12/09/24. A la Comedia del Arte se le pueden rastrear hasta sus raíces en la Roma antigua, tal vez más allá, con Adán, arbitrariamente asumido como el primer hombre, junto a todo aquel
cuento de la costilla, la manzana, la serpiente insidiosa y el viejo desconfiado que termina castigándolos.
...no sabemos si las nuevas versiones de las viejas máscaras responden, como siempre, a la moda o hay una imposición más sutil, más enfocada al adocenamiento estructural.
Volviendo a la Comedia del Arte, el público podía identificar a los personajes según los antifaces que llevaran. El vestuario también era característico. Se asumía como parte de la máscara al igual que los deseos, las ambiciones, las intenciones, los miedos, las astucias,
las ingenuidades. Por tal razón, a esos personajes igualmente se le conocen como “máscaras”.
Estos personajes siempre han estado dentro y fuera de escenario. En casi cualquier obra, en casi cualquier casa. Hay un abanico de manifestaciones de cada una de estas máscaras, muchos “Doctores”, “Arlequines”, “Colombinas”, “Viejos”, “Pulchinelas”, etcétera. Si escudriñamos un poco en este abanico, no hay diferencias de fondo, ni en el antifaz ni en el pensamiento. Todos encajamos.
En este momento no sabemos si las nuevas versiones de las viejas máscaras responden, como siempre, a la moda o hay una imposición más sutil, más enfocada al adocenamiento estructural. Pareciera que un par de diablos, uno de barba y bata blanca, el otro con cachos y rabo, jugaran a hacer lo que les da la gana con los seres humanos. En algún momento vimos a señores con trajes, corbatas y sombreros de lana bajo los inclementes asi cuarenta grados de Maracaibo, hoy vemos que la coquetería pasa por andar con pantalones destrozados dejando ver pedazos de muslos y pantorrillas. Hasta hace poco
escuchábamos a gente abominar del alimento animal y ahora fríen su comida con grasa de cerdo, saborizado, con etiquetas de saludable. Estos demonios hacen lo que quieran con nosotros.
Si no son dos diablos podría inferirse que es un asunto más complejo. Un proceso de inducción que se lleva a cabo por distintos medios, que poco a poco van cerrando el discurso visual, el uso del lenguaje, la conceptualización de todo, del amor, de lo que es
libertad, igualdad y fraternidad, incluso de lo que es una revolución. Lo cierto es que, desde la comedia bíblica sobre el ingenuo de Adán, siempre ha habido un discurso que dice que el poder económico decide qué y cómo hay que hacer las cosas, que el pela bolas debe estar feliz teniendo la bosta y creerse que tiene a la vaca.
POR RODOLFO PORRAS • porras.rodolfo@gmail.com
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • (0424)-2826098