Los estragos del cambio climático obligan a repensar nuestra relación con el medio ambiente
"No cambien el clima, cambien el sistema"
Hugo Chávez
25/09/23. La calor no se aguanta. Andamos chorreados, derritiéndonos por la calle mientras el vaho que sale de la tierra nos advierte que la cosa va para largo. Encima, nos llueve duro, pero el ambiente no se refresca. De acuerdo con el Inameh (Instituto Nacional de Metereología e Hidrología), la ola de calor en Venezuela se ha intensificado en los últimos días en medio de la temporada de lluvias y ondas tropicales. Para septiembre, se estima que la temperatura subirá 4 grados y, sobre todo, en los estados donde las precipitaciones no han sido frecuentes.
El último domingo 27 de agosto, reportó en Twitter que se había registrado una jornada calurosa en el país. "Las temperaturas oscilarán hoy en los 40°C en zonas de Zulia, centro occidente, los llanos centrales, nororiente y la región Guayana. En el resto del país, estarán entre los 32 y 38°C con pocas excepciones en las áreas de montaña".
Tal vez no nos alarmaría mucho la situación, si no fuera porque en el resto del mundo la cosa se ve color de hormiga. En Hawaii los incendios no paran, en China las inundaciones están arrasando con todo, Norteamérica sufrió los estragos del huracán Idalia, los incendios en Grecia son considerados un desastre natural sin precedentes, cayó nieve en los Alpes en pleno verano y pedazos del Polo Norte se pasean por el mundo demostrando que no estamos bien.
Todo parece indicar que esta problemática apenas empieza. Ahora bien, ¿cómo entrompamos esta realidad sin caer en lugares comunes?
EL CLIMA: ¿CON QUÉ SE COME?
El tema ambiental es más complejo de lo que parece. Cuando hablamos de ecología, no siempre nos referimos a lo mismo. Sin embargo, al final, todo está echado a perder por la mano del hombre: la atmósfera, las plantas, los animales, la tierra, el aire y todo lo demás.
En cuanto al tema específico de los fenómenos atmosféricos el término de clima entra dentro de este rango a saber: "Conjunto de condiciones atmosféricas propias de una región" (Diccionario de la Real Academia de la Lengua). "De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), éste se entiende como un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.
Por otro lado, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) lo define como cualquier cambio en el clima con el tiempo, debido a la variabilidad natural o como resultado de actividades humanas". (Minec)
El misterio del huevo y la gallina al parecer arrancó después de la II Guerra Mundial. Empezaron las pruebas nucleares, la industrialización se agudizó y el neoliberalismo empezó a tomar forma en la mayor parte del planeta. En consecuencia, se alteraron no sólo las condiciones atmosféricas del mundo, sino también los ecosistemas y la dinámica natural de las cosas.
En 1997 se suscribió el primer intento por frenar los impactos del cambio climático con el Protocolo de Kioto. Desde entonces, se han celebrado quince cumbres climáticas con el objetivo de buscar sistematizar la ebriedad.
El asunto es que este problema no se queda meramente en rencillas con la madre naturaleza. Las consecuencias nos afectan directamente en la salud física y mental así como en la economía. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el fenómeno está produciendo, a corto, medio o largo plazo, un grave trastorno de la actividad económica y social en muchos sectores en todos los continentes, como el sector agropecuario, el energético y el turístico.
En la agricultura y ganadería, por ejemplo, los cambios climáticos y el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos van a afectar a los rendimientos de las cosechas y a la gestión ganadera e influirán en la elección de los lugares dedicados a la producción.
Federico Zapata es ingeniero con conocimiento en ecología humana e hidrometereología, con estudios de maestría en ecología. Sobre el tema, nos comenta: "Hay varios profesores y expertos que en vez de usar 'cambio climático global' prefieren hablar de 'cambio global' para dar a entender que el cambio no es solamente climático, y que lo que se percibe a nivel climático es una consecuencia de muchos efectos.
