05/12/24. El músico nacido en Austria el 11 de agosto de 1939, se sintió atraído por el jazz estando aún muy joven, cuando los estadounidenses llegaran con su swing a su tierra natal. A los diecisiete años llega a nuestro país, donde vivió más de medio siglo y se destacó como pianista, compositor y profesor.
La música de Weil no se limitaba a un solo género; su versatilidad lo llevó a explorar desde el jazz hasta la salsa, dejando claro que su pasión por la música no conocía fronteras.
En Venezuela, Weil inició su formación musical. Siendo apenas un joven entusiasta comenzó su educación con músicos como Tito Fuentes, Eduardo Cabrera y Rubén Jacpo. Sin embargo, gran parte de su crecimiento profesional lo logró de forma autodidacta.
Produjo éxitos para agrupaciones como Desorden Público y, además, impartió clases a músicos como Ilan Chester, Huáscar Barradas, Pedro Eustache, Prisca Dávila, Luis Perdomo, Silvano Monasterios, Joseph Costi, entre otros.
La figura de Gerry Weil se erige como un faro de innovación y amistad en el mundo donde los ritmos del jazz, el rock y las tradiciones locales se entrelazan. Para dar luz sobre aspectos humanos del cantautor austruiaco venezolano, conversé con Pablo García, saxofonista integrante de la agrupación Cacri Jazz, quien desarrolló una valiosa amistad con el maestro.
Recordó con admiración el impacto que tuvo Weil en su vida y carrera, también en la de una variedad de artistas que se sumergen en las olas de este océano. Pablo aseguró que Gerry no sólo fue un maestro, fue un amigo y un referente ineludible para las nuevas generaciones de músicos.
“Gerry llegó desde afuera con una experiencia que nosotros no teníamos”, comenzó evocando la llegada de Weil a Venezuela y su influencia en un entorno musical que necesitaba nuevas perspectivas. Con una educación y un bagaje cultural que sorprendieron a muchos, Weil trajo consigo un aire moderno que resonó en quienes tenían el privilegio de conocerlo.
Pablo se considera parte de esa generación posterior a Weil, que aprendió de sus habilidades. Porque Gerry llegó con ese fin a nuestro país, contagiar con su inspiración a otros. Mi interlocutor recordó la creación de La Banda Municipal por parte de Gerry, que integraba música tradicional venezolana con ritmos contemporáneos, resaltando que esta fue una hazaña que dejó una huella imborrable en su formación.
“Me influyó bastante, me dio base, me convenció mucho más en lo que yo hacía”, confesó, revelando la admiración que sentía por su trabajo. La música de Weil no se limitaba a un solo género; su versatilidad lo llevó a explorar desde el jazz hasta la salsa, dejando claro que su pasión por la música no conocía fronteras.
La remembranza de los primeros años de Weil en el país evoca momentos de camaradería. “Era uno de los grupos más serios que he escuchado en Venezuela”, dijo García al referirse a la mencionada banda de rock que Gerry formó en sus inicios.
Aquella agrupación no sólo marcó el pulso de una época, sino que también sirvió como inspiración para muchos jóvenes músicos que buscaban su propio camino en un panorama musical en constante evolución.
A pesar de no haber tenido la oportunidad de tocar junto a él, García describe a Weil como un amigo. “Siempre me ayudó y entendió lo que yo hacía”, refirió con gratitud. En un mundo donde, en ocasiones, los artistas se sienten incomprendidos o desalentados por sus pares, la validación de Weil fue un bálsamo para García. “A pesar de que otros músicos no entendían realmente lo que yo hacía, él siempre valoró mi trabajo”.
El legado de Gerry Weil se manifiesta no sólo en la música que dejó atrás, sino también en las vidas que tocó. Su capacidad para conectarse con sus estudiantes y colegas, su toque innovador, su compromiso con la enseñanza, la solidaridad y la cooperación con los demás, son características que recuerdan con respeto.
“Siempre les habló muy bien de mí a sus alumnos”, señaló García, enfatizando la generosidad del maestro en compartir su conocimiento y alentar a quienes lo rodeaban.
La influencia de Gerry Weil perdura no sólo en Pablo, también en la música de su “segunda patria”, tal como él catalogó a Venezuela. Es por eso que nombrarle es hacer referencia a un ícono del jazz venezolano, cuyo talento no quedó en la individualidad, también en la capacidad de inspirar y apoyar a los demás.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta