27/04/24. Pudiera pensar este tema, el que considero poético, desde su misma naturaleza, es decir, poéticamente, pero lo poético no se ataja exclusivamente por el ejercicio de la razón, más bien, pudiera decir, por el sentir. Todo lo que puedo decir sobre las infinitas posibilidades del ser o, más precisamente, la sed de ser, es impronunciable, pero debo intentarlo, al menos, rozarlo para quizás, en este ejercicio, aproximarme a lo que me parece, es la evidencia de la sumatoria de todas las facultades desplegadas por el ser humano en tanto lo que ha sido, es y puede llegar a ser en comunidad.
Y es que, más que un día, el que conocemos ahora como “Día de la creatividad”, se trata, en este caso, en estas líneas, de reconocernos como seres creativos. Más allá del conocido eslogan: “ser diferente es algo común” que usamos para recordarnos que somos dignos en nuestra singularidad, bien podemos sostener desde allí: ser creativo es algo más que común, necesario, indispensable en nuestro reconocimiento en tanto diferentes.
Más allá de ciertos hábitos impuestos por la hegemonía de la producción capitalista en la cual estamos inmersos, debemos exigirnos a cada uno de nosotros como corresponsables de este planeta que habitamos, poner en práctica todo el potencial que tenemos no para dominarnos unos a otros, sino para demostrar que por algo estamos dotados de inteligencia y sólo, así lo creo, su despliegue como acto de bondad, puede expandir los horizontes de nuestras vivencias comunitarias. Sólo reconociendo que somos sujetos gregarios, es decir, que vivimos los unos con los otros, podremos articular y fortalecer aún más nuestra inteligencia, y eso, inevitablemente, significa hacer todo lo posible por asumirnos seres creativos.
Sentir y convivir, se tornan entonces, condiciones indispensables para el fortalecimiento de nuestra creatividad. Creer y crear, palabras que seguramente algunos habrán escuchado, hoy se tornan elementos indisociables. Debemos creer en nosotros, tener la confianza en que sólo en comunidad podemos realmente ser humanos, por muy ardua que sea la tarea, las recompensas serán realmente grandes.
Desde allí me acuerdo de Vigotsky, quien nos señala que:
Todo inventor, incluso el genio, es siempre un fruto de su tiempo y de su medio, su creación parte de las necesidades que están creadas antes de él y se apoya en las posibilidades que además existen fuera de él; por eso observamos un estricto orden en el desarrollo histórico de la técnica y la ciencia. Ninguna invención o descubrimiento científico aparece antes de que se creen las condiciones materiales y psicológicas necesarias para su surgimiento; la creación es un proceso articulado históricamente, donde toda forma siguiente está determinada por las precedentes.
Es decir, nuestra producción está siempre contextualizada, todos somos creadores, intelectuales, pues poseemos intelecto, y aquí, en el sentido de Gramsci, productores/exploradores de cultura. O bien, en términos de Galeano, sentipensantes. Seamos pues creadores, sin olvidar que pertenecemos a una comunidad que nos invita a crear por y desde ella.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍA DENNYS GONZÁLEZ • @dennysjosegonzalez