11/07/24. Tan diversa es la ciudad como las personas que la habitan y la hacen posible. Lamentablemente, esto último no siempre es reconocido por la hegemonía heteronormativa, cayendo, como diría Marx, con todo el peso de sus inherentes tradiciones sobre los cuerpos de quienes siguen luchando por el respeto a ser lo que son: seres humanos.
El tema es evidente: la necesaria soberanía de la dignidad clamada de múltiples formas. Una de ellas anclada a la identidad de género y la identidad sexual. Para conocer un poco más, converso con Claudia Agrás, quien ha realizado una importante tesis para optar al título de psicóloga en la Universidad Central de Venezuela mención Psicología Social, titulada: Identidades disidentes y sexualidades periféricas. Recurro a ella para que nos explique un poco más al respecto, y lo hago pensando en la dinámica de nuestra ciudad caraqueña, en la movilización que protagonizan año tras año quienes se adscriben a estas identidades.
Claudia nos recuerda que,
“La identidad sexual y la identidad de género no son lo mismo. La identidad de género es la forma en como nos auto-percibimos y reconocemos a partir del género más allá del sexo biológico; mientras que la identidad sexual si tiene relación con el sexo biológico. Es decir, esta identidad sexual deriva del sexo que se nos asigna al nacer principalmente por nuestro genitales”.
Y voy un poco más para que nos hable de este movimiento por la diversidad sexual… y concretamente en Venezuela,
“está muy relacionado con la lucha y el movimiento feminista tras incluir entre sus tantas banderas la liberación sexual y la deconstrucción de la sexualidad y del género como formas de control y opresión social. Determinar dónde y cuándo surge dicho movimiento es algo que no pudiese responder de forma concreta, ya que esto ha sido un proceso único según cada territorio y contexto.
En Venezuela, los registros que se tienen se remontan a los años ochenta con la organización de varios grupos de hombres gays de los cuales nace la publicación Entendidos como una respuesta a los constantes atropellos y persecuciones que sufría la población homosexual y trans en el país de la mano de la prensa, los cuerpos policiales y los representantes políticos de la época.
Se dice que con esta publicación se da ese primer paso para el activismo sexo-diverso del país. Todo este registro actualizado se conoce gracias a la obra publicada en el año 2022 Sospechosos Habituales de Rodolfo Montes de Oca. Pero más allá de eso, son pocos los registros oficiales que existen para poder determinar un cuándo y dónde nace dicho movimiento ya que la diversidad sexual ha existido siempre”.
De esta manera, el movimiento por la diversidad sexual, surge,
“como una forma de visibilizar la existencia de otras maneras de ver y vivir la sexualidad, de reconocer que existen otras orientaciones sexuales y otras identidades de género que no se enmarcan precisamente en lo normativo y tradicional representado por la heterosexualidad, el cisgenerismo y la monogamia. Considero que el surgimiento de este movimiento es precisamente como una contra-fuerza a esa mirada hegemónica y patriarcal de una sexualidad arbitrariamente impuesta”.
En consecuencia, le pregunto por lo que ha logrado dicho movimiento, inmediatamente me responde que:
“en América ha logrado avances significativos en los últimos años. Algunos de los logros incluyen la lucha por la igualdad de derechos para la comunidad LGBTTTQIA+, visibilidad y representación en los diferentes medios de comunicación, así como la concienciación sobre los problemas que enfrentan las personas LGBTTTQIA+. Además, se han logrado avances en la legislación que protege los derechos de estas personas en áreas como el matrimonio igualitario, la adopción, y la no discriminación en el lugar de trabajo. Aun así, estos avances no son para todos los países del continente americano”.
Y concretamente en Venezuela,
“ninguno de los avances legislativos que se han logrado en otros países han sido reconocidos. Ni el matrimonio igualitario, ni la Ley de identidad para personas trans y no binarias o la adopción para familias homoparentales. A pesar de esto, ha habido algunos avances en términos de visibilidad y concienciación sobre los derechos de las personas LGBTTTQIA+. Algunas organizaciones y activistas en Venezuela han trabajado para promover la igualdad, sensibilizar con respecto a la situación de las personas LGBTTTQIA+, abrir espacios de diálogo y enseñanza, trabajar en pro de la no discriminación y establecer alianzas para la creación de espacios seguros".
