22/05/25. Mi paisano se prepara para estrenarse muy pronto, como un epalero. Desde la fotografía, como protagonista de su nueva columna, contará a las y los lectores de nuestra revista aquello que tiene tiempo queriendo decir.

El objetivo de la serie de crónicas, a través de la educación visual y textual, es sembrar en el venezolano, en los perceptores, sean de donde sean, amor por la paz, enamorar al habitante de esta tierra con sus cosas bellas.

Las letras de Carmelo Raydan acompañarán un archivo fotográfico que verá la luz, después de 46 años, y esa plataforma serán las páginas de Épale CCS. Juntos se esparcirán para manifestar su aprecio por la imagen y la historia, porque como historiador y comunicador, siente que su principal objetivo es mostrar lo que muchos venezolanos y venezolanas desconocen de la memoria que ronda cada lugar de nuestro país.

Dejemos que sea él quien hable sobre qué trata el nuevo proyecto comunicacional que se trae entre manos, mente y corazón.

¿Desde cuándo empezó a ser la fotografía para usted un oficio?

Soy un maracaibero o zuliano que desarrolló cuatro oficios profesionalmente. Soy licenciado en Comunicación Social, mención medios audiovisuales, egresado de la Universidad del Zulia (LUZ) en 1981. También soy magíster en Historia, mención Historia de Venezuela, también egresado de LUZ en 1999. Pero yo, además, tengo en mi haber dos oficios más, sobre los que no tengo estudio, soy empírico, pero que vengo desarrollando desde hace mucho tiempo, a la par de los dos oficios académicos, y ese es fotógrafo y docente.

Ambos los inicié en 1977, cuando fui seleccionado entre tres, para ser preparador de la materia fotografía en blanco y negro ahí en LUZ, ya en los últimos semestres de la carrera. Ese cargo de preparador lo desarrollé por cuatro semestres. Atendía a los muchachos en el laboratorio que eran casi de mi edad. Solamente que yo iba unos semestres más adelante. Los atendía en el uso del laboratorio, por lo tanto, ahí combinaba el trabajo de fotógrafo laboratorista con el de docente.

Estos cuatro oficios: fotógrafo, docente, comunicador social e historiador, los cruzo. Cuando desarrollo uno, me apoyo en los otros tres, y eso me resulta muy fácil porque los cuatro oficios son en el ámbito de la comunicación social.

¿Desde cuándo tiene el archivo fotográfico que publicará con la columna?

Las fotos más viejas de mi archivo son de 1979, o sea que, al 2025, 46 años después, sigo tomando fotos. Soy un fotógrafo activo. Entonces, ese inmenso archivo de miles de fotografías es de donde voy a extraer las fotos para la columna.

¿Qué lo motivó a crear la columna?

A nosotros los fotógrafos nos hacen un encargo o tomamos fotografía por iniciativa propia, pero en ambas situaciones, uno hace un conjunto de hasta 50 fotos y después utiliza las poquitas que va a utilizar: 5, 6, 2, 3 y las demás las archiva. Ahí se va formando un archivo de unas imágenes que no han salido a la luz pública, pero que pueden ser tan buenas o mejores de las que uno escogió. Porque la fotografía es una cosa muy subjetiva, lo que una vez le gusta a uno en otro momento ya no le gusta, y las que no le gustaban después terminan gustando. Eso a mí me pasa permanentemente.

A mí se me acumuló en todos estos años un gigantesco archivo donde el 90 % de las fotos son patrimoniales por mi inclinación hacia la historia, primero, y después que fui historiador, por mi oficio de historiador. De manera que tengo un inmenso archivo en su gran mayoría de fotos patrimoniales históricas, de las cuales mucho más de la mitad nunca ha visto la luz pública.

De ese gran archivo que yo siento la necesidad existencial de darle salida: uno no fotografía para guardar, uno fotografía para comunicar y yo soy comunicador social. Mis fotografías siempre fueron hechas con un mensaje que comunica.

¿Cuál es el nombre de la columna y por qué el nombre?

La propuesta comunicacional o periodística que yo le estoy haciendo a la revista Épale CCS, del periódico Ciudad CCS, tiene por nombre Crónicas Gráficas del Patrimonio y consiste en cinco o seis fotografías y un breve texto que nunca va a pasar de una cuartilla sobre un tema patrimonial. Estos se van a publicar quincenalmente.

La idea que tengo con este planteamiento es darle la vuelta a la tortilla. En vez de ser lo que generalmente sucede, que la fotografía complementa el texto, aquí yo me planteo dar el discurso visual con un conjunto de fotografías y darle apoyo con textos. Aunque el trabajo está constituido por un texto y un grupo de fotos, el peso más importante del trabajo está en las fotografías.

Háganos un resumen sobre lo que leerán y verán los lectores de su columna.

Siempre serán temas patrimoniales. En la columna Crónicas Gráficas del Patrimonio, ese es el nombre genérico de la serie, pero cada número tiene su nombre particular. Ahí vamos a ver elementos patrimoniales, naturales y culturales.

La primera crónica que va a salir es sobre la Piedra de San Martín, una formación geológica que está en la costa falconiana frente a la población de La Vela y que tiene leyendas y es muy poco conocida. Otro que he estado trabajando, que va a salir en los números siguientes, es del parque nacional Sierra Nevada de Mérida, también del Castillo de San Carlos en el estado de Zulia, la Casa Natal del Libertador, el Panteón Nacional, el casco histórico de Caracas y el casco histórico de Maracaibo.

Son temas que tienen una finalidad educativa. Muestro en imágenes un sitio que siempre será poco conocido. Por ejemplo, aunque el casco histórico de Caracas lo conocen los caraqueños, gran parte de la población venezolana no lo conoce.

También difundiré valores. El objetivo de la serie de crónicas, a través de la educación visual y textual, es sembrar en el venezolano, en los perceptores, sean de donde sean, amor por la paz, enamorar al habitante de esta tierra con sus cosas bellas.

En mis fotos no vamos a ver denuncias. Yo fotografío la Venezuela feliz, la Venezuela propia, autóctona. Hay dos cosas que yo saco de mi fotografía y, por lo tanto, no van a estar en la columna la cultura foránea y las cosas deterioradas. Yo fotografío la venezolanidad en su esencia feliz.

Geográficamente, mi archivo cubre gran parte de todo el territorio nacional, aunque como zuliano que soy, la mayor cantidad de imágenes corresponden al occidente del país. Además, mi archivo está enmarcado en el Plan de la Patria, particularmente en tres valores que yo promuevo a través de mis imágenes, que es la preservación ecológica del planeta, la promoción de la identidad nacional y la justicia social.

POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz

FOTOGRAFÍA NATHAN RAMÍREZ • @nathanfoto_art