06/02/2023. Lo que uno no imagina es el poderoso efecto de la gravedad sobre casi todas las constantes universales: se cae la piel, el cabello, las nalgas, los dientes, el pene. La ley de gravitación de Newton, que tan antipática nos resultaba cuando intentábamos entenderla en el bachillerato, resulta que es de las pocas cosas que realmente tienen importancia práctica en la cotidianidad: la gravedad hace que la Tierra tire constantemente de nosotros hacia abajo. Y así, se cumple un ciclo que comienza cuando somos muchachos y las erecciones son espontáneas e infinitas, hasta que en la vejez necesitamos andamios para sostener al miembro mortecino.
El orgasmo masculino, hablando de otra cosa que se relaciona, forma parte de ese mecanismo recóndito y maravilloso que nos permite alcanzar el máximo placer al momento de la eyaculación a través una sinfonía de cuerpos cavernosos, sistemas parasimpáticos, contracciones musculares, automatismos reflejos, fantasías y colágeno. Se manifiesta como una explosión cronometrada en intervalos de 0,8 segundos que tiene como efecto la contracción de la uretra y la expulsión rítmica del esperma.
Se manifiesta como una explosión cronometrada en intervalos de 0,8
Dos secuelas son prácticamente constantes en esa etapa de reacción primaria: el agotamiento casi inmediato del miembro y su desfallecimiento luego del clímax, y un sentimiento de culpa que los franceses atribuían a la sensación de desasosiego frente a la detonación de la pulsión vital, que ellos recogieron en la expresión “pequeña muerte” (petite mort) para explicar la "breve pérdida o debilitamiento de la consciencia después del orgasmo", y que fue inspiración para los poetas parnasianos y los nihilistas.
Más allá de las leyendas urbanas asociadas a la sexualidad homérica y caribeña del caraqueño, el orgasmo masculino está en el ojo del huracán desde el momento en que Sigmund Freud (mítico neurólogo austriaco) concluyó que la angustia es una reacción a la frustración del orgasmo, lo que deriva en las neurosis del hombre contemporáneo. Su curación solo es posible a través del regreso a una vida sexual normal, pero, en una ciudad de cuatro millones de habitantes y todo el caos imaginable e insospechado, no es difícil intuir que la sexualidad encuentra estadios de estancamiento con su consecuente mengua en orgasmos que es, en resumen, el summum adictivo de todos los placeres.
Wilhelm Reich, discípulo de Freud, buscó respuestas un poco más allá y encontró poderes curativos en el orgasmo gracias a su inmenso poder liberador, tanto en su aspecto físico como espiritual. Su tesis generó toda una revolución que escandalizó a la sociedad norteamericana que devino en la incautación y destrucción de casi toda la investigación acumulada por el científico, incluyendo el prototipo de unas cajas sexuales que fabricó para acumular “orgón”, una forma de energía vital que descubrió tras extenuantes indagaciones y que según él, se encuentra en todos lados (en el cielo y en la tierra) y es la misma energía espiritual que otros llaman Dios.
Los que saben afirman que el hombre puede alcanzar el orgasmo de distintas maneras alternativas, no sujetas al convencionalismo del coito o la masturbación. El orgasmo retrógrado o seco, el tántrico, los múltiples y un fenómeno que viene asociado al caraqueño estresado de estos tiempos: el fingido. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.
Por MARLON ZAMBRANO • @zar_lon
Ilustración ASTRID ARNAUD • @loloentinta