Carmen Pérez: La docencia es lo mejor que me ha pasado
Esta apasionada del magisterio enseña literatura con música de Canserbero y Neutro Shorty
13/06/24. Encontrarse con un maestro chévere es lo mejor que le puede pasar a un chamo durante su ciclo de formación. No nos referimos a un maestro que regale nota y promueva la flojera, no. Nos referimos a maestros como el entrañable personaje de Robin Williams en La sociedad de los poetas muertos; como Sidney Poitier en Al maestro con cariño, o como Emma Thompson en Nanny Mc Phee. La docencia es un asunto de amor. Lamentablemente, pocos profesores tienen clara esta premisa, y andan porai cortándoles las alas a los chamos al impartir los contenidos con fastidio, repitiendo consignas, y desestimulándoles el amor al conocimiento.
Con Carmen Pérez, no pasa esto. Desde que entra al salón, la clase es una fiesta. Carmen es oriunda de Puerto Cabello y es licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura de la Universidad de Carabobo. Carmen fue directora del liceo Gustavo Herrera y ha recibido reconocimientos por su labor. Pero la verdad, es que eso no importa mucho. El verdadero mérito lo vemos cuando sus adolescentes de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla en el liceo Andrés Bello se llegan solitos a la clase en la tarde para leer sus poemas, leer otros poetas y adentrarse en el fascinante mundo de la palabra. Carmen de pronto presenta sus propios sentires a los muchachos, encienden la música, y empiezan a analizar a los raperos de moda. La clase de poesía se termina convirtiendo en una terapia de grupo, en la que los chamos son libres de ser ellos mismos. Vemos a María y Eugenia, dos estudiantes asiduas, experimentar con ropas diferentes, adornos para complementar sus uniformes. Los más chiquitos, de séptimo grado, le pierden el miedo a los mayores y se animan a frentear con sus versos más sentidos. La clase es tan divertida, que hasta se hicieron un cuchillo de cartón, para cuando los poemas suenen demasiado lacrimógenos. Carmen se ríe con sus chamos, arma escándalo y ametralla títulos y nombres de poetas y escritores con el mismo desenfado y humildad que la caracterizan. Nunca había tenido tantas ganas de meterme en un clase de castellano y literatura, hasta que vi las clases de Carmen.
En medio de esta maravilla, no nos quedó otra que querer entrevistarla. Conozcan a esta belleza de profesora, y por favor, no se pierdan una clase con la gran Carmen Pérez.
¿Qué te motivó a hacerte maestra de literatura?
Varios motivos. De niña jugaba de maestra con mis muñecas y lo gozaba mucho, hasta tarde en las noches. Mi abuela me regañaba por eso, pero ella misma junto con mi padre me inculcaron el amor a la lectura. Mi padre me daba los libros los días lunes y los discutíamos los días domingo. También me recitaba poemas de Buesa y Gustavo Adolfo Becker, que eran sus poetas preferidos y en el caso de Carmucha (mi abuela) nos cantaba a todos los nietos los trabalenguas que se sabía. Luego en primer año me enamoré de la magia que tenía mi profesora de Castellano y la elegancia con la que movía la tiza en el pizarrón y para cerrar el bachillerato, en quinto año fue mi profe de castellano la hija de Ramón Díaz Sánchez y quien no aprendió con ella pues simplemente se lo perdió. Ya bachiller entré a la Universidad de Carabobo a estudiar educación en la especialidad de Lengua y Literatura, la cual disfruté al máximo junto a la capucha en el arco de Bárbula, jajajaja. Esos son los motivos originarios de mi decisión.
¿Cómo se define Carmen Pérez?
Esa pregunta es un poco complicada, preferiría que lo dijeran las personas que me conocen, pero como hay que hacerlo ahora: soy absolutamente irreverente y supremamente solidaria.
¿Qué le da la literatura a tu vida?
Uffff, muchísimas satisfacciones, por ejemplo haber sido amiga y estudiante de uno de los grandes escritores de Venezuela, el gran Orlando Chirinos y que años después sentir y saber que aprendiste mucho con él. Ahora como docente es bien sabroso (una frase de otra grande María Narea, mi profe de literatura venezolana), ver a unos cuantos chamos, que fueron tus estudiantes, diciéndome que influenciados por mí estudiaron letras o educación para recordarme siempre, eso es bien placentero y que leer definitivamente es un viaje alrededor de cosas y casos sin salir de casa.
