19/02/24. Los transeúntes se detienen en su camino para observar a la estatua viviente que, con maestría y paciencia, se convierte en una obra de arte en movimiento que deja boquiabiertos a quienes tienen la suerte de presenciarla.
Mientras el resto está en su rutina constante, ella se erige como un imán de miradas y susurros de asombro. Sobre todo, para los niños y niñas quienes con ojos llenos de admiración, no pueden contener su entusiasmo al ver a esta figura inanimada cobrar vida ante ellos.
A los adultos también los cautiva con su destreza y dedicación. De allí que activen sus cámaras para capturar el instante en el que la estatua viviente parece desafiar las leyes de la realidad.
Henry Vera es el artista callejero que desde hace veinticinco años da vida a la “estatua blanca”. La atracción que los caraqueños, caraqueñas y turistas se detienen para contemplar, cuando pasan por una de las vertientes que da a la plaza Bolívar. El estatuista, después de seguir una rigurosa rutina de maquillaje, se establece, ya transformado, diagonal a esquina de Gradillas, frente a Ciudad CCS.
Vera contó a Épale CCS, que su personaje ha trascendido las fronteras locales y en Caracas atrae la atención de turistas de diversas partes del mundo. Polacos, rusos y visitantes de diversas nacionalidades se detienen maravillados ante la habilidad y el talento de este artista callejero. Además, manifestó orgulloso, que las redes sociales se llenan de fotos y comentarios que elogian su trabajo.
Una estatua milagrosa
La presencia de “la estatua blanca” ha dejado una marca en la memoria de quienes la han visto a lo largo de los años. Entre risas y susurros, la gente se acerca a ella con curiosidad y respeto. Algunos le atribuyen cualidades mágicas, como si fuera una estatua milagrosa capaz de conceder deseos.
Vera, en ese sentido, narró una interesante anécdota sobre una mujer desconsolada que llegó a él en busca de ayuda tras ser abandonada por su marido. Con esperanza en los ojos, le pidió que pusiera su mano en su cabeza para traer de vuelta a su amado.
Sin embargo, como era de esperarse, Vera aclaró que no era un brujo. Pero ante la insistencia de la mujer, accedió a colocarle la mano en su cabeza. La mujer emocionada, lo bautizó como la "estatua milagrosa" al sentir una conexión especial en ese momento.
Viajera
Vera ha sido, además de un artista con vocación, un amante de los viajes. Así que ha recorrido gran parte de Venezuela con “la estatua blanca” en su corazón y como principal ofrenda a los lugares que visitó.
Ha dado dos vueltas completas al país, contó a Épale CCS, y también ha estado en cinco países durante un período de cinco años, antes de regresar a su tierra natal hace un año y medio.
Su inspiración para convertirse en una estatua viviente surgió de sus estudios en artes escénicas en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde cursó tres semestres. No obstante, fue al descubrir estatuas vivientes en otros países y a través de Internet que encontró su verdadera pasión. Le fascinó la idea de hacer estatuismo, por ello decidió probar suerte y comenzar a practicar esta forma de arte.
Secretos y habilidades en escena
Para mantenerse inmóvil durante largos períodos de tiempo y perfeccionar su técnica, ha incorporado el yoga a su rutina diaria, relató Vera. Asimismo, su experiencia incluye otros dos principios fundamentales que son: paciencia y disciplina. Los considera sus aliados en esta labor artística que requiere una concentración extrema y un control absoluto sobre su cuerpo.
Convertirse en una estatua viviente es más que simplemente quedarse quieto; es una forma de arte que exige dedicación y compromiso. Por eso “la estatua blanca” es tan llamativa desde que se la ve en las calles caraqueñas, porque asombran su quietud y su capacidad de parecer una figura inmóvil que sorprende con sus movimientos.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍAS CLARA TELO •@clara_emiliatj