06/12/24. A las once de la mañana, en punto, comenzó la rueda de prensa. A esa hora, el caminante se montó en la bicicleta, desde la esquina de Gradillas, como si fuera a hacer una crónica. Era un mediodía lluvioso; con caídas varias, con lo resbalosa que se pone la ciclo vía, por llamarla de alguna manera, sobre todo en la curva del puente que se está cayendo y otras cosas más, llegar sin bajarse de la bicicleta sería algo bueno, en estos tiempos de apuros y motorizados y choques con lesionados. Once y siete, hora de La Previsora.
...sólo quieren que la gente, luego de mañana, recuerden esa noche como “Qué noche”. Puro rock and roll.
“A Caracas la defendía Aníbal Nazoa”, dice el periodista que escribe las memorias de otro, semanalmente, con la claridad de no saberse leído; hace cuatro años que no sale en televisión y le saludan como si no hubiera ayer. El reloj de la Catedral de Caracas sigue detenido a diez para las seis. Amanecía u oscurecía, ponga usted la luz, caraqueño inexistente. “Si la tiene rota, arrugada, partida, arrugada vuelta nada”. Así. Sin la última coma. Ese pregón dice que “el comprobante también”. Hace años que no te dan un comprobante para sacarte la cédula. No son diez para las seis.
En una primera plana de un periódico que sí se imprime, se lee que se podrá sacar el pasaporte en dos días. Anuncios que van y vienen; por dos dólares “si es la buena, la dura. La otra plastificación, que es suave, cuesta un dólar” te quitan las arrugas. El tipo, lentamente, despega el plástico original, de la cédula rota y etcétera, y el caminante sale renovado. Pero antes, con la bicicleta, llegó a El Farolito de los uruguayos, en Colinas de Bello Monte.
La escalera
Filipo, el perro, tiene catorce años. Vivía con un italiano que falleció y quedó en la calle. La calle más larga de Colinas de Bello Monte es la Suapure; zona residencial, la proximidad a Las Mercedes, La Concha Acústica y la quinta aquella que alquilaba habitaciones y vivía el taxista que tiene otra historia, Bello Monte también tiene la Miguel Ángel, que tenía fama de. El papá de Benjamín, uno de los músicos que va a tocar mañana sábado 7 de diciembre en Caminarte, aparte de baterista de La Misma Gente, esa banda Sanantoñera, era taxista. Ahora anda en moto, tocando y cantando esas canciones de Ptt Lizardo, que está en esa montaña otra vez.
La rueda delantera de la bicicleta, mojada, rosa el primer escalón de madera. “En esa madera se paró Pepe Guerra”, dice uno de los uruguayos en una especie de “Cara a Cara”, en la que él estaba de pie y el ciclista sentado, comiéndose un choripán. “Pepe Guerra era como Alí Primera”. El uruguayo, experto en un arte marcial mixta de esas que son buenas saber, algún principio al menos, habla de los farolitos que no sabe de dónde salen. “¿Tú pusiste ese farolito ahí?”. La pregunta va de boca en boca por la decena de personas que trabajan en el local, luego de emplear a treinta; la pandemia, la alcaldía, la intolerancia, el tiempo detenido y la resistencia. “No, yo no fui”. Y otro farolito cuelga de un techo que tiene energía. Llanto de alegría de gente que quiere escuchar a una banda en vivo, sin reconcomios, con su familia. Músicos que son tratados con dignidad, porque este uruguayo, con el tono que ustedes saben, si pasaron por esto, responde al por qué se vino: “Me enamoré de una venezolana”. Listo. Es enamorarse de Venezuela.
“Pepe Guerra estaba cantando en el Club Uruguayo; todo el mundo comía. El tipo paró: ´Si no me van a oír, me voy´”. Y el uruguayo hizo el gesto de poner los cubiertos imaginarios en la mesa. Filipo, el perrazo, quedó en la calle. “Es un perro alfa”, sigue contando este uruguayo enamorado que todavía no ha ido a la montaña. “¿Ves esa marca roja que tiene en la cabeza? Son unos labios pintados. La señora lo besa todos los días; viene cuando quiere, le traen comida, otros perros lo siguen”. Filipo, echado y feliz, dio la vuelta correspondiente entre las cámaras y el panel. Los dos uruguayos, con nombres y apellidos que usted pronto sabrá, dijeron en coro, al final de la rueda de prensa que moderó de una manera extraordinaria Ennio di Marcantonio, que sólo quieren que la gente, luego de mañana, recuerden esa noche como “Qué noche”. Puro rock and roll.
Próxima entrega: El farolito por fuera.
POR GUSTAVO MÉRIDA • @gusmerida1