28/11/24. El edadismo es un término que fue acuñado por Robert Butler, un destacado psiquiatra y gerontólogo estadounidense. Butler, quien también fue el primer director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de los Estados Unidos, introdujo este concepto en la década de los sesenta para referirse a los estereotipos y prejuicios relacionados con la edad.
...si bien es cierto que hemos avanzado en la aceptación de nuestros cuerpos y en la erradicación de los estándares de belleza impuestos, la realidad es que la sociedad aún ejerce una presión enorme sobre las mujeres para que mantengan una apariencia juvenil... todo lo que signifique “antienvejecimiento” sigue permeando.
Apenas en el año 2022 la RAE incluyó el término en su diccionario.
Luego del racismo y el sexismo, el edadismo es la tercera forma de discriminación más arraigada en las sociedades occidentales y en la industria del entretenimiento es donde más se evidencia que envejecer está bien para los hombres porque las canas y las arrugas los hace ver sexis e interesantes, pero si una mujer decide dejarse las canas y muestra sin complejos su proceso de envejecimiento natural, es calificada de vieja, descuidada y poco atractiva. Lo que llama la atención de esto es que las críticas a veces más duras provienen de las audiencias más que de la propia industria en sí.
Y para confrontar esta regulación impuesta sobre lo estético, la película La Sustancia, de la directora Coralie Fargeat critica abiertamente la industria del cine, que a menudo desecha a las actrices cuando cumplen cierta edad. Además, plantea interrogantes sobre nuestra percepción de la belleza y la vejez, y sobre los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
Desde su estreno en septiembre de 2024 ha generado un intenso debate. Con una trama que gira en torno a un elixir milagroso capaz de rejuvenecer a quien lo consume, la cinta se sumerge en las profundidades de la obsesión por la juventud eterna y los peligros de la vanidad.
Demi Moore interpreta a una estrella de Hollywood que, enfrentada al inexorable paso del tiempo y al rechazo de la industria, se ve tentada por este elixir. La película nos muestra las consecuencias de esta búsqueda desesperada por mantener la juventud, explorando temas como el edadismo, la belleza y la identidad.
Un reflejo de nuestra sociedad
La Sustancia no es sólo una cinta de ciencia ficción, sino un espejo que refleja a una sociedad cada vez más obsesionada con la apariencia física y la juventud eterna. La promesa de una versión mejorada de nosotras mismas, aunque sea a un alto costo, es una tentación difícil de resistir.
Una película que divide opiniones y genera reflexiones
La Sustancia ha recibido críticas dispares. Mientras algunos la consideran una obra maestra que aborda temas relevantes y actuales, otros la han tachado de excesivamente gore y superficial. Sin embargo, lo que nadie puede negar es que la película provoca diversas miradas y análisis sobre la manera en que nos relacionamos con el paso del tiempo y con los cambios físicos.
En síntesis, si bien es cierto que hemos avanzado en la aceptación de nuestros cuerpos y en la erradicación de los estándares de belleza impuestos, la realidad es que la sociedad aún ejerce una presión enorme sobre las mujeres para que mantengan una apariencia juvenil. Pues todo lo que signifique “antienvejecimiento” sigue permeando.
A pesar de los esfuerzos individuales y colectivos por amar las arrugas y las canas, muchas de nosotras de manera intrínseca, nos sentimos atraídas por la idea de envejecer con gracia y dignidad, pero al mismo tiempo tememos ser invisibilizadas, juzgadas y rechazadas por una sociedad que prioriza la juventud. La internalización de estos mensajes negativos sobre el envejecimiento femenino nos lleva a cuestionar nuestra propia valía a medida que pasan los años. Es una batalla compleja que nos lleva a cuestionar las normas sociales y a construir una nueva narrativa sobre la belleza y la feminidad.
POR KEYLA RAMÍREZ • @envejecer_siendo
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha