20/06/24. Fundador del periódico cultural Tere Tere, medio por el cual recibió el reconocimiento del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2005; lo galardón que volvió a recibir en 2020, en la mención Medio Impreso; y Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2022, mención crónica.
El San Pedro de Guatire, de la tradición ritual al espectáculo urbano (trabajo de investigación cultural); Temporada de Huracanes (poesía, editado por la fundación editorial El perro y la rana y por La Mancha ediciones), Caracas para principiantes (crónicas), Guatire, melaza y fogón, son algunas de sus publicaciones. Actualmente, escribe para nuestra revista Épale CCS y para el diario Últimas Noticias.
Mi conversación con Marlon Zambrano se basó en el Periodismo Cultural, que escogió por la misma razón por la que asumió el periodismo. Sin embargo, admitió que, realmente, quería ser escritor, algo que el diarismo no le permitía desarrollar.
“Me di cuenta que en el hecho cultural visto como las expresiones que embellecen y reivindican a la humanidad, desde la creación podía tener mayor facilidad de desarrollar todos los recursos narrativos y poéticos a los que yo quería tener acceso en el periodismo y que no me lo permitía el diarismo”, me contó.
Esa fue la razón principal, recalcó, afirmando que también intervinieron subjetividades “los gustos personales, las búsquedas, que hicieron peso en la balanza”.
¿Qué le gusta contar a Marlon Zambrano?
A mí me gusta contar historias que reivindican a la humanidad. Realmente, si no me dedicara al periodismo cultural, estaría haciendo periodismo comunitario, por ejemplo. A mí me encantan las historias donde se pone en evidencia que el ser humano es capaz de reivindicarse desde sus luchas, sus prácticas, sus aprendizajes, la transmisión de conocimiento. Me parece lo más bonito y lo más interesante del periodismo.
Yo siempre le hui y le huyo al periodismo que se vincula con la vieja escuela norteamericana del sexo, la violencia y las estadísticas de sucesos. Yo creo que es más humano, más bonito, más trascendente hablar de las bondades del hecho de convivir en sociedad.
Claro, entiendo que también existe ese lado oscuro y respeto a quienes hacen ese ejercicio profesional porque también es necesario. Pero prefiero las historias que pueden conectarse con la gente en el sentido de que pueden ser un ejemplo para la humanidad.
¿Quiénes son tus referentes?
Todos los que han desarrollado el periodismo narrativo. Desde García Márquez hasta Truman Capote, el argentino Tomas Eloy Martínez en su etapa del Diario de Caracas, que para mí era un narrador increíble y como cronista un tipo extraordinario. También el caso de Aquiles Nazoa y Aníbal Nazoa, grandes narradores, Otero Silva. Bueno, todos los que se han sumergido en la ciudad y en el hecho vivencial. Donde se expresa la cultura que no es solamente la expresión artística, es el hecho social, siempre que tenga valores que reivindiquen y que enaltezcan a la humanidad.
¿Cuál es el papel del periodista en la preservación y difusión de la cultura local?
El periodista tiene la responsabilidad que tiene cualquiera en la sociedad en cuanto a preservar los elementos identitarios, las referencias idiosincráticas. Es un hecho que las élites son las que manejan esos códigos y son capaces de utilizarlos porque tienen acceso a los recursos para multiplicar el saber, el conocimiento.
Entonces, tiene que haber un peso ético en el comunicador para entender esa misión, su trabajo de expresar valores positivos y afirmativos, ahora que se habla tanto de lo afirmativo venezolano. Efectivamente el comunicador, además, es un intermediario y está en ese tránsito permanente entre los hechos y sus consecuencias.
El trabajo del periodista es muy importante a la hora de transmitir la información, y hacerlo de una manera ética, honrada, transparente y con conocimiento. Lo más pernicioso que puede haber es informar con desconocimiento porque se reitera un error una y otra, y otra vez, y se multiplica y se hace una verdad cuando se dice mil veces.
¿Cómo crees que el periodismo cultural puede influir en la percepción de la realidad artística?
Existen demasiadas subjetividades que transversalizan la percepción de la realidad y una realidad específica como la realidad artística. Muchas cosas entran en juego, no solamente la manera en que uno cuente una historia con los recursos y el espacio que uno tiene para hacerlo y, también por supuesto, la valoración que tenga el individuo en particular, y la sociedad, en general.
Como entran en juego muchos factores hay una lucha simétrica también presente, donde quizás el periodista, aunque es detonante, es el último eslabón. Porque yo quisiera que a la gente le gustara el joropo tuyero o joropo central, o joropo mirandino por encima del vallenato en Petare, por ejemplo.
Yo lo puedo querer y puedo tratar de transmitir esa información, embellecerla y reiterar el valor y la importancia que tiene para el acervo cultural, pero también como un código de nuestros imaginarios. No obstante, hay una imposición de la gran mediática que toca gustos y saberes. Hay una lucha tremenda donde uno tiene poco poder que no sea ese de llevar la información de una manera con conocimiento y además, con requisitos éticos para que se cumpla el proceso comunicacional.
