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Enrique Morgado, entre cuerdas y cantos

Considera que el arte es un regalo que nos da la vida y tenemos el compromiso de cultivar y compartir el área artística que cada quien desarrolla

18/03/25. Enrique recuerda que estando chiquito vio una fotografía de su papá, Carlos Ramón Morgado, tocando la guitarra. En ese tiempo estaba en la primaria y recuerda que a su mamá, Clemencia Felicia Ramos, le gustaba escuchar música mexicana de Las Hermanas Calle. Eso fue el germen.

 

...el arte es un regalo que nos da la vida y tenemos el compromiso de cultivar y compartir...

 

Pero su entrada en la música fue por la vía del teatro, en el año 1980 en la parroquia El Valle, específicamente en un grupo de teatro que se llamaba Ven conmigo Teatro, y fue por su director, Antonio Argüello, que aprendió un poco de cuatro y de flauta dulce. Y así empezó su carrera musical. En el año 1981 participó en un grupo llamado Sabor de Pueblo, y en ese mismo año estuvo en otro llamado Cancamure, dirigido por José Vicente Torrealba, popularmente conocido como “Murci”.

 

Tuvo la excelente oportunidad de estudiar mandolina con Cristóbal Soto, ex mandolinista de Gurrufío.

 

 

 

Por supuesto que, como chamo también escuchaba música pop, por ejemplo, Bajando por el río y le gustaba Los Beatles. Allí en el teatro conoció lo que se llamaba la música “de protesta” de Alí Primera, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Nacha Guevara y Víctor Jara, entre otros. Descubrió un poco más de la música venezolana: Juan Vicente Torrealba, Simón Díaz, gaitas, aguinaldos y se deleitaba con la música ligera instrumental. En ese mismo año, viaja a la península de Araya en un trabajo de campo sobre las “Loceras de Manicuare” y allí conoció al maestro ejecutante del bandolín morocho, Cruz Quinal, y desde ese momento se interesó en la música oriental. Por esa época, igualmente conoció a Reny Montaño, mandolinista de Gualberto Ibarreto, quien le enseñó algunas buenas melodías del oriente venezolano. 

 

 


En el año 1982 inauguraron los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott y allí tuvo oportunidad de recibir clases de mandolina con Cristóbal Soto, a quien mucho admiraba. Ese mismo año, comenzó estudios formales de música en la Escuela Pedro Nolasco Colón, que duraron dos años porque de allí en adelante, fue autodidacta. Allí estudió Teoría y Solfeo y participó en el coro. Paralelamente participó en la estudiantina del Instituto Nacional de Capacitación y Educación (INCE) donde aprendió a tocar la guitarra.

 

 

Estudiando teatro conoció música “de protesta”: Alí Primera, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y la Nacha Guevara.

 


Desde 1984 y hasta 1996, fue parte del grupo Autóctono de la parroquia La Vega. Con todo ese bagaje ahora es multiintrumentista, interpretando el cuatro, la mandolina, la guitarra y canta también.

 


Gracias a la música, Enrique enderezó sus caminos que estaban un poco torcidos, y de hecho, también pudo ayudar a otras personas a través de ella, y considera que el arte es un regalo que nos da la vida y tenemos el compromiso de cultivar y compartir el área artística que cada quien desarrolla, para que otros lo aprecien y se beneficien al disfrutarlo. En el caso de un músico que además es docente, su compromiso debería ser enseñar y transmitir sus conocimientos para garantizar que tengamos generaciones de músicos a futuro.

 

 

 

"...el arte es un regalo que nos da la vida..."

 

 


Le gustaría generar videos didácticos para extender la enseñanza de instrumentos y para que se conozcan los géneros musicales venezolanos.

 


Actualmente, es director del grupo Entrecantos y pueden ver el trabajo del grupo, a través de la red social YouTube.

 

 

 

La enseñanza de la música es una de sus inquietudes, y actualmente es director del grupo Entrecantos. 

 

 


POR ROCÍO NAVARRO AMARO • epale.rocio.navarro@gmail.com

 

FOTOGRAFÍA MILENI NODA •@milenisimaa

 

#Música #Tradición #EMorgado

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