27/09/24. Cruzo la calle, el día, el día también, aunque a veces piense que somos más bien cruzados por el tiempo, somos nosotros los que atravesamos el tiempo que entonces no es eso que parece abstracto, sino historia, la historia misma que hacemos. Ahora, por ejemplo, cuando veo unas tal vez maestras frente a la escuela, conversan y una le señala a otra la parte del pantalón donde se abotona, un poco más abajo, el cierre, y esta se lleva las manos, coño, lo tengo abierto y la otra, la que le advierte, añade, tiene hambre… ríen, sigo caminando, me siento perseguido por sus miradas…
...una sexualidad sana y responsable no puede andar con tapujos ni con silencios, no si de encontrarnos se trata como seres dignos de nosotros mismos.
Esto sucedió hoy, a pocas horas de sentarme a redactar esta nueva entrada. La anécdota quizás sirva para lo que viene o tal vez no, pero la comparto, porque una revista como esta da cuenta de lo que, siendo trivial, intenta, eso creo, dar cuenta de aquello que respiramos como normal pero a la hora de compartirlo, en letras por ejemplo, se torna un poco más serio, algo de qué reflexionar.
El casi año, diez meses y veintidós días para ser más precisos, que tengo en Épale CCS, ha sido un gran aprendizaje. Pero sin duda, debo admitirlo, por nuestra herencia común, patriarcal, machista… la de mayor desafío ha sido esta sección, sobre todo porque aunque constantemente escuchamos comentarios como el mencionado arriba, cuando es de hablar de sexo seriamente, no sólo “se te subieron los colores al rostro y te fuiste…” como dice la canción sino que en el peor de los casos, existe una tremenda confusión que lo que hace es empeorar el asunto.
Le debo a nuestra querida Maru el encarar esta sección así, viéndonos hacia dentro, como debe ser, no por un aniversario más, sino por el desafío que supone advertir-nos como lo que, en efecto, somos, eternos aprendices. ¿Qué sería de Épale CCS sin Soberanías Sexuales? Maru lanza la inquietud y le agradezco. Yo la reboto hace unas horas al resto del equipo y sólo ella responde: “Sería una revista más”.
El tiempo apremia, debo centrarme, atajar el sentido de la pregunta, el de esta sección en particular… y es así, sería un poco de lo mismo, no sería horizonte, no sería interpelar lo que solemos advertir como “normal” que en el fondo, nos niega.
Y es que una sexualidad sana y responsable no puede andar con tapujos ni con silencios, no si de encontrarnos se trata como seres dignos de nosotros mismos. Porque en eso consiste la soberanía sexual: somos nuestro cuerpo, el que puede que a veces no nos guste; somos nuestros hábitos, los que a veces necesitamos quebrantar porque sentimos que algo no nos cuadra, porque esto es la vida: un desafío constante por aprender, por aprehender-nos, por captar, en este caso, el goce que nos hace y sobre todo, el respeto hacia el goce de la otra persona que tenemos como compañera o compañero sexual, según sea el caso.
Tal vez todo esto no sea la respuesta a la pregunta, lo que sí sé es que cada cuerpo es un territorio que, todavía hoy, en pleno siglo XXI, pocas y pocos están dispuestas y dispuestos a explorar, insistamos, responsablemente, lo cual, volvamos a decirlo, es cuestión de cada quien... Y de todo esto, en parte, trata esta sección, al menos como yo la he entendido. Muchas gracias.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ @pasajero_2
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta