28/02/25.- Durante este mes de febrero, en Alemania, hubo una reforma legal que ahora otorga una licencia de maternidad tras aborto espontáneo que se produzca después de las trece semanas de gestación y cuyas condiciones son las mismas que la ley le da a las madres que acaban de tener a su bebé. Anteriormente, el régimen de Berlín ya otorgaba un par de semanas de reposo, pero ahora, tras la campaña de un grupo de activistas, entiende que esta es una situación traumática que merece reposo y atención.
...medidas legislativas que entiendan todo lo que la pérdida implica parece un elemento indispensable del parto humanizado, pues, a lo largo de la vida sexual y reproductiva estos incidentes pueden producirse y no por comunes o frustrantes, dejan de generar dolor o consecuencias físicas.
Este enfoque que se corresponde con algunos hallazgos médicos, como los cambios físicos y neurológicos que se presentan con el embarazo –independientemente de su llegada a término-, y las consecuencias psicológicas de la interrupción de un proyecto vital tan significativo como tener un hijo o una hija, nos muestra una manera diametralmente opuesta de pensar los abortos espontáneos a la que estamos acostumbrados.
Por el contrario, en América Latina este tema sigue sin verse desde una perspectiva de derechos humanos. Incluso, sin una perspectiva de comunidad o de familia. Así, ante esta posibilidad –que simplemente es eso, algo que puede pasar por varias razones entre las cuales muchas están fuera del control del médico o del comportamiento de la madre-, se recomienda el silencio. Es tan pesada esta creencia que se suele recomendar no hablar del embarazo porque incluso, parece, sólo decirlo en voz alta podría ser causa suficiente para que la mujer haya hecho algo que produzca la pérdida.
Al pensarlo así, medidas legislativas que entiendan todo lo que la pérdida implica parece un elemento indispensable del parto humanizado, pues, a lo largo de la vida sexual y reproductiva estos incidentes pueden producirse y no por comunes o frustrantes, dejan de generar dolor o consecuencias físicas.
El ignorarlo forma parte de la violencia patriarcal, que, como es usual, arrastra a hombres y mujeres, pues si ese manto de silencio y esa repetición de “aun puedes volverlo a intentar” se establecen como una cárcel sobre la mujer, también dejan la maternidad como un asunto sólo de ellas y no de la familia o de la sociedad.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta