09/08/25. Agosto es un mes para reflexionar sobre la importancia de un acto natural como el de amamantar, que significa ternura y una conexión trascendental entre madre y cría. El Día Mundial de la Lactancia Materna, es una fecha que nos invita a cuestionarnos si lo hemos dado todo por defender un derecho fundamental.
Dar la teta garantiza el desarrollo físico y emocional de las infancias. También responde a la necesidad de tener adultos y adultas más conectadas a su raíz, donde la ternura y el amor tengan el espacio más importante como factores para el desarrollo de la nación.
En ese sentido, conversamos con la psicóloga y facilitadora de nacimiento, Trina Patiño, que abordó la importancia del Plan de Parto Humanizado y Lactancia Materna creado en 2017 por el gobierno nacional. Reconoció que el plan es vital tanto por el compromiso del Estado con la vida como por el impacto positivo porque se prioriza “una vida humana, el recibimiento de una vida respetada, se minimiza el abuso de la violencia obstétrica”, afirmó.

No obstante, consideró que la falta de profesionalización en este ámbito tiene en “stand-by” la implementación del plan en muchos centros de salud.
Este programa social se sustenta en la Ley de Promoción y Protección de la Lactancia Materna, promulgada en 2007, y en diversas iniciativas del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS). Diez años después nació el plan, que, para Gabriela Bolívar, consejera de lactancia materna, los primeros cinco años “tuvo una adaptación profunda, integral, comunicacional y económica” que permitió su aplicación en el sistema de salud público.

En la actualidad, hace falta profundizar en la sostenibilidad del plan. Sobre esto, Bolívar añadió que no hay continuidad del proyecto “por falsos protocolos y creencias” dentro de los centros de salud públicos y privados:
- La inexistencia de alojamiento conjunto mamá y bebé una vez que nace,
- El apego oportuno,
- La solicitud obligatoria de leches sucedáneas con la falsa creencia de que la leche no baja de una vez, o que mamá debe descansar y suministran fórmulas,
- La falta de apoyo y promoción aún de gineco-obstetras y pediatras que garanticen la efectividad de la leche materna y desmonten el mito de que el “bebé no se llena”,
- Condiciones laborales que no cuentan con los espacios adecuados para extraer leche o amamantar a sus bebés,
- La desigualdad social para acceder a grupos de apoyo o servicios de salud que brinden la asesoría adecuada.
“Tejimos una red de apoyo”
La también licenciada en Pedagogía Alternativa y facilitadora de nacimiento (doula), contó que participó como pionera en el nacimiento del Plan Nacional de Parto Humanizado y Lactancia Materna dentro del materno infantil Hugo Rafael Chávez Frías de la parroquia El Valle, espacio donde empezó el proyecto piloto en 2017. Junto a otras compañeras, logró recuperar espacios inhabilitados para dar talleres prenatales en los que “papá pudiese entrar al materno”.
Bolívar pudo acompañar partos, cesáreas, y propiciar el apego oportuno en cada nacimiento. Además, asesoraba a las madres que llegaban con inquietudes o técnicas equivocadas a la hora de amamantar. “Tejimos una red de apoyo entre mamás y bebés”, señaló la entrevistada.
“Lamentablemente la pandemia llegó y los espacios habilitados se fueron perdiendo”, dijo. Después de eso se retiró.

“Aunque aún hay promotoras comunales batallando, lamento que no haya quedado desde la raíz”, expresó como un sentir personal que definió como inexplicable. “Deseaba que la semilla sembrada perdurara y aunque hay dos doulas adscritas al Instituto de la Mujer trabajando dentro del materno, no cumplen dichas funciones”. Acotó que ambas facilitadoras cumplen labores administrativas, cuando el deber es “tocar el corazón de cada familia, de cada mujer, de cada bebé”.
Bolívar argumentó que, ante ese contexto, las comunidades deben participar con la formación de promotoras comunales, que “permite garantizar los espacios de la lactancia materna”.
“Las madres que amamantan necesitan espacios seguros, de confianza, de contención, de apoyo y de reconocimiento social que son posibles cuando las comunidades están organizadas y preparadas para brindar estas redes de apoyo”, puntualizó.

