"El porvenir de un hijo es obra de su madre"
Napoleón Bonaparte
25/05/25. Los dos personajes teatrales sobre los que vamos a hablar encajan perfectamente con esta frase de Napoleón. Pocas madres han decidido el porvenir de sus hijos con tanta precisión.
Madre Coraje al igual que Medea, son personajes que enfrentan a un mundo despiadado tomando las mismas armas. ¿Es lo que hay que hacer? No lo sé… lo cierto es que en un mundo así es inevitable que ocurra.
Medea era una mujer bastante particular, ella podría ser la inspiración para el día de la madre de nuestra contemporaneidad. De hecho, su permanencia en el tiempo es dada por ser mamá. Si ella sólo hubiese ayudado a Jasón a conseguir el Vellocino de oro, luego matado al rey Creonte y a su hija, posiblemente habría que tropezársela en los diccionarios de mitología para saber de ella. Pero Medea decidió asesinar a sus hijos para profundizar su venganza contra Jasón. Aunque algunos anunciantes de cremas de belleza podrían afirmar que los mató para evitarles un castigo peor –ustedes saben “madre es esa flor abnegada, y sólo hay una”-. Resulta que Medea es un personaje de la mitología, un símbolo, una metáfora. Representa a la mujer que renuncia a ser sumisa, a ser poco inteligente, nada astuta, cuyo único rol es ser mamá.
La otra progenitora, ya que estamos en el mes de la madre, es Anna Fierling, una cachivachera que anda por ahí vendiendo corotos y trapos con la ayuda de sus hijos. La industria de la muerte le provee un buen negocio. Está obligada por las circunstancias a comerciar con la guerra. Eso le proporciona ganancias, también le va endureciendo su relación con la vida. Llega un momento, como le suele ocurrir con la guerra a todo el mundo, que el alma se le petrifica, Madre Coraje la troca por dinero. Es víctima de la alienación, su perspectiva es la misma que la de los amos de la conflagración: Si hay guerra hay beneficio económico. Por el dinero se hace lo indecible. Entonces, en esa voragine que la envuelve, termina vendiendo a sus hijos para que estén en la guerra. Como casi todas las madres que envían a sus hijos a los campos de batalla: Es por el bien de la patria, es decir es por ellos.
Los mismos que escriben artículos en revistas que venden perfumes dicen que ella es la culpable, que su ambición la llevó a eso, que no fue la guerra, no, que no fue la necesidad de sobrevivir, la alienación por el consumo. Eso ni lo nombran, ¡Es esa! La malvada, la ambiciosa, la desnaturalizada. ¿Quién podría vender un perfume en su nombre?
La verdad verdadera es que Madre Coraje al igual que Medea, son personajes que enfrentan a un mundo despiadado tomando las mismas armas. ¿Es lo que hay que hacer? No lo sé… lo cierto es que en un mundo así es inevitable que ocurra.
POR RODOLFO PORRAS • porras.rodolfo@gmail.com
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • (0424)-2826098