07/08/25. El gol de un juvenil Yohandry Orozco todavía retumba en la memoria colectiva del fútbol nacional. A los dieciocho años ya había jugado el primer mundial de la historia para una selección masculina menor, con aquella generación comandada por Salomón Rondón en Egipto 2009, pero todavía no había hecho eclosión.
...Yohandry sigue vigente, que la pierna zurda aún atesora secretos y que puede ser la piedra angular para que el Granate borde su primera estrella.
En tierras norafricanas fue un actor de reparto en el equipo dirigido por César Farías, que prefería el repliegue, los contragolpes y los inefables pases largos efectivos, antes que el control del balón, el toque primoroso y el juego asociado que aportaba la zurda privilegiada del zuliano. Apenas fue titular ante España y su habilidad se congeló en un sistema de juego que anulaba la creatividad y apostaba por la cautela y el orden defensivo.
Dos años después, en el Campeonato Suramericano y Preolímpico sub-20 de Lima 2011, el mediocampista zuliano era la máxima figura de la selección nacional. Su precisión para manejar la pelota y el guante de seda de su pierna zurda lo colocaban en la línea de sucesión de los futbolistas distintos, repletos de trucos y fantasías del balompié nacional que se inició con Luis Mendoza y Richard Páez, prosiguió con los Stalin Rivas, Gabriel Miranda, Gabriel Urdaneta y Juan Arango, y hoy tiene a David Martínez como máximo emblema de esa escuela de irreverentes.
Orozco era la figura emergente llamada a tomar la bandera de la creatividad y bastó una jugada de puro genio para encumbrarlo en un pedestal. Al minuto 78 anotó uno de los goles más célebres del fútbol nacional en las categorías menores..Recibió un balón en la mitad del campo, acomodó el cuero a su pierna más hábil y comenzó el unipersonal, driblando a todos los defensas peruanos que le salían al paso, uno tras otros burlados por los amagues maradonianos del zuliano que culminó su ópera prima clavando un zurdazo endemoniado a las telarañas del ángulo superior izquierdo del guardameta incaico.
Pero anotar ese gol tan fulgurante tal vez descarriló su carrera; porque los manejadores de la naciente estrella, ansiosos por exprimir al máximo esta jugada mágica, lo vendieron al Wolfsburgo de Alemania, donde un futbolista de sus características difícilmente prosperaría, Perdió tres años en la bruma de la Bundesliga.
Con el Táchira recuperó su brillo en 2015, cuando salió campeón del fútbol venezolano, pero luego volvió a extraviarse en una retahíla de equipos hasta terminar en Malasia. Su regreso al Carabobo y esas lágrimas de contenida emoción por el gol en el debut, el reencuentro con el fútbol nacional y su inocultable deseo de volver a la selección Vinotinto, recuerdan que Yohandry sigue vigente, que la pierna zurda aún atesora secretos y que puede ser la piedra angular para que el Granate borde su primera estrella.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoru