En la Casa de las Letras Simón Rodríguez se llevó a cabo esta expresión cultural vinculada a San Antonio de Padua Con rezos, cantos, bailes, música y comida
Por Mercedes Sanz • @Jazzmercedes / Fotografías Mercedes Sanz / Archivo
Mujeres con vestidos floreados y hombres con sombreros y alpargatas entran en procesión entonando un canto de velorio. Se acomodan a la izquierda del altar. A la derecha están los músicos tocando con sus cuatros, maracas y tambor. Y en el centro están dos curas frente a la mesa donde se encuentra el santo a venerar. Se trata de la tradicional celebración a San Antonio de Padua, lo que se conoce como el Tamunangue.
“Es una tradición festiva que se hace todo el año, cuando es por motivo de promesa, y los 12 y 13 de junio a San Antonio de Padua. Es una fiesta con rituales, con música, cantos, con bailes. Comenzamos con cantos de alabanza. Se canta sobre los milagros hechos por San Antonio en vida, su historia y el contexto en el que vivió. Luego de esos cantos, que empiezan y cierran con una salve, vamos a la liturgia que es la misa, donde hay comida. Después viene el baile de los siete sones, que es la tradición más vistosa por el despliegue de la danza”, comenta José Esteban Pérez, músico larense y coordinador de la Sociedad Tamunanguera de Caracas.
Los participantes, incluyendo los músicos, siguen cantando y hacen pausa para dar paso al discurso de los curas. “A San Antonio lo mencionan a cada rato. ¡Ay San Antonio, consígueme esto! De tal manera que tenemos referencias de él porque está en nuestra cotidianidad, lo invocamos”, dice uno de los curas y continúa su narración hablando de quién fue San Antonio: “Un hombre elocuente pero humilde. Es el santo del pueblo”. Luego, varios promeseros dicen palabras de agradecimiento y siguen con los cantos. Y así se va desarrollando el ritual hasta llegar a la batalla del garrote. Dos señores van chocando esas herramientas de combate mientras giran frente al altar. La fiesta concluye con bailes en pareja.
El pasado sábado se desarrolló una muestra de esta manifestación en la Casa de la Letras Simón Rodríguez, en el bulevar Panteón de Caracas. Allí se dieron cita promeseros e integrantes de dicha sociedad tamunanguera.
“El origen de esta tradición es como el de muchas después de la conquista. Los conquistadores imponen nuevas creencias, y eso se une a las culturas del negro y del indígena. Entonces, el Tamunangue es un sincretismo donde el tambor es traído de África, las maracas son un símbolo de nuestros ancestros indígenas y las cuerdas son una representación de lo europeo. Y así como esos tres instrumentos, en las mismas frases de los cantos y en los bailes encontramos expresiones de ese sincretismo. San Antonio es el símbolo de nuestra tradición, es el símbolo de la unidad, ya que en su nombre nos reunimos y celebramos la amistad, la familia, la salud y el estar con todas las energías para vivir y celebrar”, acota Pérez.
San Antonio está en todas partes, pero la tradición del Tamunangue nació en el estado Lara. Algunos dicen que fue en Curarigua, otros que en el Tocuyo. Lo cierto es que en occidente es donde esta cultura se originó y hasta la actualidad sigue viva.
El Tamunangue es una expresión muy musical desde que comienza hasta que termina. Solamente la música se detiene cuando el cura hace su intervención, del resto se mantiene en todo el acto. La música no sólo acompaña sino que también expone el significado y la historia tanto del santo como de la tradición. Pérez señala que la salve, por ejemplo, es una oración cantada, tiene su melodía. Y los ritmos que se ejecutan son siete y los llaman sones: la bella, la juruminga, la perrendenga, el poco a poco, el galerón, el seis figuriao y el yiyivamos. A San Antonio de Padua se le honra con oraciones, cantos, bailes y música larenses.