¿En la realidad venezolana, qué desafíos enfrenta el periodismo cultural?
Enfrenta los retos y los desafíos del periodismo general. Ya no podemos seguir viendo el periodismo como una disciplina exclusiva de una élite privada, sino que el periodismo, según la lógica de hoy, cualquiera puede utilizar diversos recursos para transmitir información de un punto a otro con ética. Difícilmente es una potestad exclusiva de un profesional. Creer que el periodismo se debe a un acto profesional, etcétera, está entrando en la categoría del mito.
Hoy el periodismo tiene que reescribirse y reentenderse. Quienes amamos al periodismo profundamente debemos seguir, por supuesto, izando la bandera de la pasión por el oficio como decía García Márquez. Pero entendiendo que formamos parte de un ejército mucho más amplio, masivo y tenemos que seguir una lucha en términos de reivindicación de la ética dentro de la profesión. Más allá de cualquier otro concepto que se apodere del periodismo como una profesión, es más que nada cómo hacer el periodismo, y tiene que ser una cosa donde intervengan elementos más filosóficos, porque en el ámbito profesional como tal ya está visto que ya eso nos superó y nos dejó atrás hace rato. Nos superó el hecho de tener la razón exclusivamente, desde el ámbito del estudio universitario, etcétera, ¿qué tienen que hacer? Bueno, reelaborarse y redefinirse.
¿Cuál es el impacto de la tecnología y las redes sociales en esta forma de comunicación?
Umberto Eco decía “las redes sociales le dan derecho de hablar a legiones de idiotas que antes solo hablaban en el bar después de un vaso de vino sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”.
Yo no estoy completamente de acuerdo con esa afirmación que él hace.
Yo creo que más bien es una oportunidad para que más cosas se conozcan de manera oportuna. Te repito, creo que todo eso lo transversaliza la ética. Es un planteamiento filosófico tan profundo y tan extenso que si la sociedad como tal no está apegada a esos valores, es difícil que realmente pueda suceder en las redes sociales.
Sin embargo, las redes sociales son una herramienta más. Las tecnologías de la comunicación y de la información, deberían entenderse como una herramienta. Aunque en el tema de la comunicación sabemos que quien maneje el recurso de la información tiene el poder. Entonces, claro, hay muchas ambiciones, muchas luchas que plantea el uso de redes. El hecho de mover intereses hacia uno u otro destino es complejo. Pero considero que las redes sociales están ahí y hay que darles uso, ser inteligente, aplicarle mucha ética desde este oficio.
¿Qué debe hacer un comunicador para convertirse en periodista de la cultura?
Primero tiene que gustarle lo que está haciendo. Tener una valoración espiritual, emocional, cognitiva frente al hecho. También, identificarse frente al hecho cultural, entenderlo con una lógica incluyente, por supuesto.
Entender que uno debe mantener la capacidad de asombro y no tener pruritos a la hora de acceder a la información y al conocimiento; no estigmatizar previamente un hecho, no condenarlo, no prejuzgar. Esos valores que parecieran una tontería y parecieran un discurso de la prehistoria están tan vigentes como en cualquier época.
Si tú vas predispuesto a una pelea de gallos, vas a perder una cantidad tremendísima de códigos de ese espacio y sus imaginarios, que pueden ser bellísimos y pueden ayudar a comprender un entorno. Por ejemplo, tú no puedes entender, Petare en esta época que estamos viviendo sin sus buhoneros. Y aunque no lo puedas creer son relatos culturales que se mueven a diario, se trapichan a diario y se transforman a diario, que es lo más brutal y lo más hermoso. Porque el acto de la muerte y el nacimiento en 24 horas, un hecho societario que uno puede vivir en cualquier calle de la ciudad.
Para convertirte en un buen contador de historias de la cultura, desde el periodismo, tienes que desprenderte de prejuzgar, de prevalorar, de estigmatizar e ir con los ojos muy abiertos, con capacidad de asombro, de enamorarse y de dejarse seducir por estos nuevos conocimientos, estos nuevos aprendizajes. Luego, estar en capacidad de narrar el hecho sin prejuzgar.
Yo creo que es una cosa más importante para este tipo de periodismo que se enfrenta a códigos que están en el imaginario y que pueden tener distintas lecturas.
¿Es posible formarlos en Venezuela?
Claro que es posible formarlos en Venezuela y en cualquier parte del mundo. Se están abriendo esas compuertas con todo el aparataje mediático que ha surgido de la Gran Misión Viva Venezuela y del Festival Mundial Viva Venezuela, por ejemplo. Se han abierto muchas posibilidades de acceso a la información, a los practicantes de culturas tradicionales, a las cofradías y a los grupos de proyección.
Por otro lado, todo lo que es la Misión Viva Venezuela, mi Patria Querida, donde también hay una apertura importante de información y conocimiento con puentes hacia los distintos espacios de creación donde quiera que estén, y eso es muy bonito, muy importante.
Hay que estar atento y observar permanentemente esas posibilidades, esos fenómenos que están en la cotidianidad y que se pueden utilizar para explicar un hecho cultural “x”, que estamos viviendo en esta época.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍA CORTESÍA