30/10/24. Todos ellos salieron por allá en el 2016 a recorrer algunos países del sur, no para buscar una mejor vida, sino más bien para compartir e intercambiar sus conocimientos con otras culturas y formas de hacer arte; y fue culpa de Miguel Vicente Patacaliente, un programa de Fundarte que buscaba promover las artes como opción de entretenimiento y disfrute en las comunidades y espacios públicos, donde se formaron Valerio y Ruth, una pareja de payasos que hace poco volvieron a su tierra con sus tres retoños para continuar llevando sonrisas a las comunidades.
"No éramos cinco, éramos seis pero uno de los integrantes de esta agrupación le tocó partir físicamente con tan sólo quince años, su nariz sigue prendida, sigue encendiendo nuestro camino", esto les motivó a realizar La Ruta Confucio por Venezuela, porque él se hacía llamar así, el payaso Confucio.
“Comenzamos hacer un trabajo artístico de investigación sobre el payaso, el payaso es netamente una actividad lúdica, todo entrenamiento tiene que ver con el juego y ese fue el entorno de ellos, desde la barriga estábamos divirtiéndonos, riéndonos y en los ensayos ellos participaban activamente aunque en la escena no lo hacían…”, comentó el papa payaso.
...el payaso es netamente una actividad lúdica, todo entrenamiento tiene que ver con el juego y ese fue el entorno de ellos desde la barriga...
Hoy son la Fundación Nosotros Mismos y llevan un proyecto Artístico Educativo Itinerante llamado "La vida es un Circo", Aquí les contaré qué fue lo que ocurrió en la tercera función de esta familia payasa a la que asistí: Era una mañana en el preescolar Teotiste Arocha de El Valle, con unos ochenta niños y niñas muy pequeños, con muchas curiosidades e inquietudes; yo fui y me senté en medio de ellas y ellos pa’ presenciar qué es lo que pasa en este público mientras ocurre la magia del circo.
UN PÚBLICO SIN FILTROS
Cuando llegué ya estaban varias criaturas en sus asientos, a mi derecha tenía un pequeño jardín con un morrocoy de mascota y al otro lado estaba Isaac, un niño de cinco años que quedó muy sorprendido cuando supo que era periodista “es que yo conozco los periódicos pero los de los perros y los gatos, nunca había visto a alguien que trabajara en eso”, me causó mucha gracia su impresión porque definitivamente pa’ eso es que quedaron los periódicos, pa’ la mierda de las mascotas, incluso más de uno se hizo la plata vendiendo periódicos y revistas que conseguían gratuitamente, en fin.
Aún no comienza la función y empiezan a aburrirse y es que la demanda de atención y entretenimiento de los más pequeños es bastante alta. Mientras unos preguntaban “maestia ¿cuándo va a salir el payaso?”, otros lloraban rogando que no saliera nunca, pues la televisión ha satanizado a quienes asumen esta expresión del arte y la sociedad refuerza ese miedo para lograr que se comporten como “deberían”.
Debo confesar que de las tres veces que he visto esta función, esta es la que más he disfrutado, los niños y niñas mientras más pequeños, tienen menos filtros, están menos entrenados para obedecer a un orden social pero está claro que van pa’ esa. De comedera de mocos, euforias expresada en gritos y brincos, llantos y carcajadas estuvo acompañado este espectáculo de circo tamaño familiar.
Cuando por fin salieron de la casa rodante no eran uno ni dos, sino cinco payasos en escena: Valeriano (papá), Ruth (mamá), Douglas (hijo mayor), Valeria (hija del medio) y Amarú (hijo menor). La emoción de los niños era extrema, se levantaban de sus sillas una y otra vez para ver mejor pero le quitaban visión a quienes estábamos detrás. Las maestras mandaban a sentarse unas quinientas veces, más o menos.
Al ritmo de la música hicieron cada movimiento y esa fluidez contó con varias técnicas que esta familia viene practicando e investigando: malabares, acrobacia, equilibrio, origami y una interacción constante con quienes estuvimos del otro lado, todo esto trasversalizado por la payasería y mensajes que refuerzan valores de confianza, unión y convivencia.
Uno de los temas trasversales que recibo de la función es la idea de disfrutar la presencia de la magia; es tan satisfactorio sentir las emociones que generan los payasos en los más pequeños que mis ojos se aguaraparon una que otra vez. Uno de los que lloraba rogando que no salieran los payasos de la casa rodante, luego de la función, se dedicó hacerles un dibujo diciendo, "eres el mejor payaso que he visto", y es que se trata de eso, de permitirse sorprenderse, ponerse nervioso y gritar de miedo y alegría al finalizar un número riesgoso.
CURIOSIDADES
Desde la primera vez que les vi no dejaba de imaginar cómo será la dinámica de una familia que se dedica al arte circense. Por fin pude hacer la pregunta, a la cual Valerio me respondió: "Tratamos de no hacer un ensayo ni ser tan exigentes en las técnicas, sí nos divertimos muchísimo, la pasamos bien y tratamos de hacer de esto un ritual que nos mantenga unidos".
Otra de las cosas que me retumbaba en la cabeza es el tema de la educación de los chamos, ¿cómo es que logran formarse en esta dinámica artística?, y aquí vino Douglas con una lección magistral: "Consigo la casa rodante como una herramienta para la educación que permite esta unión de culturas y permite que el desarrollo de nosotros sea más nutrido y que no sea sólo de un lugar sino de varios lugares, y así el pensamiento se va nutriendo de tantas cosas que son importantes como la geografía, historia, cultura, gastronomía y todo eso nutre al proyecto en base a la casa rodante, ojo, no vamos en contra de los procesos educativos convencionales sino más bien, vamos a la par y a favor".
Ya han recorrido seis países latinoamericanos, concibiendo al continente como una sola nación: Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia. Ahora están de vuelta por Venezuela y pretenden recorrer los 24 estados. Hasta ahora, La Ruta Confucio ha pisado seis de ellos con 148 funciones: Zulia, Táchira, Mérida, Lara, Carabobo y ahora Distrito Capital. Faltan 18 y no paran.
Y... ¿en serio viven en la casa rodante? Pues sí, resulta que la casa rodante tiene una historia, Ruth nos cuenta que "era de otra familia de tres hijos, él paraguayo y ella suiza, la iban a despedazar para venderla por partes. Nos conocimos en Colombia, nos hicieron un precio y se transformó en nuestro sueño. Queremos hacer nuestro recorrido en Venezuela para luego reencontrarnos con esa familia que se llama Café con Leche".
Todas las semanas van cuadrando la programación de funciones, quieren llegan a las escuelas, liceos y comundades en general; es un hecho que están dispuestos a darlo todo en cada espectáculo. Aquí les dejo un link para que conozcas más del proyecto y de quienes lo ejecutan https://fcnosotrosmismos.wixsite.com/lavidaesuncirco también les dejo la cuenta de Instagram para que puedas contactarlos en función de promover el arte y la cultura en los espacios colectivos donde haces vida.
Definitivamente... "La vida es un circo".
TEXTO NIEDLINGER BRICEÑO PERDOMO • @linger352
FOTOGRAFÍAS NATHAEL RAMÍREZ • @naragu.foto