27/10/2023. En once años, la revista Épale CCS se ha dedicado a retratar Caracas desde sus múltiples aristas que se unen y se entrelazan haciendo de los opuestos afines. Esta ciudad tiene la maestría de suavizar las diferencias para que todos convivamos en paz en medio de nuestras particularidades y sin que nadie deba renunciar a su individualidad. Así, tirios y troyanos almuerzan juntos, se ayudan en las diligencias, comparten penurias, se ríen y trabajan. Lo ridículo es objeto de burla para todos, al punto de que nadie se salva del chalequeo, y la solidaridad es un principio tácito que todos practicamos sin chistar. A fin de ilustrar el crisol de realidades que cohabitan en nuestra ciudad capital, se han creado algunos microcuentos (ficticios o no, eso no importa) que dan cuenta de lo insólito y lo milagroso contenido dentro de lo cotidiano. Caracas es esto, aquello y lo otro, todo junto. Caracas se parece a la vida. Caracas es crónica y risa, y Épale CCs es Caracas.
Cuestión de seguridad
Hay países donde la privacidad es un asunto de interés federal. Abrir las cartas, descifrar datos íntimos puede costar la cárcel o más a quienes osen quebrantar las barreras de la individualidad y la decencia. Voy reflexionando sobre este profundo tema mientras me meto a desayunar una papa rellena donde los gochos de la Baralt. El señor calvo, muy sonriente, me pide la clave de mi tarjeta de débito, y yo se la suministro sin chistar. Nadie me estafó, nadie se metió con mis secretos. Me zampo mi papa con salsa picante y marroncito claro y todos felices.
El lambucio cultural
Gracias a Stefano Carcone Vásquez por su aporte
En un reconocido espacio chic de Caracas, un sesudo intelectual presenta su más reciente obra. En el acto, este vehemente estudioso con numerosos títulos de las más diversas academias nos ofrece una profunda y angustiada disertación sobre el gran complot del capitalismo contra la paz y el buen vivir de la gente buena, común y corriente. Por más de dos horas el señor se pasea por el pasado, presente y futuro del apocalipsis que nos espera. Entusiastas oyentes contribuyen con sus participaciones, cuestionando la vacuna contra el covid, la carne de res, la Coca Cola y el TikTok. Finalmente, termina la clase magistral con un brindis. Solo nos dieron de refrigerio galletas de soda.
El Red Set
En otro evento culturoso capitalino, la crema y nata de la Revolución bonita se agolpa para ver y dejarse ver como militantes comprometidos con la belleza. Se saludan, se dan besitos al aire y comparten con beneplácito los poemas de una creadora extranjera. Una joven tímida se le acerca a una funcionaria para saber cómo publicar sus poemas. La funcionaria solo le sonríe y se da media vuelta.
De Punk a Fit
El punk en Caracas desató en los años ochenta una oleada de violencia bañada de música desenfrenada que se bailaba en círculos concéntricos de greñudos con cresta y chaqueta de cuero para invocar la irreverencia ante el sistema. Estos ritmos han calado con tanto frenesí en nuestra gente, que en un humilde gimnasio de la avenida Urdaneta las doñas bailan Caramelos de Cianuro emulando un pogo de Chacaíto para quemar los rollitos.
Cumpleaños feliz
Mi madre y yo celebramos solitas su cumpleaños. Nos fuimos en buseta hasta El Valle a buscar la torta que le encargué, y nos disponíamos a regresar a casa con nuestro pastel de celebración, cuando de pronto se montaron a la unidad dos muchachos, como de veinte años, con un cuatro a cantar para pedir dinero. Mi madre le dio un billetico, y le dije al joven “mi mamá cumple años”, y le di otro billete. De pronto, toda la gente en el autobús cayó en cuenta de nuestra ocasión especial y nos cantaron una serenata de feliz cumpleaños sacándole lágrimas de emoción a mi madre. De ser una humilde celebración para dos, la ciudad se convirtió en nuestra familia por un par de minutos. Cosas que sólo pasan en esta ciudad.
