04/08/25. Dicen que las ciudades son libros, eso parece cuando Caracas abre su gran boca, un poco después del viejo terminal, invitándonos a recorrer los mundos infinitos que aguardan los libreros bajo el puente de la avenida Fuerzas Armadas.
...Esto fue un día Chávez pasando por aquí, estaban los cajones esos de metal viejo, pasando por aquí y se paró y habló con más de uno, incluyéndome, manejando él... andaba en un Volkswagen rojo... y él, bueno, ¿Cómo hacen ustedes? Bueno, tenemos que meter los libros de arriba y sacar los de abajo..., eran como cajones de metal… A raíz de eso Chávez,...dignificó este trabajo...
Hemos pasado la estación de bomberos, dejado atrás la Roca Tarpeya, la plaza con nombre de héroe, y la ciudad muestra su gran lengua de páginas tal vez buscando un lector.

Aquí, bajo este puente, encontramos a mujeres y hombres realizando variadas transacciones, hacen circular el dinero, las piezas de ajedrez, de dominó y libros y más libros. Así se fortalece la solidaridad y el saber por la cultura universal.
Un poco más allá, sobre las tablas, las ofertas del día, nombres de autoras y autores conocidos. Los libros se van deslizando sobre mis manos, tal vez queriendo ser llevados...
Nos alcanza la hora y veo cómo se van descargando de un viejo Malibú las cajas, por lo menos cinco y espérate que falta otra y otra más, y es cuando cae el álbum de Chagall, seguido por uno de Matisse, una guía del Louvre marcada por una estampita de nuestro santo nacional, el Doctor José Gregorio Hernández.
Cruzamos la calle, la curva donde las camioneticas Valle-Coche dan sus giros de retorno. Alcanzamos la siguiente acera, jóvenes barberos prueban la última moda dejando sus marcas en cabezas recién podadas.

Un poco más allá, al costado derecho, saltan otros nombres, Neruda, Isabel Allende, Picasso, Vargas Llosa, Walter Riso…
Unos pasos más y a la izquierda nos encontramos a Keyla en el local número 57, joven librera que sigue el oficio de su padre, el recordado Óscar Piñero... Hola, ¿Cómo estás?, ¿Qué novedades tienes por aquí?, Estos que ves aquí están a cinco por uno… No puedo evitar sumergirme en esa duna de libros, revistas, especialmente de filosofía, biografías, Stendhal, Proust, Rousseau, Byron, Saramago… ¿En cuánto tienes estos?, esos son un poco más caro, ¿Cuánto por estos dos? Llévate los dos por cinco.
Keyla, ¿Qué es lo que más vendes?
Lo que más se vende son esos libros de Wattpad que están saliendo ahora, autopublicados, y de autoayuda.
Precisemos un poco, Wattpad es una novedad de autopublicación en digital que va cubriendo el mercado editorial, sobre todo cuando se trata de autores muy nóveles, en su mayoría jóvenes que desean mostrar su trabajo, si llegan a cubrir una cantidad equis, no recuerdo cuánto, salen impresos y se venden también así, puntualiza Gilbert González, el librero justo al lado de Keyla, quien se ubica en el puesto número número 59 que lleva por nombre Equilibros.
Cuando se trata de recomendar, ambos libreros con experiencia de años en el área, recomiendan los clásicos. Lecturas que realmente les dejen algo, dice Keyla, a lo que Gilbert añade: es que depende, cada quien tiene sus propios gustos, yo soy muy de clásicos, la Ilíada y la Odisea son dos libros que definitivamente hay que leer porque sí, esa es una clase magistral de historia, y de mitología y tiene una connotación gigantesca.
Gilbert me comenta además que aquí, bajo este puente, han existido tres generaciones…
Aquí hay tres generaciones, la generación del papá de Keyla, ellos fueron los fundadores de esto.
Piñero…
Óscar Piñero en paz descanse. Óscar fue de los primeritos que llegaron aquí, estamos hablando de hace como cuarenta años.
No existían estos locales…

