• Inicio
  • Cuentos
  • Minimanual
  • Agenda Cultural
  • Música
    • Boleros que curan el alma
    • Bitácora sonora
    • Música en acción
  • Caracas
    • Cuéntame Caracas
    • Almanimal
    • Caminándola
    • Ciudad
    • En foco
    • Laguna de babel
    • La vida es juego
    • Pichones de Sibarita
    • Trama cotidiana
    • Trota CCS
  • Soberanías Sexuales
  • Miradas
    • Bajo la lupa
    • Crónicas gráficas del patrimonio
    • Envejecer y seguir siendo
    • Falsas Memorias
    • Miradas
    • Séptima morada
    • Tetas por el cuidado de la vida
    • Visiones Liberadoras
  • Entrevistas
    • Antroponautas
    • Entrevistas
  • Mitos
  • Literato
    • Mejor ni te cuento
    • Préstamo circulante
    • Son tres párrafos
  • La Revista
    • Somos
    • Columnistas
Puedes buscar por Título de la noticia
Inserte el Título

Un santo de a pie

25/09/25. En Caracas, donde la fe se mezcla con el caos y la esperanza, José Gregorio Hernández no es sólo un santo. Es un ícono urbano de resistencia, un rostro familiar que aparece entre grafitis, estampitas, murales y oraciones improvisadas. Su canonización, anunciada el 25 de febrero de 2025 y consumada en pocos días, no fue simplemente un acto religioso; fue, además, una reivindicación colectiva, una celebración de lo que significa ser caraqueño.

 

 

...José Gregorio ha trascendido el altar... se adapta a los lenguajes del arte callejero, de la cultura popular, de la espiritualidad urbana... Es el único santo que puede estar en una iglesia y en una fiesta...

 

 

Desde hace décadas, José Gregorio ha estado presente en la vida cotidiana de los caraqueños. No como una figura lejana de vitrales y solemnidad, sino como un “panita burda” que acompaña en el tráfico, frente al abasto, en la farmacia, haciendo mercado, e incluso a punto de pagar.

 

 

Su imagen, con sombrero, bigote y mirada serena, se ha convertido en parte del paisaje urbano. Está en los altares caseros, en los taxis, en las paredes del barrio, en las tiendas de bisutería, en los negocios esotéricos, en los corazones de quienes lo invocan con la familiaridad de quien llama a un padre.

 

 

Su inminente canonización no hizo más que oficializar lo que Caracas ya sabía: José Gregorio es nuestro santo más cercano. Pero el reconocimiento del Vaticano fue una victoria espiritual para una ciudad que ha aprendido a sobrevivir entre el asedio, la inflación y los imponderables. Fue como si, por fin, alguien allá arriba se apiadara de nuestra apaleada vocación de idólatras.

 

 

Ser caraqueño es caminar sobre la cuerda floja entre el milagro y la rutina. Es confiar en que el Metro funcionará, el agua llegará, el día no terminará en oscurana. En ese contexto, José Gregorio representa la espiritualidad del día a día, la devoción sin solemnidad, la fe que se expresa en voz baja, con una mirada al cielo y un “ayúdame Goyito” susurrado como un murmullo.

 

 

Su canonización es también la canonización de la caraqueñidad. Esa mezcla de irreverencia y fervor, de humor y esperanza, de resiliencia y ternura. Porque José Gregorio no es sólo el “médico de los pobres”, es el santo de los mototaxistas, de las abuelas que rezan en la cocina, de los jóvenes que lo pintan en murales, de los enfermos que le escriben cartas, de los que creen y gatean como promesa sobre la plaza de La Candelaria hasta su nicho mortuorio.

 

 

En una ciudad donde lo sagrado convive con lo profano, José Gregorio ha trascendido el altar. Es un santo pop, una figura que se adapta a los lenguajes del arte callejero, de la cultura popular, de la espiritualidad urbana. Su rostro aparece en camisetas, stickers, canciones, libros, teatro. Es el único santo que puede estar en una iglesia y en una fiesta, en una oración y en una conversación casual.

 

 

Su sacralización no lo aleja del pueblo sino lo acerca aún más, convirtiéndolo en un símbolo de identidad, en un emblema de lo que Caracas quiere ser: una ciudad que, a pesar de todo, sigue creyendo. Porque si algo define al caraqueño es esa capacidad de mirar al cielo y encontrar en él no sólo respuestas, sino compañía. Incluso, aun siendo bien ateo. 

 

 

 


POR MARLON ZAMBRANO • @zar_lon

 

ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta

#Caracas #Goyo #JoséGregorioHernández

Compartir

Noticias Relacionadas

Adiós a mi peluquera

  • 29/01/2024

Tú

  • 13/03/2025

Andrés Mariño Palacio: Un genio desahuciado

  • 07/11/2023

La lengua proscrita

  • 16/01/2025
Ta fino

Mancheta

Es inaceptable
Ubicación
  • Esquina de San Jacinto, Edificio Gradillas “C”, piso 1, Caracas 1010, Distrito Capital
  • 0212-3268703
Enlaces
  • Cuentos
  • Minimanual
  • Agenda Cultural
  • Boleros que curan el alma
  • Bitácora sonora
  • Música en acción
  • Ciudad
Enlaces
  • Soberanías Sexuales
  • Bajo la lupa
  • Antroponautas
  • Entrevistas
  • Mitos
  • Mejor ni te cuento
  • Préstamo circulante
Galería ¡CARACAS VIVA!
© 2022 ÉPALECCS | al ritmo de la ciudad