13/07/2023. Cuando te asomas en cualquier licorería venezolana es inevitable girar la mirada hacia el estante donde reposan las sangrías; esa bebida alcohólica que originariamente se preparaba en las fiestas con vino y frutas y que hoy en día es una suerte de algo parecido al vino endulzado con full glucosa. Este mito va dirigido hacia la violencia simbólica que se esconde detrás del fenómeno.
En los años 1600 como dice el coro de la famosa canción, fueron sustituidas, o al menos eso creímos, las imágenes publicitarias que cosificaban el cuerpo de las mujeres. Su figura aparecía en botellas, empaques de cigarrillos, y hasta para venderte un caucho la modelo salía en bikini. Hoy en pleno 2023 el fenómeno regresa de forma más sutil, dice uno, y conversando con amigas noté que es hasta un chiste la gama de nombrecitos que le han colocado a la rama alcohólica en donde te venden una supuesta mujer dueña de sí y empoderada pero igual envasada.
La Mal Portada encabeza la lista pero haga el ejercicio, en cualquier botiquín va a conseguir al menos tres marcas diferentes y todas tienen nombres atribuidos a las mujeres: La Caraqueña, La Santa, La Titi, La Caribeña, La Tóxica y La Monumental. Hasta la afamada vedete Diosa Canales incursionó en esta rama, aunque poco se consiga por allí, con su sangría “La Diosa”.
Eclipsaron y no creo que sea por pura casualidad al famoso Don Julián que se quedó solo y empolvado en cualquier anaquel. Porque estas son las populares, las que le dan permiso a la mujer de echarse palos, pero quien no se deja engañar sabe que detrás de esto existe una estrategia de marketing severa que de inocente no tiene nada.
Y yo sé que aquí saldrán varios a tirarme de odiosa, feminista, fastidiosa, pero lo que no se nombra no existe y en algunos años cuando su boom termine, necesario será recordar que por los 2023 en el país hubo un fenómeno de marcas de “sangrias” con nombres de mujer.
Esto sigue siendo cosificar a la mujer desde la publicidad y no veo a nadie metiéndole el ojo. Una forma de discriminación sexista por más jocosa que nos parezca en este país tan pacato. La mujer es alguien, no algo y quien quiera debatirlo nos podemos sentar pero con una cervecita, ron u otro licor de su preferencia, para no caer en contradicciones. Porque el ron es cacique o superior pero la sangría es tóxica o mal portada.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