25/01/2023. A pesar de que la educación comienza por el hogar, para nadie es un secreto que cada uno de las y los formadores que pasan por nuestras vidas dejan una profunda impresión o cicatriz, que evoluciona con nosotros y perfila nuestros intereses. En mi historia personal la maestra Jazmin Uzcátegui en preescolar fue como una madre de colores y magia quien afianzó mi amor por el conocimiento, en la primaria cursada en la Experimental Venezuela, tuve a la amorosa Ana Méndez y a la estricta Consuelo Manfredi: ambas fomentaron mi pasión por los dibujos, la investigación y el amor por el método.
Cuando me cayó piojos la maestra Silvia reforzó mi autoestima y me defendió ante las burlas de los crueles compañeritos que se burlaban de mi cabello corto. En el bachillerato la cosa se volvió agridulce, fueron otras las metodologías para formar y ser estricto e inflexible: no me dejó ninguna impresión, ni buena ni mala. Solo las clases de historia de Migdalia Lezama. Sus escenificaciones y actuaciones de batallas, pensadores y cosmovisiones encendieron la chispa en la mente de quien en quinto año decide estudiar historia.
Mi reconocimiento con motivo del día de las y los buenos maestros por su calidez, vocación y amor formando al mundo.
Mi vida como la de casi todos está llena de inspiraciones que son ejemplo, ese nexo del profesor con sus alumnos pasa de generación en generación haciendo eco en la historia personal y mundial y es la clave donde el maestro puede ser quien te conozca más que nadie, motive tus pasiones, detecte y oriente en tus problemas y forme para ser quien quieras en la vida. Mi reconocimiento con motivo del día de las y los buenos maestros por su calidez, vocación y amor formando al mundo.
Para ellas y ellos en su día
Con motivo del día del maestro, una conocida maestra de luz y colores, quien un día fue estudiante, se le ocurrió una entrevista con las y los niños de varias edades y niveles del Centro Educativo Simón Bolívar en Caracas, a quienes se les preguntó: ¿Cómo debería ser una maestra? y ¿qué le regalarías a tu maestra? Aquí un resumen de tan lindas y ocurrentes respuestas.
– ¿Cómo debería ser una maestra?
– Amigable, amorosa.
– Paciente, cariñosa, alegre, creativa.
– Debe ser cariñosa, alegre, tiene que ayudar.
– Buena actitud, que no se moleste tanto si un niño hace algo malo.
– Linda, cariñosa, respetuosa, amable y atenta.
– Si tenemos dudas debe saber responder.
– Tener tono de voz adecuado.
– Debe enseñar a los niños matemáticas, aprender a leer y escribir.
– Pueden hacer fiestas, bailar y cantar con mucho amor.
– Ejemplar, buena y respetuosa con los demás.
– Buena con estudiantes y padres para que todos seamos felices.
– Comprensiva y empática, una persona con mucho amor y cariño, me gustaría que llegara al salón disfrazada de hada o unicornio.
– ¿Qué le regalarías a tu maestra?
–Cosas para que se sienta feliz, golosinas, chucherías.
– Un doritos, un chocolate y un refresco frío.
– Un pizarrón grande.
– Hojas reciclables para los dibujos de los niños.
– A mi maestra le gusta mucho la musica, si yo tuviera el poder de regalarle le daría una colección de discos para que ella pueda bailar cuando quiera.
– Una carta.
– Un regalo grande como una silla más comoda o un escritorio nuevo donde quepan más cosas.
– Marcadores y bolígrafos
– Le regalaría mucha paz, amor y cariño y también una flor.
– Le compraría una moto para que pueda ir a todas partes, al colegio y a su casa en un minuto.
– Le regalaría la paz mundial porque es muy bonita y todos estaríamos en armonía y no habrá más guerra ni más cosas malas, en el futuro seremos un planeta bueno y respetuoso.
– Un cuento interesante para que lo disfrute.
– Una flor o algo para la playa, una tabla de surf.
– Un mejor sueldo y que pueda enseñar de forma más libre.
Le compraría una moto para que pueda ir a todas partes, al colegio y a su casa en un minuto.