El poeta
Saliendo de la redacción, un señor mayor me aborda para que le compre café. Me dio sentimiento, y decidí ayudarlo. El señor se emocionó mucho y me dijo “tú te ves buena gente. ¿Trabajas en Ciudad CCS? Ese periódico me encanta. Ese periódico no puede dejar de salir. A Chávez lo mataron los gringos, sí señor. Pero esos sinvergüenzas no lo van a lograr. Por eso debemos estar unidos en la batalla para proteger nuestra Revolución”. Cuando le pregunto por su nombre, me dice que se llama nada menos que Gustavo Pereira. Sin saberlo, él también era poeta.
Freestyle del Señor
En la plaza Bolívar, todas las tardes se prepara para dar su discurso. Viste de corbata, lleva su micrófono y su biblia. Al llegar a su rincón favorito, deja de lado la timidez para lanzarse una sentida descarga espiritual con la esperanza de inspirar las almas perdidas que deambulan por la calle. Él declama fervoroso, con pasión y entrega. Mueve los brazos, gesticula y da pasos inspirados. Su público lo aclama con sentidas alabanzas, y el momento pasa a transformarse en un gran slam de rap espirituoso. Unos raperos lo contemplan en silencio, tomando nota de sus líricas para añadir más sentimiento a sus composiciones. El Señor trabaja de formas misteriosas.
El mendigo profesor
Estábamos montando una exposición fotográfica un grupo de amigos, y nos lanzamos a las calles a capturar imágenes para nuestra muestra. La dinámica de las fotos era la siguiente: debíamos preguntarles a las personas cuál era su deseo antes de morir, y ahí tomarles la foto. La idea era capturar el gesto sincero del deseo más profundo de estas personas, y las fotos eran polaroid instantáneas. Esta muestra iba a ser un tributo a las cámaras Polaroid, que ya estaban en peligro de extinción. De ahí, la idea de hablar de la muerte. Nos topamos con un señor de la calle con aspecto sereno, casi místico. Aceptó tomarse la foto, y cuando le planteamos la pregunta respondió: “Conocer a Dios”. Quedamos estupefactos ante su respuesta, y ahí empezó a hablarnos de su filosofía de vida. “Es más fácil tener que no tener. Yo todo los días me despojo de mis pertenencias para poder ser libre. Elegí este camino como una manera de fortalecer mi espiritualidad”. Supimos que era profesor de física, química y matemática, y que les daba clases gratis a los muchachos por esos lados.
El vagón
Si los vagones hablaran, contarían tantas cosas sobre la naturaleza caraqueña, que no alcanzaría espacio que se dé abasto con tantos cuentos. En la época de las guarimbas, unos escuálidos se montaron a arengar a la gente a que se molestara y se agitara: “Nos quitan la luz, el agua, la comida, estamos hartos, ya está bueno ya”. La comitiva opositora vestía muy bien: camisas KE, chemises, pantaloncito de caqui…no se parecían a quienes abordábamos el vagón. Una señora, de repente interrumpió el lastimero discurso guarimbero y les ripostó durísimo: “¿Cuánto les están pagando? Porque eso que ustedes están haciendo es propaganda nazi. ¿Quieren que seamos su carne de cañón? Por eso es que más nunca volverán. ¡Chávez vive, la patria sigue! La gente los observaba en silencio, y de pronto los escuálidos se asustaron y se salieron en la siguiente estación. Todos le aplaudimos a la señora por su valentía. Tiempo después, el video de este episodio fue transmitido por el programa La Hojilla: las cámaras de seguridad del tren inmortalizaron el momento.
Mambo de papel
Para un acto escolar en un colegio de Santa Mónica, mandaron a hacer trajes de mambo. Los niños del 5o grado de aquel colegio iban a bailar el Mambo Num 5 de Dámaso Pérez Prado. La madre de aquella niña dispuso todo un fin de semana para confeccionarle un traje de papel maché: salía más barato que contratar a una costurera, y eran una familia humilde. La niña llegó orgullosa con su vestido, cuando advirtió que todas las demás tenían vestidos de tela. Las niñas eran sifrinas, y empezaron a burlarse. Avergonzada, la muchachita entró a bailar en escena pero mientras daba los pasos, los bombaches y la cola se iban rompiendo lentamente. Al ver que su vestido se hacía pedazos, optó por arrancarse todas las piezas de papel, quedando en malla de gimnasta. De inmediato se convirtió en la más aplaudida de la pieza musical por todo el colegio. Los niños que en un principio se reían de ella, terminaron felicitándola.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA • @realmonto