27/01/25. No siempre los premios demuestran la trayectoria de quien lo recibe, no siempre quien lo recibe representa el espíritu de toda una generación, comunidad, país. Con los Premios Nacionales de Cultura, el caso es bastante diferente, abarcando mucho más allá.
...“cultora, cultor”, aquella y aquel que participa activamente en la creación y recreación de sentidos y significados que le ofrece el contexto histórico-social en el cual despliega su vida... desde su propia potencialidad creativa.
Abiertas las convocatorias, todo aquel o aquella que sea postulado, con las precisas resonancias de quienes así lo sienten como dignos o dignas de un reconocimiento de tal magnitud como lo es, figurar formalmente en el listado de quienes han enaltecido el quehacer artístico indisociable con los valores de, en nuestro caso, la venezolanidad.
Aquí, hago un necesario paréntesis, el reconocimiento, desde hace unos años por parte del gobierno nacional, de una gama mucho más variada que unas décadas atrás, y además, de más cultoras y cultores, es algo tan novedoso como necesario.

Resaltemos la palabra, “cultora, cultor”, aquella y aquel que participa activamente en la creación y recreación de sentidos y significados que le ofrece el contexto histórico-social en el cual despliega su vida, desde la poiesis, es decir, desde su propia potencialidad creativa.
Vamos un poco más: acto creativo que podemos evidenciar en las letras, en la pintura, en el teatro, en la escultura, la danza… desde variadas perspectivas, por ejemplo, en quien indaga críticamente nuestro pasado, como lo hace una historiadora o un historiador…
Pero, no podemos olvidarlo, toda cultora, todo cultor, es un ser consciente del papel que juega como investigadora e investigador de ese mismo contexto. Es pues, un sentipensante, más allá de las dicotomías que puedan estar asociadas al concepto de intelectual, como quien sólo usa el intelecto… aunque si lo comprendemos desde la concepción orgánica del intelectual en términos de Gramsci, quizás no tendríamos que preocuparnos mucho por el término, pues esta ataja lo que queremos reconocer aquí: una cultora, un cultor, es aquel que es consciente de lo que es capaz de expresar, de su valor colectivo, de su imposible desligazón del espacio-tiempo tan social como político donde nace su obra.
Con este trasfondo que, evidentemente es más amplio de lo que alcanzan estas líneas, aterrizamos a lo que nos convoca: la política de acompañamiento integral que en nuestro país suponen los premios nacionales de cultura, porque no se trata sólo de una certificación de que se es una cultora y un cultor, es también, una pensión vitalicia, es la difusión de su obra… es el respaldo institucional de quien ha ocupado gran parte de su vida haciéndonos ver de otra manera, mostrándonos diversas perspectivas, creando mundos, humanidad.

Conozco personalmente el trabajo de los varios laureados en esta oportunidad, maestras y maestros sin los cuales, al menos yo, no podría dar sentido a mi propia perspectiva. Me refiero, en este caso particular, al poeta Antonio Trujillo, reconocido escritor y cronista, actual director de la Revista Nacional de Cultura, cuya obra debe formar parte de la biblioteca y el corazón de quien se llame, por ejemplo, lector de poesía venezolana.
Por eso y otros aspectos más, inmediatamente después de conocer la noticia de su Premio Nacional de Cultura, mención Literatura 2023-2024, por su amplia y variada obra que se distingue por su belleza, con su conexión con los sentimientos y valores del pueblo venezolano y que sirve de faro para las generaciones actuales y futuras. Recordé y compartí esta frase que llevo en mí, casi como un rezo:
Las palabras vienen al mundo en la memoria y la gracia del oído, oír es otro acto sagrado, es la fe en el verbo ajeno y esperar esa flor iluminada que traza su escritura en las arterias del tiempo.
Aquí la palabra flor me retiene y conduce a la danza, sostengo en mis manos el libro Poética del Movimiento, memorias de un seminario que así se llamó, realizado hace más de veinticinco años –el libro está fechado el 15 de mayo de 1999-, organizado por la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela y Trayecto Danza y allí, en la página 168, está Poy Márquez junto a Joselín Palma, captadas por el lente de Eduardo Gamondés… en otras imágenes, otras grandes mujeres conocidas en el área: Sonia Sanoja, Zhandra Rodríguez, Yolanda Moreno…

