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Venezolario: un reto a la identidad

Un juego educativo que puso a prueba a venezolanos y venezolanas, sobre todo, a nuestro sentido de pertenencia y arraigo

07/8/25. En los rincones digitales, surgió Venezolario, una app creada por la influencer Katty Kanzler y su hermano Ronald; ambos, oriundos de la Colonia Tovar. Es un juego educativo que reta a usuarios y usuarias a adivinar palabras típicas que enriquecen el léxico de nuestro país.

 

 

La controversia que se generó con Venezolario es una pequeña muestra de lo que han hecho los grandes poderes hegemónicos a través de la moda, las tendencias y los algoritmos, para que las juventudes del mundo no se encuentren con su pasado y tampoco sientan arraigo...

 

 

La dinámica es sencilla, pero supone un desafío porque hay que descubrir términos coloquiales y muy nuestros que quizás, por desuso, ya son poco conocidos. Además, dispone de una lista muy diversa de palabras que nos adentran en el vocabulario extenso de las regiones venezolanas.

 

 

Se van sumando arepas (como puntos) por cada acierto. En conclusión, es una propuesta que busca, a través del humor, conectar a las personas con el conocimiento cultural y su identidad. También, con nuestras familias, abuelos y abuelas, que son los que portan la memoria histórica.

 

 

Los primeros días el tema era un alboroto de memes y de gente contando su experiencia. Un millón de descargas comprobaron la creciente popularidad de la aplicación, que pronto fue objeto de controversia.

 

 

En redes sociales como TikTok, los y las influencers hicieron críticas a favor y en contra tanto de los creadores como de la propuesta. Atacaron algunas de las palabras que aparecen en el juego: porque si no las conocen, para ellos lo obvio es que estas no existan.

 

 

Así que términos como “cachucha” o “zaranda”, fueron calificadas como inexistentes por algún grupo de “creadores de contenido”. En tono de burla, empañaron el esfuerzo de Katty y Ronald por promover frases que reflejan nuestra idiosincrasia.

 

 

Sin embargo, hay quienes hicieron correcciones, porque había algunas palabras con errores de ortografía. Por ejemplo, en vez de “fiebrúo”, en la base de datos de Venezolario, aparecía la expresión “fiebrudo”.

 

 

La influencer venezolana publicó un comunicado disculpándose y afirmando que, en vista de la polémica, ella y su hermano, preferían retirar la aplicación.

 

 

Pareciera que toda la parafernalia se debiera a que quieren negar nuestro vocabulario y, por ende, dejar en el olvido parte de la historia venezolana. Porque a través del lenguaje no sólo se comunican ideas, también se preservan culturas, se transmiten conocimientos, tradiciones orales. El lenguaje es la memoria hecha verbo.

 

 

Pero, si se ponen a ver, esos que criticaron a Katty y a Ronald, son los mismos que usan en las redes sociales, expresiones de otros países: “gilipollas”, “cringe”, “trollear”, “monda”, etcétera. Estas que después van repitiendo los chamos y las chamas, en un mundo globalizado, donde las identidades parece que se diluyeron entre contenidos que carecen de contenido.

 

 

La controversia que se generó con Venezolario es una pequeña muestra de lo que han hecho los grandes poderes hegemónicos a través de la moda, las tendencias y los algoritmos, para que las juventudes del mundo no se encuentren con su pasado y tampoco sientan arraigo por sus países.

 

 

Y lo que no se ama, no se defiende.

 

 

 

 

 


POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz

 

ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta

#Venezolario #Lengua #Identidad

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