25/04/25. “Si apenas ayer fue enero”, escucho decir a algunas personas, cuando ya vamos acercándonos a mayo de 2025. Esta sensación de que “el tiempo pasa volando” es muy común, pero varía según la etapa de la vida en la que nos encontramos.
Es posible cambiar la percepción de nuestro tiempo, enriqueciendo nuestras experiencias y cambiando nuestros hábitos...
Por ejemplo, en la infancia, los días me parecían eternos; sin embargo, ahora, las semanas y los meses se me van en un abrir y cerrar de ojos. Pero, esta percepción no es casualidad. Está relacionada con la forma en que gestionamos nuestras experiencias diarias.
Según la teoría de la relatividad de Einstein, el tiempo no es una constante universal, sino que depende del movimiento y la gravedad. No es una experiencia uniforme para todos y puede ser afectado por la velocidad a la que nos movemos, lo que hacemos, nuestras actividades diarias.
La relatividad también se manifiesta en la percepción del tiempo, la cual es subjetiva y puede variar según nuestras circunstancias, emociones y actividades. Un segundo sigue siendo un segundo, sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer durante ese rato.
¿Por qué el tiempo pasa volando?
Existen algunos factores externos que nos hacen sentir que los días se nos van volando. Algunos son:
- La rutina: La vida adulta consta de actividades repetitivas y monótonas que no dejan huella en nuestra memoria, dando la impresión de que el tiempo se deshizo como la sal en el agua. Por el contrario, durante la infancia, cada nueva experiencia suma a nuestros recuerdos, creando una sensación de tiempo más larga.
- Nuevas experiencias: Cuando viajamos, probamos un nuevo sabor, aprendemos a tocar un instrumento o un idioma, vivimos aventuras que ponen a prueba nuestras habilidades, hacemos teatro, vamos nutriendo nuestra memoria. Al contrario, la falta de novedad nos hace sentir que “el tiempo pasa, y nos vamos poniendo viejos”.
- Salud mental: El sistema nervioso interviene en nuestras funciones emocionales y cognitivas. Si se tiene ansiedad o estrés, la forma en cómo percibimos el paso del tiempo se afectará. Podría pasar muy rápido si nos entretenemos, o demasiado lento si no hacemos nada.
- Redes Sociales: Son uno de los factores que más influyen en la distorsión temporal. Estar horas y horas, viendo publicaciones, reels y videos, nos hace perder la noción del tiempo. Las dosis de dopamina que nos genera el hecho de recibir un "me gusta" o comentarios nos hace quedarnos más tiempo del planeado.
Además, los algoritmos están diseñados para mantenernos dentro de las pantallas, mostrándonos contenidos que son de nuestro interés.
¿Qué hacer para que el tiempo no se escape?
Es posible cambiar la percepción de nuestro tiempo, enriqueciendo nuestras experiencias y cambiando nuestros hábitos:
- Invertir en nuevas experiencias para romper con la rutina.
- Practicar la meditación y otras estrategias para mejorar la atención plena para que los momentos sean más significativos.
- Ser conscientes del tiempo que pasamos en redes sociales y establecer límites.
- Hacer ejercicios o caminar en los ratos libres.
- Tomarse el tiempo para reflexionar sobre las experiencias pasadas.
Al final del día, se trata de cómo elegimos vivir y experimentar el presente.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