24/07/24. La instauración colonial que no siempre interpelamos, nos ha hecho creer que lo negro es lo negativo, lo malo, cosas del diablo mismo. Solemos pensar además, que las negras y negros, sirven es para hacer algún deporte, correr, saltar, jugar baloncesto, fútbol… una sola mirada a la pantalla y los veremos jugando con una enorme agilidad, conquistando victorias que luego serán el símbolo de todo un país, incluso quizás, de la humanidad entera.
Pero poco se sabe del enorme potencial intelectual del mundo, remarquemos aquí, afro. En una anterior reflexión hablábamos de la Madre África y el inherente y necesario mito de la afrodescendencia, necesario y fundador para signar la humanidad plural que somos aun cuando, anclados al orden hegemónico, lo diverso sea explotado para maximizar el capital, por ejemplo, bajo prácticas etnofágicas, es decir, asimiladoras y procesadoras de lo exótico en pos de su comercialización.
Poco sabemos en nuestros liceos y universidades por ejemplo, del potencial de los pueblos caribeños y afrocaribeños como hacedores de poéticas que reivindican el sentir tan espiritual como propiamente histórico-político, de una diversidad que clama por seguir en el tiempo.
Poco se sabe que los pueblos y en especial los africanos y afrodescendientes en Nuestra América, han nutrido los sentidos de su existencia consolidando el arraigo a sus diversas adscripciones morales que sólo la expresión oral puede darle la belleza que los caracteriza.
Es cierto, quizás el paso de esta forma particular de pronunciar y decir el mundo, sus mundos, a la denominada cultura escrita hace que se pierda parte de esa belleza, pero no puede evadirlo: las diversas lógicas globales les exigen que expresen no solamente en términos orales sino también visuales y concretamente, escritas, el legado que nos van dejando.
Y ahí, desde la multipolaridad, digamos mejor, diplomacia de los pueblos que tanto pregonó el presidente Chávez, como gran eco de esas voces ancestrales, nuevamente, la Feria Internacional de Libro de Caracas, reconociendo las exigencias del movimiento afrovenezolano y las diversas instituciones que se han podido crear desde allí, se convierte en un escenario para la promoción, el diálogo, y el afianzamiento de la senda de la interpelación del orden social dominante, es decir, en los procesos de descolonización, precisemos un poco: del ser, del cuerpo, del poder, del saber, de la naturaleza…
Es por ello que, como una continuidad de la edición de la pasada FILVEN del año 2022, donde se enaltecía el lugar de todo el continente africano, en esta oportunidad tuvimos como país invitado-homenajeado a Sudáfrica, donde el Consejo Nacional para el Desarrollo de las Comunidades Afrodescendientes de Venezuela y el Cumbe Nacional Afrovenezolano, presentaron varias novedades literarias donde es notaria la participación femenina de mujeres afrodescendientes venezolanas, entre ellas: Frantz Fanon, Patrice Lumumba y Thomas Sankara, Editorial El perro y la rana/Editorial Wanafrica, Caracas, 2024, a cargo de Beatriz Aiffil, Casimira Monasterios y Merlyn Pirela; Cumbres, cumbe, Cumbo, de Flor Alba Cabrera. Editorial El perro y la rana. Caracas, 2024, a cargo de Beatriz Cabrera, Frank Salcedo y Beatriz Aiffil; La partería afro. saberes colectivos compartidos entretejidos de las mujeres afrovenezolanas, compilado por Diónys Rivas e Ismenia Mercerón. Editorial El perro y la rana. Caracas, 2024.
Y entre las actividades, destacó el conversatorio en torno a la Primera antología de poesía afrovenezolana, compilada por Laura Cárdenas y María Mercedes Cobo, que reunió a importantes voces como la de Ana Gloria Palma, Beatriz Aiffil, Carmen Verde Arocha, Gladys Quiroga, Ismenia Mercerón, Ligia Álvarez, entre otras.
En consecuencia, no podemos sino agradecerles, y seguir aprendiendo de ellas, del pueblo sudafricano y de toda el África que somos, en tanto herederos de una historia no tan lejana. Muchas Gracias.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍA DENNYS GONZÁLEZ • @dennysjosegonzalez