Una gran maestra de creencia en lo natural
“Mariela Moreno fue una gran maestra y colega. Su sabiduría, su creencia en lo natural la hacía llevarnos a la conexión profunda con nuestro ser”, dijo Gabriela cuando le preguntamos por la formadora de facilitadoras de nacimiento, a quien aseguró honra cada día con ser “esa maestra firme y valiente dispuesta a entregarse al cuidado de la vida”.
Fue una luchadora incansable que se preocupó por “no sólo nutrir la vida amamantando, sino en el hacer posible transformar el nacimiento de nuevos seres”, desde el empoderamiento de las parejas o las mujeres.
Dejó una “huella imborrable de transformación profunda en el cuidado de la vida”. Su dedicación en la creación del plan nacional la convirtió en un ejemplo para otras que siguieron sus pasos.
“Hace dos años nos unimos como colegas para formar a un grupo de ocho mujeres que querían acompañar la vida desde la gestación y esa experiencia nos hizo crecer, conocernos, reconocernos y ampliar la misión de vida que cada una vino a sembrar en esta Pachamama (como ella la llamaba)”, concluyó Gabriela.

Un acto que va más allá de lo biológico
La psicóloga y facilitadora de nacimiento, Trina Patiño, hizo referencia al aporte psicoemocional que define a la acción de dar la teta, enfatizando que más allá de las técnicas, lo que realmente importa es cómo se siente cada mujer en su proceso de amamantar.
La lactancia no sólo nutre físicamente al bebé; también juega un papel fundamental en su desarrollo emocional. La especialista señaló que la lactancia materna crea un vínculo profundo e irremplazable. “Es un acto que va más allá de lo biológico”, afirmó. “Es una conexión que une a madre e hijo desde el momento de la gestación y que perdura a lo largo de la vida”.
Desde el primer contacto piel a piel, la madre comienza a entender que su presencia es vital para el bienestar de su hijo. Este descubrimiento no sólo transforma su identidad como madre, sino que también establece un sentido de seguridad en el bebé. “El niño siente que tiene un refugio, un lugar seguro donde puede ser amado incondicionalmente”, añadió la especialista.

Sin embargo, el acto de amamantar también está influenciado por múltiples factores: el entorno familiar, las expectativas culturales y las creencias personales. “Es fundamental que las mujeres reflexionen sobre sus propias emociones y experiencias al decidir amamantar”, sugirió la experta. “No se trata sólo de seguir un manual; se trata de entender qué significa para ellas este acto y cómo les afecta”.
A diferencia del tetero, con el que el bebé puede ser alimentado por cualquier persona, la lactancia materna es un acto exclusivo de la madre. Esta particularidad intensifica el vínculo emocional, creando una conexión que es difícil de replicar. “La teta no sólo alimenta; alimenta el alma”, enfatizó la psicóloga. “Es un acto de amor que transforma tanto a la madre como al hijo”.
Ante este amasijo de ventajas que proporciona el acto de amamantar, para Gabriela y Trina, urge el reimpulso del Plan Parto Humanizado y Lactancia Materna. Para ello, se están generando voluntariados de facilitadoras de nacimientos. “Por ejemplo, en la maternidad Santa Ana. La idea es volver a comenzar y replicar esto en cada centro de salud”.
Dar la teta garantiza el desarrollo físico y emocional de las infancias. También responde a la necesidad de tener adultos y adultas más conectadas a su raíz, donde la ternura y el amor tengan el espacio más importante como factores para el desarrollo de la nación.

POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍAS NATHAN RAMÍREZ • @nathanfoto_art / JESSIKA SELGRAD • @shot_jesselgrad / JESÚS CASTILLO - CIUDAD CCS / CORTESÍA GABRIELA BOLÍVAR / ARCHIVO.