05/05/2023. En la aproximación al hecho musical que intento dar en estas crónicas, recorro diversas expresiones donde la música hace presentaciones por sí sola o se imbrica con otras expresiones también valiosas y profundas.
Las danzas y los bailes, forman parte de las expresiones más antiguas de la especie humana, y por ello quise invitar a Eduardo Omaña para que nos contara un poco de su tránsito por ese hermoso arte, no sin antes expresar mi gran alegría de que, nuestra Casa, Épale Ccs haya llegado a su quingentésima edición (edición N° 500). Me place pertenecer a este grupo de escritores, cronistas y periodistas que obsequian su mirada curiosa y genuina sobre nuestra amada ciudad, Caracas.
A Eduardo Omaña quise entrevistarlo porque sin conocerlo personalmente, yo sabía que había sido parte de Los Vasallos del Sol y esa fue una agrupación que siempre me ha gustado. Yo misma había estudiado en la Fundación Bigott y no me perdía sus presentaciones.
Su interés por la danza viene desde muy pequeño. En su casa todo el mundo baila y ese ambiente le generó ese gusto. Hacia 1985 le interesa estudiar y entender la danza porque empezó a tener contacto con las tradiciones venezolanas y eso sucede porque comenzó sus estudios de antropología.
Luego, el estudio más detallado de las danzas tradicionales viene dado por su necesidad de enseñar, de multiplicar los conocimientos. Realmente su formación la fue adquiriendo directamente de cultores, y este hecho implicaba un gran compromiso para él, puesto que es un legado ancestral que estaba recibiendo. Algunos de esos cultores o maestros, no solamente del baile, de los cuales se impregnó fueron: María Rodríguez, Iván Querales, Cleotilde Billings, Omar Orozco, Betty Mendoza, Gloria Núñez, José Pastor Yépez, Hernán Marín y Charles, entre otros.
Venezuela es una siembra fue el programa de enseñanza a nivel nacional de la Fundación Bigott, en el que participó. Y bailó en la agrupación Los Vasallos del Sol desde el año 1995 hasta el año 2004.
Pero no sólo baila Eduardo, sino que también tuvo una importante pasantía por el teatro, aprendiendo además sobre escenografía, utilería, vestuarismo, dirección y en el año 1993 obtuvo un premio de mejor escenografía en el marco de un festival municipal. Por otra parte, haciendo fusión del teatro con la danza tradicional, creó musicales como La Calle de la Tradición, Viajando en la Carrucha y María Moñitos. Charrasquea el cuatro y además, le gusta mucho cocinar.
En el año 2000 creó un fitness venezolano: TAMBORTERAPIA, como una alternativa a otros sistemas foráneos. Y estuvo involucrado en la ola de BAILE CASINO que a finales de los años noventa inundó Caracas.
Al referirse al compromiso de un bailarín dice que un intérprete de baile debe desarrollar su cuerpo, su mente y corazón para que lo que exprese sea técnico, seguro y lleno de sentimientos, y como artista, debe tener disciplina y respeto por lo que decidió hacer y resaltar con nuevas propuestas lo que hemos heredado sin perder el origen.
Hoy día es docente en danza tradicional y caribeña a través de su organización MATICES. Imparte clases de danza y acondicionamiento físico en la Uni3 (Universidad de la Tercera Edad), y también en academias como Imagen Latina y, pronto hará audiciones para la población infantil para una nueva temporada del musical La Calle de la Tradición.
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POR ROCÍO NAVARRO AMARO • epale.rocio.navarro@gmail.com
FOTOGRAFÍAS ALEXIS DENIZ • @denizfotografia