Las marchas del orgullo suelen realizarse en el mes de junio y en esta oportunidad, según el portal de Internet del Observatorio Venezolano de Violencia LGBTIQ+, se hizo el pasado 7 de julio en Caracas, en su recorrido habitual: de parque Miranda a plaza Venezuela, desde las nueve de la mañana. Respecto a estas marchas, nos dice Claudia, que en su adolescencia asistió dos veces,
“simplemente por diversión, sin grandes expectativas más allá de pasar un buen rato con mis amigos/as. Con el tiempo, al aprender más sobre el movimiento queer y su historia, dejé de asistir al darme cuenta de que en Venezuela no había ningún motivo para celebrar, ya que la marcha parecía haber perdido su verdadero propósito de luchar por la igualdad de derechos, entre otras tantas necesidades. Sin embargo, este año creo que esa narrativa de celebración ha cambiado; ya que he visto cómo diversas organizaciones y activistas del movimiento LGBTTTQIA+ están invitando a hacer de la marcha un espacio de lucha en lugar de celebración.
Sigo profundizando y le pido a Claudia de dónde viene lo de “mes del orgullo”, y me aclara que eso fue:
“debido a los disturbios ocurridos el 27 y 28 de junio de 1969 en Stonewall, New York. Estos disturbios se dieron como defensa por parte de las personas LGBT+ hacia el hostigamiento y constantes agresiones que sufrían por parte de la policía. Se dice que estos disturbios fueron el inicio de un nuevo movimiento, de una nueva forma de enfrentar todo lo que por años había tenido que vivir este grupo de personas. Por la valentía que tuvieron estas personas al enfrentar finalmente a la policía y no permitir las agresiones y atropellos fue que se tomó junio como un mes conmemorativo del orgullo LGBTQI+”.
E insiste en que,
“Desde lo personal, esto que llamamos orgullo LGBTQ+ es una respuesta a quienes por décadas han intentado hacer de esta diversidad algo de lo que avergonzarse y a lo que repudiar. Creo que es una postura de lucha al no permitir que otros definan mi propia existencia como algo aceptable o no. El orgullo para mí es aceptarme, quererme y reconocerme a pesar de los prejuicios y estigmas que la sociedad tiene; así como de enviar el mensaje de que a pesar de que nos intenten callar o invisibilizar, vamos a seguir existiendo, vamos a seguir amándonos y vamos a seguir luchando”.
De igual manera,
“son varias las organizaciones que han abierto espacios para sensibilizar sobre este tema, desde la creación de diplomados hasta la realización de cine-foros y charlas para hablar sobre diversidad. Creo que hacer alianzas con diferentes medios de comunicación sería una forma de llevar esta sensibilización un paso más allá, dando la oportunidad de conocer estas realidades y de hablar sobre la diversidad sexual en general”.
Y así vuelvo sobre la trascendencia de las marchas del orgullo en Venezuela, ante lo cual expresa Claudia:
“no creo que las marchas del orgullo en Venezuela sean un espacio de sensibilización ni mucho menos efectivas, porque como mencionaba anteriormente, han sido un espacio de diversión y celebración que se lleva a cabo un solo día y luego todo queda igual, seguimos sin ningún tipo de avance. Y no quiero decir que no debamos tener espacios para celebrar, pero sí creo que hay que comenzar a hacer cambios si queremos tener verdaderos avances en el país como por ejemplo la Ley de identidad, el matrimonio igualitario, las uniones civiles, la no discriminación y la igualdad de derechos. La marcha del orgullo tiene espacio para todo, y aunque desde mi posición no las vea como algo efectivo para garantizar avances, no quiere decir que no sean significativas e importantes para esas personas que creen que están solas en el mundo o que les han hecho creer que eso que son o sienten está mal. Esta movilización es, entre otras cosas, una manera de visibilizar esa diversidad para quienes aún no la conocen”.
Y con este importante testimonio invitamos a toda la ciudadanía a reconocerse desde la diversidad, y a ver, más allá de la curiosidad que pueda despertar, cómo la humanidad sigue reivindicando su derecho a ser diferente, por ejemplo, en esta ciudad nuestra que es sólo un ejemplo de lo mucho que falta por aprender.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍA CLARA TELO •@clara_emiliatj