06/02/25. La primera vez que caminé por Chapellín, se me hizo un nudo en la garganta. Estaba muy chama, y no sabía mucho de la calle ni de la vida. Me tocó cruzar el célebre puente, y apuré el paso para llegar a Radio Nacional de Venezuela, cuya sede se encuentra en la antigua residencia del infame Pedro Estrada, esbirro del dictador Marcos Pérez Jiménez, en las inmediaciones del Caracas Country Club.
...que el arte siga sacando lo más bonito de nuestras comunidades populares para alegría de sus habitantes y de toda Caracas.
Es harto común que en nuestra ciudad se levantaran barriadas populares al lado de las urbanizaciones más chic. Tenemos al barrio Santa Cruz, al lado de Santa Fe Norte; Los Erasos, bordeando a la muy judía San Bernardino; Petare al lado de La Urbina y la Urbanización Miranda y así sucesivamente. Chapellín nace como una necesidad de los trabajadores domésticos en las mansiones del Country Club, de tener un sitio dónde vivir (ya que los patronos no les daban opción de pernoctar, y muchos de ellos no eran de Caracas). Así, entre la Florida y el Country, nació, creció y se mantiene una de las barriadas más importantes de Caracas, de donde fue oriundo nuestro célebre Andrés Galarraga.
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Durante largo tiempo. Chapellín estuvo asociado al hampa y los vicios. En una época, a un compañero nuestro de Radio Nacional, lo lanzaron por el puente para atracarlo. Incluso, al célebre locutor Ramón Guárate le robaron los cestatickets pese a haber sido un señor bastante mayor. Un novio malaconducta una vez me confesó que sus primeros malos pasos los había dado bajo el puente de Chapellín. Anécdotas así, son típicas para desprestigiar la naturaleza de nuestras comunidades populares.
El arte salva
Por fortuna, la llegada de la Revolución Bolivariana ha sido propicia para transformar el imaginario que tenemos de las barriadas populares. Los centros que albergan a la mayoría de la población caraqueña han venido desarrollando diversas campañas para humanizar su imagen y brindarles mejor calidad de vida a sus habitantes a través de la cultura y el deporte.
Como parte de esta bonita movida, la Alcaldía de Caracas sumó esfuerzos para llenar de color las paredes de Chapellín a través de un operativo muralista denominado "La Parada Cultural".
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Del 30 de enero al 01 de febrero, doce paredes de la comunidad de Chapellín se llenaron de aerosol. El resultado, murales coloridos y luminosos en los que se retrató la identidad de uno de los barrios más emblemáticos de Caracas.
Cuando llegamos a Chapellín, muchos años después de aquel primer encuentro que tuve, la energía fue otra. La gente se sentía feliz de que los visitáramos, y nos invitaban a pasar con orgullo. El tristemente célebre puente, ahora parecía un arcoíris, mientras los artistas se destacaban con vistosos murales.
Tuve oportunidad de hablar con la señora Carmen Istúriz, administradora de profesión y residente de Chapellín. "Nunca habían pasado por acá a hacer nada de esto. Es la primera vez que vivimos una experiencia así. Esta actividad está llena de mucha innovación e integridad humana. Todo lo que puedo pedir es que se repita y que no nos olviden".
Nuestra maravillosa artista y DJ Astrid Arnaude o Lolo en Tinta tuvo una participación especial en la jornada muralista. Le dieron un pedacito pequeño, pero le sacó el jugo, al pintar rostros de mujeres afrodescendientes sin mostrar sus cabellos: solo los rostros dentro de una realidad onírica rosada y naranja. "Esta actividad ha sido genial, y de mucha calidad. Al principio tuvimos algunas dificultades de logística y en la forma en que la comunidad nos recibió: nos miraban con recelo. Como nosotros tenemos una imagen distinta a su imaginario y sus códigos, éramos unos bichos raros. Pero poco a poco, los chamos empezaron a acercarse a nosotros, y se integraron a nuestra actividad".