¿Cómo definirías el ambiente literario y poético a tu vida?
Extraordinario, creo que siempre ha sido así, Venezuela es cuna de grandes poetas, escritores, ensayistas, etcétera, pero a veces hay momentos históricos en los que hay mayor difusión y promoción de los nuestros (ejemplo de ello son los libros de la colección Bicentenaria, hecho por venezolanos para nuestros chamos. Por otro lado en este país todos escribimos y eso es bien importante.
¿Quiénes consideras las mejores plumas venezolanas en la actualidad?
A mí me encanta la pluma de Esmeralda Torres en narrativa y poesía, aún no defino en cuál género es mejor; en narrativa a Julián Márquez, Luis Laya; me encanta Wilfredo Machado (al igual que a Esmeralda Torres, no defino en cuál género es mejor).
En el caso de la poesía está Víctor Manuel Pinto que es genial su obra; el Tuky ilustrado, hablando en términos musicales tiene buen registro.
Vielsi Arias me gusta mucho y todos esos chamos que fueron mis estudiantes que escriben que sé que algún día se hablará de ellos. ¡Ah! Me faltó Gonzalo Ramírez y tú, jajajaja.
Cuéntanos de tu experiencia en la Escuela Juan Calzadilla.
Es maravillosa, nuestros chamos tienen mucho que decir y hacer, la creación de esta escuela ha sido una de las cosas más acertadas que se han creado en Venezuela que muy bien coordina nuestra querida poeta Ana María Oviedo Palomares y acá en Caracas lo hace José Javier Sánchez, el encuentro con "mis muchachos" una vez a la semana es formidable, leemos, bailamos, jugamos y al final de cada jornada cada quien escribe al menos un poema, no soy muy rígida con ellos, debe ser por lo de docente, jajaja.
Lo que hace falta es mayor proyección en los liceos para que los chamos se entusiasmen más, pero ahí vamos, la escuela apenas tiene un año y esperamos que siga creciendo en todo el país.
Una cosa bien hermosa que me sucede es cuando me mandan poemas a media noche y te dicen que tenían insomnio, jajajajaja. Son bellos todos, los amo.
¿Cómo ves el acercamiento de los liceistas a la palabra?
En forma general es preocupante. Volví al aula después de siete años (estoy jubilada hace cinco). La mayoría de los chamos sobre todo en los liceos públicos tienen al menos tres años que no han visto Castellano y eso no ayuda. Independientemente de eso, siempre he dicho que nuestros muchachos les gusta escribir, solo hay que hacer, como decía Simón Rodríguez, hay que ayudarlos a casar de adentro lo que tienen. En este año escolar he conseguido muchos chamos talentosos que escriben cuentos y poesía y no lo sabía, nuestro sistema educativo falla en esos hallazgos, es lamentable, pero hay que decirlo.
¿Cómo haces para enamorar a los chamos de la literatura?
Esta pregunta me encanta, en mis casi treinta años como docente me he inventado muchas estrategias: siempre he trabajado con música, eso no falla, ¿cuál música?, pues la que ellos escuchan. Por allá por el 96 me inventaba un festival de teatro y poesía, eso fue en el liceo Luis Beltrán Prieto Figueroa en Los Dos Caminos, les decía que escogieran una canción y la dramatización con un poema, fue maravilloso ver cómo combinaban poemas de Gustavo Pereira con una canción de Alí Primera, Romeo y Julieta en un vagón del metro.
En el antiguo programa de Castellano y Literatura se leía a Nicolás Guillén y le dije a los chamos que llevarán bongó y unas maracas y ellos felices pues la clase fue en la plaza del liceo, cuando comenzamos fue un vacilón porque los puse a cantar Sóngoro cosongo y decían esa es de Héctor Lavoe, jajajaja, la pasamos genial, la dirección me hizo un acta, jajajaja.