Conociendo a la maestra Francis “Panchi” Gil
– ¿Cómo llegó a la escuelita?
– Desde niña tuve muchos familiares que eran docentes y tuve la iniciativa ya que siempre me gustó jugar a ser maestra. Además de que tengo muy buenos recuerdos de mis docentes, porque los maestros podemos ser inolvidables de las dos maneras positivas y negativas. Las mías, casi todas, me dejaron experiencias positivas, desde allí me interesó ser educadora. Mi familia es musical, me parecía que era una herramienta estratégica, una vía no convencional del aprendizaje, el maestro debe tomar todas las herramientas que tenga a su alcance, sus talentos. Eso me motivó a enseñar. Aunque estudié otras carreras que tienen que ver con las artes eso lo llevé al aula, estudié en el pedagógico de Caracas. Soy de Margarita y me vine a la capital a estudiar y me metí en el área de preescolar, el preescolar como puerta para todo.
– Importancia de la escuela para la sociedad
– Aunque la educación ha tenido muchas transformaciones, la escuela siempre ha sido importante y se ha buscado que la educación sea de calidad. Antes era muy metódica, en este momento existe esa evolución en función de las necesidades e intereses de los niños. Es un trabajo en conjunto con la familia para que los niños adquieran normas y hábitos y aunque estos vienen de casa, la educación comienza en los hogares y nosotros lo que hacemos es darle continuidad y aplicamos los contenidos necesarios para reforzarlos. Los educadores somos el enlace de la familia con la comunidad y en la sociedad deberían ser muy valorados. Todas las carreras y caminos profesionales tienen un docente, de allí su importancia.
– Las nuevas generaciones y la tecnología
– Todo es estrategia, mientras que se utilice para tener más cercano el conocimiento es excelente pero no puede serlo todo, ya que la presencialidad establece cercanía emocional, trabaja el conocimiento y el procedimiento se lleva a la práctica. En el sentimiento, una llega a ser también familia de los niños, conocer lo que engloba su vida y cómo podemos ayudarlos de una manera bonita a través del cuento y del juego.
– Una anécdota
– Mi trabajo en aula lo disfruto muchísimo, porque siempre quise ser como ese docente que tuve y me inspiró, entonces me gustaba mucho hacer preguntas de qué opinaban los estudiantes, por ejemplo ¿cómo se hacen las hallacas? En un cartel que lo nombraba “el hablandito o conversandito” entrevistaba y recogía sus opiniones me contaban que las hallacas están hechas con algo verde. Colocaba sus respuestas tal cual y salían cosas maravillosas y graciosas. Disfrazarme me encanta, allí ves cómo sueña y se cautiva el niño en el aula. Incluso me dicen Panchi por un personaje que una vez interpreté. Considero que jugar aprendiendo llega más, algunos aprendemos de una forma, cada individuo es diferente, tiene sus procesos y tiempos de aprendizaje. Yo considero que en la educación aunque es difícil por la demanda no se debería trabajar con tantos niños y niñas para poder tener el tiempo y la atención para determinar sus intereses y contar con una formación más individualizada.
– Desafíos de la educación
– La situación de cada uno es diferente pero por muchos años el docente no ha sido valorado, no se ha tomado en cuenta y debería ser mejor remunerado. En esta situación económica en la que nos encontramos muchos maestros se sienten desmotivados, sin embargo buscando estrategias para no desatender a los niños ya que ejercemos nuestra vocación, pero es necesario levantar nuestras voz. Yo creo que lo que se pide es un salario justo porque vocación hay, como en todas las profesiones. Habrá quienes se entregan más pero necesaria es la valoración del gremio, porque se ve fácil a quien tiene dos o tres hijos pero tener tantos niños y estar con ellos tantas horas al día es un gran esfuerzo que debería ser valorado.
– Si existiera en una receta ¿cómo sería una buena maestra?
– Muy dulce. Lo relacionaría con un postre, kilos de empatía y amor, chispas de paciencia y en el procedimiento, estar en constante adaptación de esa receta. El maestro siempre debe estudiar y actualizarse.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
FOTOGRAFÍAS LC SÁNCHEZ • @lc.sanchez.edit_