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"Este fenómeno es muy común en las comunidades populares. Considero que se hace indispensable trabajar fuertemente con la infancia y la juventud para ayudarles a ver otras realidades, y sobre el potencial que tiene el arte en sus vidas. Para ello, la música juega un papel fundamental. Ellos están acostumbrados a escuchar un solo tipo de música, y nosotros irrumpimos con otras propuestas. Así hicimos en San Agustín".
"Cuando uno va a hacer muralismo en una comunidad, emprendemos una investigación previa. El muralismo implica un trabajo social, en el que nos involucramos con la comunidad para retratar su identidad. Personalmente, me gusta trabajar con la identidad de la mujer afrodescendiente. En Macuto, tuve oportunidad de pintar a Teresa de la Parra en la casa donde se refugió para escribir Ifigenia. Así es el trabajo del muralista: nos ubicamos en el contexto del lugar para resaltar la identidad de su comunidad y su sentido de pertenencia. Los chamos de las barriadas están muy vinculados al deporte, el baile y algunos, el teatro. El muralismo les abre otra perspectiva".
Mi mural favorito fue el de Julio Linares y Antony Torres, mejor conocidos como @telonewsk, @murdokwsk y @wskcolecciones. Hicieron una especie de mosaico con elementos de artes plásticas en el que retrataron la identidad de la ciudad como una mujer. También incorporaron a nuestra autóctona planta de la pira (o yerba Caracas) e incluso algunos personajes legendarios de Chapellín. Interrumpimos a Antony en su faena, para que nos compartiera un poco sobre esta experiencia: "Este es un encuentro con la identidad de la comunidad. Nuestra obra trabaja con el concepto del constructivismo. Llevamos más de quince años haciendo murales en casi todos los barrios de Caracas, y hemos llevado nuestro trabajo a Argentina, Rusia, Indonesia y hasta Japón". Julio agrega, "Llevo dieciséis años en el mundo del grafiti, y estoy incorporando a mi trabajo las artes plásticas. El muralismo no es sólo arte: es una práctica social que busca defender los valores de la comunidad. Mientras el grafiti invade, el muralismo integra a la comunidad al fomentar relaciones y vínculos a través del arte".
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En uno de los murales, vimos a Simón Bolívar haciendo motopirueta, y un pequeño tributo al célebre Don Plin, quien llenó de grafitis la ciudad hace algunas décadas: "Don Plin era mi hermano", afirmó el artista. Las famiilias estaban felices en las inmediaciones de la cancha de Chapellín, donde el evento cerró con la intervención de Nahum Fernández, invitando a la población a votar para las primeras elecciones comunales del año y resaltando este gran triunfo de la comunidad "El mural cambia el rostro de los barrios, creando puntos de encuentro irreversibles. Estamos muy conmovidos por haber logrado tanto con una ecuación tan sencilla: voluntad + familia + arte. Esta juntera convirtió este trabajo artístico comunitario en una galería de arte a cielo abierto".
La pachanga cerró el sábado 01 de febrero con la participación de los músicos José Alejandro Delgado y la Big Band Caracas. Tal parece que este operativo va a proseguir, y más callejones de Chapellín recibirán más color y alegría en sus paredes.
Más que murales
La Parada Creativa de Chapellín fue posible gracias al esfuerzo mancomunado de la Alcaldía de Caracas, el Frente Francisco de Miranda, el Consejo Comunal de Chapellín, la comuna y otras agrupaciones. Tanto éxito tuvo la movida, que incluso el pueblo pidió "un devoto para que pintara la capilla de Chapellín". Esperemos que el arte siga sacando lo más bonito de nuestras comunidades populares para alegría de sus habitantes y de toda Caracas. Chapellín dejó de ser esa referencia tenebrosa con un poco de cariño y trabajo colectivo. Esta vez, caminé con orgullo y sentimiento por sus calles. Larga vida al mural.
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POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
FOTOGRAFÍAS NATHAEL RAMÍREZ • @naragu.foto