vaciado
muestras
tu hombro izquierdo
sobre él
cada tarde
un cristofué recuerda
la cercanía de la luna
ciudad
ciudadana
tobillos
terrón de azúcar
piernas caramelo
como la casa de la bruja
ciudad
aleluya
hare hare krishna
ciudad
de pechos PIP
y pies de Scheherazade
en cada historia
una noche
en cada noche
un hit
ciudad
Valle
Valle-Coche
La Hoyada
nos tejes
de madrugada
atravesando
ladrillos
y zinc
ciudad
Kawasaki
Samsung
iPhone
y yerbabuena
siento tus labios
en las esquinas
La Gorda
Perico
Hospital
Madrices
y más allá
donde Ariadna
perdió su hilo
y Prometeo
sigue ofreciendo su fuego
ciudad
corona de espinas
y nazareno
ciudad
Coco Chanel
Armani
ciudad
espera
ciempiés
oruga
ciudad vuela alto
pico Oriental
y Naiguatá
ciudad.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍA CLARA TELO •@clara_emiliatj