No, no, no… Esto fue un día Chávez pasando por aquí, estaban los cajones esos de metal viejo, pasando por aquí y se paró y habló con más de uno, incluyéndome, manejando él. Eso sería como en el dos mil cuatro, dos mil cinco, se paró, andaba en un Volkswagen rojo, me acuerdo, se paró y tal, me acuerdo que uno de los amigos le vendió el Álgebra de Baldor, y él, bueno, ¿Cómo hacen ustedes? Bueno, tenemos que meter los libros de arriba y sacar los de abajo y al día siguiente, sacar los de abajo y ponerlos arriba, eran como cajones de metal… A raíz de eso Chávez, sus palabras, que me parece realmente lo que es, en este caso en particular, fue real, dignificó este trabajo, estas estructuras fueron…
Interrumpe otro señor, pregunta por un libro, no de ese autor no tengo ninguno, responde Gilbert y retomamos la conversa.
Entonces, claro, se construyó esto…
Sí, hubo un proceso con Jacqueline Faría en su momento, que era la jefa de gobierno, Nahum también estuvo en ese momento, o sea, una comisión y se estructuró… Sacamos todos los cajones y se comenzó a trabajar…
Veo el techo y le pregunto: ¿Estas láminas son nuevas o son de aquella época?
No, son de aquella época, y es una estructura muy bien hecha. Bueno, esa es la primera generación que llegó aquí. Después hay una generación que llegó después, mi generación, que salimos de aquí. Cuando te digo que salimos de aquí, es que fuimos los primeros en participar en ferias, de que hay una feria en Mérida y buscamos el camión con el poco de libros…
¿Y hacen enlace con el CENAL o por su cuenta?
Ambas, porque el CENAL nos invita a las regionales, a la FILVEN, en los capítulos regionales. De hecho, la primera vez que nosotros fuimos a una feria, el primero que se inscribió en una feria de la FILVEN fui yo… Esa es una anécdota muy cómica porque nadie había salido del puente, estábamos aquí, a mí me presentan la planilla, alguien que tenía la planilla, yo me voy y me inscribo, y cuando voy, yo me acuerdo de que los libros limpiecitos, acomodaditos, forrados y tal, porque para esa feria iban a ir editoriales, y entonces nosotros, bueno, yo quiero estar ahí. Eso fue la segunda feria internacional del libro de Venezuela, y van veintitrés creo y de esas yo he participado en veinte aquí en Caracas, fuera de Caracas en todas.

¿Y la última generación?
La última generación es importante porque tiene que ver con una de las cosas que me preguntabas ayer, el libro digital…
Agradezco el detalle y otro más, igualmente valioso, Gilbert me ha obsequiado un libro apenas pregunté por su precio, lo guardo y seguimos caminando.
Seguidamente llegamos hasta el puesto de Isbert Adrián Rivera, otro amigo librero, ubicado en el puesto número 60, denominado El Mecenas, y a quien le comparto esa inquietud de quien, evidentemente, no conoce este mercado: ¿Se acabarán los libros? Pienso en la pregunta que una vez le hicieron al reconocido semiólogo y novelista italiano Umberto Eco y la respuesta es tan nítida como la de este:
No. Probablemente el libro no va a ser de páginas, entonces el libro quizás no sea en papel de árbol, sino que sea el mismo libro, pero ya materializado en otro formato, de repente un poco plástico o metálico, el mismo libro, pero en físico…

Ahora es cuando, porque los conservadores hablan de que no se puede seguir tumbando árboles y que hay demasiados libros y los repiten…, y eso es un tema desde el punto de vista ecológico, social, en fin, ese es un tema que hasta cierto punto es razonable la cuestión del libro… Entonces, eso es muy bueno, que el libro no vaya a desaparecer, sino que se transforma en otro formato, y la gente lo vaya leyendo… Además, el libro en físico es personal, tú lo puedes tocar.
Nos despedimos agradeciendo, con un montón de nuevos libros por leer, y es que los libros también son los mejores amigos del hombre, quiero decir, de la humanidad, por eso Caracas no podría ser sin ellos, y por supuesto, sin los libreros, pues la lectura es puente del sentir y del habitar esta ciudad nuestra. Por eso te invitamos a recorrer este extraordinario bulevar en que se ha convertido este lugar, así como a contactar a estos libreros a través de sus redes sociales:
Gilbert: @equilibrosgglibros
Isbert: @libros_el_mecenas

POR BENJAMÍN EDUARDO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ• @pasajero_2
FOTOGRAFÍAS JESSIKA SELGRAD • @shot_jesselgrad