Tradicionalmente en los reportes del IPCC entre los diferentes escenarios que se han 'modelado' usualmente, se presenta el escenario 'sin cambio' en el que todas las cosas siguen como están actualmente, que es el más pesimista. Y se plantean diversos escenarios con diferentes cambios. Pero a la hora de la puesta en práctica de dichos cambios surge lo que yo llamaría una dialéctica cultura-gobierno, o acciones de arriba hacia abajo versus acciones de abajo hacia arriba. Es decir, los cambios que a nivel de humanidad se requieren para realmente responder al reto del 'cambio global' no deberían ser soluciones de arriba hacia abajo en la que se decretan ciertas medidas, sino que deberían ser cambios culturales de abajo hacia arriba guiados por la educación y el conocimiento, no por intereses de ciertos grupos.
Por ejemplo, uno de los mayores impactos, como es el de la ganadería, ampliamente reconocidos en informes como el de la FAO de 'la larga sombra de la ganadería', muestra que el metano producto de la ganadería, es un gas de efecto invernadero con un potencial 32 veces superior al CO2 y además, es uno de los mayores causantes de deforestación a nivel global, reduciendo la capacidad de absorción de gases de efecto invernadero. Esto pudiera asumirse en parte con una dieta vegetariana, pero ese 'simple' cambio cultural, ya significa todo un reto en sí mismo que muchas personas no están dispuestas a tomar.
Otros cambios culturales más drásticos, como la visión 'materialista' en la que asumimos que la única manera de vivir es al modo occidental, pudieran incluso ser más complejos de lograr. En la actualidad se propone el antropoceno, la nueva época geológica en la que se reconoce que los procesos naturales a nivel global tienen una fuerte influencia del ser humano. Y uno se pregunta si tendremos la capacidad como humanidad de dejar otra huella, de no dejarnos arrastrar por el espejismo del éxito, como representantes de una sociedad enferma".
Ángela Bolívar es ingeniera agrónoma y agroecóloga de la UCV y agrega: "Soy de la corriente de no llamarlo cambio climático sino más bien crisis climática. La naturaleza es perfecta y poderosa. Ella sabe regular y autorregularse, desequilibrarse y equilibrarse, desordenarse y ordenarse. La naturaleza es la perfección de Dios. Somos los humanos, los que no comprendemos y entendemos que con nuestras acciones destructivas, de codicia y de acumulación de capital afectamos sus procesos".
¿HAY ESPERANZA?
Aunque la distopía nos ronque en la cueva, las alternativas para subsanar este desbarajuste se encuentran a nivel global y local.
Rosenvelt Collazos es artista y es responsable del vivero de la Fundación para la Comunicación Popular CCS. Él nos habla de su aporte a la Madre Tierra: "Ahorita lo que más hago por la Pacha es trabajar en mí mismo. Trabajo en mí para tratar de ser un mejor ser humano. Sin embargo, hay varios proyectos en mente. Los techos verdes o 'reverdes'. Buscamos que los edificios de las misiones tengan techos verdes, de una forma bien estructurada. Esta iniciativa se está llevando a cabo en Estados Unidos y China, que son países altamente contaminantes".
Daniel Mora es activista ecológico, músico y antropólogo y agrega: "Trabajo con la praxis: cómo generar procesos cuyas huellas de carbón sean cada vez menores. Esto apunta hacia los procesos de emprendimiento y trabajo. Esto tiene que ver con la manera cómo producimos con mayor pertinencia ecológica. Ese desglose tiene que ver con un cambio en el uso de los materiales y el mercado. Debemos emular los procesos naturales que han coexistido durante miles de millones de años. Ese éxito podemos emularlo. La naturaleza es la fuente de analogía para desarrollar cualquier proceso desde el punto de vista económico".
FUTURO VERDE
Recientemente, la capa de ozono se pudo regenerar debido a que la humanidad se encerró durante la pandemia. Esta señal nos indica que pudiéramos ayudar a revertir el mal con un poco de esfuerzo. La solución pareciera encontrarse en un cambio de visión sobre la economía así como reforzar el enfoque de la educación y la cultura. Ningún esfuerzo es poco para poder salvar a nuestra única y deteriorada nave espacial.