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Eusebio Delfín y Figueroa, un trovador afortunado

15/08/25. De los grandes trovadores, hubo uno muy singular, no era un bohemio de la manera acostumbrada, él iba al grano, o mejor dicho al cañaveral, se casó con Amalia Bacardí y Cape, la hija del magnate del ron, Emilio Bacardí Moreau, senador y alcalde de Santiago de Cuba, así como nieta de Facundo Bacardí, el catalán que fundó la ronera en 1862. Tuvieron un único hijo llamado Eusebio Sergio Luis Delfín y Bacardí, quien ya de grande, fue notario en La Habana. Lo que si es cierto, que cantaba en los salones de lujo de Cuba.

 

 

...Delfín fue responsable del cambio en el estilo que se usaba para tocar boleros... Su elegante estilo e interpretación de sus canciones en las verbenas de la alta sociedad cubana, provocó entre los jóvenes gran entusiasmo por la guitarra como instrumento.

 

 

No podía ser de otra manera, ya que era todo un señorito de la aristocracia cubana, Eusebio Delfín y Figueroa, hijo de Don Ramón Delfín y González de Mendoza, corregidor del Comercio de Cienfuegos por Decreto Real de 1898 y agente consular del Reino de Italia en la misma ciudad. Eusebio, había nacido a finales del siglo XIX, en Palmira, Cienfuegos, Cuba, exactamente el 1 de abril de 1893, su holgada condición familiar, le permitió estudiar en el Colegio de Monserrat, de los jesuitas y más tarde con los Hermanos Maristas, graduándose como contador en Cienfuegos, e hizo carrera en la banca comercial, fue nombrado administrador de la sede del National City Bank of New York en Cienfuegos, ¡la propia pomada, pues! vicepresidente y administrador del Banco Hispano Cubano, director general de la Contabilidad de la Secretaría de Hacienda de la República de Cuba, y finalmente director del Banco Comercial.

 

 

Su bolero más conocido es el clásico de 1921 ¿Y tú qué has hecho?, estrenado por adivinen quién, la misma María Teresa Vera, ¡los estrenó toditos! Años después se reveló como inspirado compositor al estrenar El ciprés. Desde entonces hizo notables aportes a la cancionística criolla con piezas de su autoría total y, en su mayoría, a partir de textos de diferentes bardos, pues siempre se pronunció porque las letras de las canciones debían escribirlas los poetas. En este sentido musicalizó obras de autores cubanos y extranjeros: La guinda (Pedro Mata), Amar… eso es todo (Amado Nervo), ¿Dónde hallarte? (ibidem) Cabecita rubia (Rafael Arévalo Martínez), Y tú, ¿qué has hecho? (Rogelio Sopo Barreto), Aquella boca (ibidem), Ansias locas (ibidem), Las novias pasadas (Manuel Gutiérrez Nájera), Migajas de amor (Gustavo Sánchez Galarraga), Toca, campanero (ibidem), Con el alma (Ángel Lázaro), Sinceridad (Jiménez Saladrigas), Por siempre unidos (Gaspar Núñez de Arce), El día de la caña (Sergio Acebal) y unos pocos más, porque no fueron tantas.

 

 

De acuerdo a Guyún, Delfín fue responsable del cambio en el estilo que se usaba para tocar boleros. En los años veinte, el bolero era acompañado por guitarras rasgueadas y Delfín cambió esta forma a otra, consistente en una ejecución semiarpegiada. También repetía el ritmo cada tiempo y medio dejando en silencio la parte débil del segundo tiempo. Su elegante estilo e interpretación de sus canciones en las verbenas de la alta sociedad cubana, provocó entre los jóvenes gran entusiasmo por la guitarra como instrumento. Oni Acosta Llerena, reseña en Granma, “su mayor aporte fue la introducción de una novedosa técnica de la guitarra clásica o de concierto y, por ende, incluida en las obras del repertorio europeo de la época, proveniente de autores como Fernando Sor y Mauro Giuliani. Esta consistía en la utilización del arpegio como recurso técnico-expresivo del instrumento; algo no conocido –y mucho menos utilizado– en la música popular cubana, hasta que Delfín comenzó a introducir pasajes arpegiados en el acompañamiento de sus canciones. Así, de un profundo conocimiento musical y de la inteligente apropiación de un recurso sonoro, emanaron hondos aportes a la canción cubana de principios del siglo XX”.

 

 

Cuenta el cronista de la trova Lino Betancourt que era muy amigo de Manuel Corona, de Rosendo Ruiz y de Sindo Garay, y muy solidario con sus amigos músicos, detalla Lino que una vez se ganó ochenta mil pesos en una gira, y lo donó todo para obras benéficas. Estudió música con los profesores Gelabert, Vicente Sánchez Torralba y con el guitarrista ciego, Fernando Barrios, se presentó por primera vez en conciertos benéficos ligados al Ateneo de Cienfuegos, del que era fundador junto a su hermano Ramón María Delfín (autor de la novela La Gloria la Familia), y en el Teatro Terry en 1916.

 

 

En 1921, grabó gran cantidad de canciones cubanas, como solista o interpretando dúos con artistas como Rita Montaner. Eusebio donó gran parte de sus derechos de autor a obras de caridad en Cienfuegos. Hay un episodio curioso que pareciera una jodienda de Eusebio en relación a su letra, pero “según dicen algunos estudiosos, la encontró por casualidad este prestigioso músico en un almanaque y jamás pudo recordar a su autor. Sin embargo, hay quienes atribuyen, por el contrario, el texto al propio artista”. Eso lo comenté hace algunos años en esta columna, pero el propio Lino Betancourt, comentaba de un escritor mexicano, sin recordar el nombre, pero me sorprendió ayer un artículo de Ramón Fajardo “El barítono Eusebio Delfín”, diciendo que Rogelio Sopo Barreto, sería el autor. En la década de 1930 compuso Ansias locas con letra de Rogelio Sopo Barreto, lo que significa que, sí había un vínculo, pero no es tampoco el indicio. Sea de quien fuera, es uno de los boleros más lindos del mundo.

 

 

Les recomiendo una exquisita y auténtica versión de este gran bolero en las voces de Buena Vista Social Club. Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Eliades Ochoa, con la participacion de Barbarito Torres, Rubén González, Manuel «Guajiro» Mirabal, «Cachaíto» López, Puntillita, todos unidos en una gran canción que dio la vuelta al mundo de la mano de este fantástico grupo.

 

 

¡Llévatela Rosa!

 

 


POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez

 

ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancorui

#Música #Boleros #Trova #EusebioDelfín

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