A mí los chamos me enseñaron, por ejemplo, a escuchar a Canserbero, eso fue en el liceo Gustavo Herrera (ahora tiene otro nombre), entonces rapeaban por los pasillos sus temas junto con los poemas que les mandaba a leer y que no le leía, fue una época muy hermosa de mi vida como docente.
En otra oportunidad cantaron e hicieron un cómic con un poema de Ramón Palomares El sol es el título. Otra estrategia espectacular para enamorarlos es que luego de la lectura de varios cuentos ellos hagan uno solo con el final de todos los cuentos, pues los chamos hacen maravillas, por cierto que el tema de la muerte les encanta.
Soy una enamorada de mi profesión y de los chamos.
¿Cuáles consideras las principales fallas de la educación actual respecto a Castellano y Literatura?
Esta asignatura la están dictando colegas que no son de la especialidad y solo trabajan carteleras y valores (que no es malo, pero no es el deber ser).
La estampida de docentes comienza desde el 2012 y no le prestaron atención en ese momento, de hecho en el 2015 cuando se comenzó la nueva malla curricular, una profesora del Ministerio de Educación que fue al liceo a imponer el programa dijo que Castellano la podía dictar cualquier docente (recuerdo muy bien su cara y sus gestos). Muchos docentes no leen lo que mandan y piratean muchísimo; los que están, que son especialistas, sólo trabajan la odiosa gramática como dice el maestro Pereira.
Aunado a todo esto está el hecho de que la creatividad se les escurre por la puertas de los salones, sobre todo en primaria, las maestras no leen. Es imperativo volver a leer en el salón y en la casa. En las universidades donde está la carrera de Educación, esa especialidad la están haciendo pocos estudiantes, eso me produce mucha tristeza, pero hay que seguir y en la medida de las posibilidades hacer cambios sustantivos.
¿Cómo ves la participación de la mujer venezolana en las letras?
Extraordinario, cada vez hay más mujeres en los escenarios literarios en Venezuela y mujeres venezolanas en el mundo. Mujeres poetas y narradoras dictando talleres en muchos espacios (presenciales y por Internet) que son buenísimos, te pongo el caso de la poeta Libeslay Bermúdez, sus talleres son una delicia, acompañado de su fuerza y sabiduría.
Me encanta ver a las mujeres en ese rol. Y todas lo podemos y debemos hacerlo.
¿Cómo ha sido tu experiencia docente?
Es lo mejor que me ha pasado a parte de mis moros. Estudié educación para ayudar de alguna manera a transformar el sistema, no por que me gustan los niños, jajajaja.
Siento que he hecho un gran esfuerzo por ello y mi satisfacción es ver en la calle a los hombres y mujeres que en algún momento fueron mis estudiantes, que me saludan y abrazan con un profundo amor y respeto.
Otra experiencia sublime fue cuando trabajé en el Instituto Universitario Jesús Obrero, en Catia, fueron diez años de aprendizaje y orgullo, en las carreras de Educación e Informática, ahora son mis colegas y eso es sencillamente hermoso.
Si hay otra vida volvería a estudiar educación y la misma especialidad, Lengua y Literatura.
Sabes que cuando pagué mi noviciado en el liceo experimental Luis Beltrán Prieto Figueroa, una profesora que ya iba de salida en su carrera me dijo: carajita, tu vas a ser una gran docente, no porque sepas mucho de literatura, sino porque tienes mucha sensibilidad y le llegas a los estudiantes por tu forma de ser con ellos. Y así fue, largos años después lo entendí.
Ojalá haya pronto la voluntad política de cambiar todo lo que deba ser cambiado en educación.
Se preocupan más por las estadísticas, cronogramas de eventos que de saber a cuántos chamos ayudaron a ser felices en clase o simplemente a cuántos abrazaron y escucharon.
¿Qué mensaje deseas darle a la comunidad de Épale CCS?
Épale hay que seguir en poesía
Épale hay que seguir en la música
Épale hay que seguir en el amor
Épale hay que seguir en solidaridad, el abrazo y la investigación en todas sus formas.
Un abrazo enorme a todos y muchísimas gracias por la entrevista y especialmente a mi negra María Eugenia Acero. A mirar más allá de las paredes del color que sea.