08/05/25. Mayo, “el mes de las madres” es un tiempo en el que la sociedad se detiene para enaltecer la figura materna. La narrativa patriarcal ha perpetuado la idea de que ser madre es un deber, una meta que toda mujer debe alcanzar. Sin embargo, en medio de las celebraciones y los clichés que inundan las redes sociales, es fundamental recordar que no todas las mujeres se identifican con la maternidad. En el caso de las que ya son adultas mayores y tomaron esta decisión, han descubierto que la vida puede ser rica y satisfactoria sin la necesidad de cumplir con ese rol.
Si no tienes hijos ¿quién te cuidará cuando seas mayor?
Esta suele ser una pregunta a la que las mujeres que aún no son mayores, se ven a veces forzadas a responder: Una respuesta disruptiva y muy consciente sería:
"Decidí no ser madre porque valoro mi libertad y la posibilidad de explorar el mundo a mi manera. En cuanto a quién me cuidará cuando sea mayor, confío en que he construido relaciones significativas y una red de apoyo sólida a lo largo de mi vida. La maternidad no es la única forma de crear lazos y asegurar un futuro en sociedad".
En este punto es preciso detenerse a reflexionar por unos instantes, en torno a cuántos hijos no han maltratado o abandonado a sus madres. Los asilos están llenos de mujeres con estas historias.
Y es que es así, la maternidad no es la única forma de dejar un legado. Las mujeres adultas mayores sin hijos, han maternado de innumerables maneras: como profesionales, artistas, activistas y mentoras. Han cultivado relaciones significativas, han apoyado a sus comunidades y han dejado huellas en el mundo que trascienden la biología.
En este contexto, es indispensable desmitificar el paradigma de que traer hijos al mundo es sinónimo de realización personal. La vida sin ellos puede estar llena de aventuras, de autodescubrimiento y de conexión con otras mujeres que comparten hábitos y visiones comunes. En lugar de sentirse incompletas, abrazan la idea de que son suficientes tal como son.
Las mujeres que no han sido madres merecen ser reconocidas y valoradas por sus elecciones. No son menos mujeres por no haber parido; son mujeres completas, con historias que contar y experiencias que compartir. La maternidad es solo una de las muchas facetas de la vida, y no debe ser la única que defina la identidad femenina.
Mayo no debería simbolizar únicamente homenajes a las madres. La libertad de las mujeres de elegir, es lo que realmente debe celebrarse.
Es crucial que, después de este mes de actos solemnes, marketing y parafernalia mediática, se continúe la conversación sobre lo que significa maternar y cómo se conjuga ese verbo según sus circunstancias, valores y preferencias. Abrir espacios seguros y de apoyo mutuo para creSER, manifestar la gratitud por las experiencias vividas y por las conexiones forjadas a lo largo del camino.