He recurrido a la obra recordándome de que fue ahí, en la Universidad Central de Venezuela, donde conocí a Poy, una gran bailarina estudiosa como su hermana, Lilia Ana Márquez Ugueto –Premio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2023, categoría Mejor Trabajo mención Ciencias Sociales y Humanas: Afrodescendencia y Descolonización, por su obra País mantuano: ensayo de filosofía del cimarronaje en clave insurgente, publicado por la editorial El perro y la rana, ese mismo año. Ambas mujeres, investigadoras de nuestra herencia afrodiaspórica, nos han hecho comprender la no siempre transparente relación cuerpo-espiritualidad-cultura, en esa imbricada red sororal ascendente y descendente que define nuestra realidad caribeña.
Y no podía ser de otra manera, Flor Auristela “Poy” Márquez Ugueto, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Cultura mención Danza 2023-2024, “por su trayectoria nacional e internacional como intérprete, creadora, docente y gestora de la danza contemporánea”. Y bien merecido que lo tiene, como también Zhandra Rodríguez, fue reconocida con el Premio Glorias Artísticas de Venezuela 2024.
No puedo dejar aquí de mencionar al resto de las y los cultores que recibieron también el Premio Nacional de Cultura 2023-2024, a quienes agradecemos su labor por ampliar el horizonte de nuestra producción de sentido como hacedores de la gran patria que somos:
Rafel E. Salazar, mención Cultura Popular; Alí Enrique López Bohórquez, mención Humanidades; José Antonio “Toñito” Naranjo, mención Música; Darwin “Nicky” García, mención Artes Circenses; Julieta Hernández, mención Artes Circenses (post mortem); Fidelina Manzo, mención Artesanía; Olga Reyes, mención Artesanía (post mortem); Fanny Montiel, mención Danza (post mortem); Guillermo José “Yuma” Díaz Mejías, mención Teatro; Joel Pacheco, mención Artes Plásticas; Domingo Acosta González, mención Arquitectura; José Alberto Ochoa, mención Fotografía; Jorge Jacko, mención Cine; Nancy de Miranda, mención Cine (post mortem); Giancarla Brancaleoni, mención Saberes Tradicionales.

Así como las menciones honoríficas a Pedro “Guaraña” Riera (post mortem), Elpidio Bullón (post mortem), Carlos Bolívar, Enrique Hernández D’Jesús, José Marcial Ramos Guédez, Nohelí Pocaterra, Daniel Enrique Gil Rosado, Cristóbal Jiménez, Henry Martínez, Hernán Marín, Blanca Sánchez, José Miguel Méndez Crespo, Pedro Durán, Eleazar Molina Molina (“Gonzalo Fragui”), Edgar Álvarez Estrada, María Yolanda Medina, Eduardo Martínez, José Manuel “Chachata” Guerra, Jesús Gerardo Cordero y Alexis Mujica.
Y con el Premio Glorias Artísticas de Venezuela 2024 a Celicia Todd, Lilia Vera, Biella Da Costa, Oscar Colina, Dilia Waikairán, Jesús Sevillano, Zoraya Sanz, Ivo Augusto Díaz, Cheo Linares, Jorge Arteaga, Carlos Piñero, Omaira Margarita Gutiérrez, José Montecano, Antonio Azuaje, Mario Díaz, José Antonio Dávila, Perucho Aguirre, Sistema de Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles “Simón Bolívar”, Agrupación Parranda La Flor de Cojedes, Teatro Negro de Barlovento, Grupo Los Cañoneros y la Agrupación Los Tres Tristes Tigres.
De nuevo, muchas gracias y nuestras más sentidas felicitaciones.

POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍAS ALEXIS DENIZ • @denizfotografia