19/12/24. Aunque pareciera un título para hablar de la no presencia de Héctor Lavoe desde junio del 93 cuando murió a los 46 años, se trata en realidad de ampliar la mención en la entrega anterior del bolero son Ausencia, compuesto por Willie Colón y Héctor Lavoe que salió al mercado por primera vez en el álbum Cosa Nuestra del año 1969.
Un clásico de nuestra juventud para los momentos del desamor y la desilusión, con toda la rudeza del caso...
Un clásico de nuestra juventud para los momentos del desamor y la desilusión, con toda la rudeza del caso, como la estrofa del soneo que para los pelos a cualquier desdichado enamorado: “Eh yo vi llorar a un hombre ante un espejo/ Por un amor que le negara el cielo/ Y asombrado me dio un escalofrío/ Al ver en ese espejo el rostro mío”. La narrativa arranca desde el propio inicio del percance sentimental: Ha terminado otro capítulo en mi vida/ La mujer que amaba hoy se me fue/ Esperando noche y día/ Y no se decide a volver/ Pero yo sé que volverá/ Y si no de penas moriré/ Qué yo he hecho/ Qué te hizo, partir/ Sé, si con el tiempo/ Esta herida se sanará”. Y en el estribillo: “Corta tu ausencia, te sigo esperando”
Cuentan en la página “Azúcar Lola” que entre los años 68 y 69, estando en la grabación del disco Our Thing, o Cosa Nuestra, el cuarto después de El Malo (1967), The Hustler (1968) y Guisando (1969), Willie Colón llegó temprano un día de otoño, a los antiguos estudios Beltone, en New York, con el borrador incompleto del bolero son, y Héctor que andaba en esos tiempos separándose de Carmen Castro, madre de un primer hijo, y de paso había dejado embarazada a La Puchy Román, con quien ya vivía, por lo que le cayó al pelo el numerito y ahí fue que se lució con los soneos, y la letra empezó a fluir con gran facilidad. No se sabe a ciencia cierta cuál de las dos fue la musa, o a lo mejor fueron las dos. Cuentan que Carmen Castro declaró una vez que él le habría dicho: “Recuérdame con la canción Ausencia”, aunque biógrafos, coleccionistas y seguidores de la vida de Héctor, que no tenía mucho sentido porque fue él quien inicio la separación. Lo que no implica que se la pudiera dedicar. Otras fuentes dicen que fue ella quien no se quiso casar por lo mujeriego. En el caso de La Puchy Nilda Román, la mayoría piensa que esos soneos tan sentidos pudieran haberse originado por alguna desavenencia con ella que fue el gran amor de su vida.
Lo cierto es que a finales de la década del sesenta, se grabó en los estudios Beltone, de New York ese temazo que nos acompañó tanto en la primera juventud, que como reseña Juana Peña, seguramente seudónimo de la columnista de la página “Azúcar Lola”, fue un gran éxito en ventas, según la revista Billboard y WKAQ El Mundo, ambas de la época, a diferencia de los tres discos anteriores, que habían sido discretos en ventas.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