Si no hubiera sido por Matea Bolívar, tal vez el niño Don Simón habría muerto muy pequeño. Dicen las malas lenguas, que el pequeño no era hijo de Don Vicente, y lo tenían medio ninguneado. Fue la leche y el cariño de una esclava lo que le salvó la vida, convirtiéndose luego en el dolor de cabeza de españoles y numerosos traidores que lo odiaban y querían desaparecerlo a toda costa. Cuando los restos mortales de Simón Bolívar regresaron a Venezuela, y fueron trasladados al Panteón Nacional, Matea Bolívar aún estaba con vida, y entre sollozos cargaba con orgullo el retrato de su niño Don Simón.
Madres
Hace unos 15 años, fui maestra de inglés en el Colegio Agustiniano Cristo Rey, de Santa Mónica. Un colegio de prestigio, para estudiantes de nivel socioeconómico acomodado. Recuerdo que muchos niños pasaban todo el día en ese plantel: llegaban a las 6:00 AM, y prácticamente vivían con las maestras hasta las 5:00 PM, cuando alguien pasaba buscándolos, o el transporte se los llevaba a sus casas. Muchos de esos niños estaban sucios, sin ropa de cambio. Eran las maestras de los diferentes turnos las que les secaban el llanto, jugaban con ellos y prácticamente acompañaban a esos muchachitos en su crecimiento.
Una prima muy querida un buen día decidió adoptar. Aún cuando ya tenía un hijo propio, asumió a una niña de 10 años, que se convirtió en nuestra primita. Mi prima Johana, pudo tener una vida feliz, educación y cariño suficiente como para convertirse en una mujer de bien. La muchacha se casó, tuvo una hijita, y sacó su carrera como chef. Por desgracia, fue diagnosticada con mal de sambito, y se fue muy joven de este mundo. Nos queda la satisfacción de que fue feliz, y gracias a mi prima esa muchacha tuvo un porvenir muy diferente del que le aguardaba de haberse quedado en el ambiente de violencia y abandono del que provenía.
¿Madre solo hay una?
Si bien la labor de muchas madres al parir es encomiable, también es cierto que no todas las mujeres están preparadas para maternar. Hay que decirlo: hay mujeres con trastornos mentales, inmadurez emocional, e incluso mujeres malas que no quieren a sus hijos, aún cuando sean producto de sus entrañas.
Hay muchas mujeres que están por ahí asumiendo el papel que otras mujeres no quieren desempeñar: abuelas, tías, hermanas, vecinas, maestras, conserjes, trabajadoras residenciales y un largo etcétera.
En este día de las madres, valga el reconocimiento a todas esas mujeres que por puro cariño decidieron cuidar y acompañar niños abandonados, dándoles a esas criaturas un futuro digno y un final feliz.
Feliz día de las madres.
Por: María Eugenia Acero Colomine.
Ilustración: Justo Blanco.