02/03/2023. En la ciudad, una nueva generación de jóvenes profesionales se ha lanzado a las calles a proponer nuevas formas de convivencia y paradigmas más humanos donde la inclusión y la originalidad marcan la pauta. Masaya Correa es una joven representante de este nuevo liderazgo urbano. A través de la filosofía, el arte y la militancia urbana, Masaya propone abrir la conciencia hacia nuevos modelos de relaciones interpersonales más reales y menos acartonados. Uno de sus proyectos más exitosos es la propuesta Tango Kuir, para generar debate y reflexión en torno al tema LGTBIQ+. Conozcamos más de la voz poética de Masaya Correa.
1.- ¿Cómo se define Masaya Correa?
No me defino (jajajaja). No, hablando en serio, le rehúyo a las definiciones, me producen vértigo y ansiedad. Y, curiosamente, creo que eso es algo que me ha definido muchas veces… Me gusta habitar las zonas intermedias, móviles... Algo entre el arte, el activismo, la reflexión filosófica, las labores de la casa, la generación de espacios de encuentro, el tango. Todo en una licuadora: un batido con límites difusos.
2.- ¿Cómo llega el arte a tu vida?
Yo estudié artes plásticas en la Reverón (esa maravillosa escuela que ahora forma parte de la Universidad de las Artes). Tengo un recuerdo delicioso de cómo llegué allí. Yo estudiaba bachillerato, creo que 4° año. Tenía algunos conocidos ya grandes que estudiaban arte y un día uno de ellos me invitó a una “clase de Chacho” en los talleres de Escultura de Caño Amarillo. Fui con cierta reticencia porque no entendía mucho de qué se trataba o por qué ese tal Chacho –al que no conocía de nada– me dejaría entrar a su clase. Cuando llegué, lo que encontré fue una especie de fiesta, un espacio abierto para todo aquel que quisiera participar… el profesor Chacho Cabrera (a quien luego conocí, amé, fui su alumna, amiga, preparadora, cómplice) había invitado a una bolerista para que cantara, contara sus historias de vida, hablara con los alumnos y discutiera sobre procesos de creación. Había guarapita, un ambiente lleno de risas, declaraciones intensas, encuentros íntimos y gente tan diversa como divergente. Ese día me enamoré de la Reverón. Podría decir que para mi nunca se trató de estudiar arte, sino de formar parte de esa escuela, de esa gente. Creo que desde el principio el arte fue para mí una excusa, un detonante para el encuentro creativo, una dinámica socializadora y radicalmente individual a la vez.
3.- ¿Cuál es tu aporte?
Guao, qué pregunta tan difícil. Quisiera pensar que de cada espacio social o profesional, de cada área de interés, saco algo y dejo algo… Del arte, saco un modo libre y a veces quimérico de pensar y de relacionarme con la dimensión perceptual y estética de las cosas. En ese ámbito me gustaría aportar, y escuchar posibilidades colectivas de creación. De la filosofía… no lo sé, siento que le debo hasta la respiración. Creo que sin importar qué haga o qué tan grande sea el alcance, tengo la necesidad de producir pequeñas crisis epistemológicas… cuestionamientos simples que de alguna forma nos devuelvan la sorpresa ante aspectos de nuestra existencia que solemos dar por sentado: el género, la sexualidad, la “esencia”, el cuerpo, los pactos y mandatos sociales, las técnicas que atraviesan y dan forma a nuestras percepciones. Ahora es que me falta por hacer y decir, así que mi aporte es más bien una deuda. En el ámbito del activismo es donde tengo más claro lo que pongo. Por una parte, intento acompañar a organizaciones que defienden y promueven los derechos humanos (DDHH), sobre todo para la comunidad LGBTIQ+. Por otra parte, siento que, si bien la defensa de derechos es una labor de trincheras, ruda, demandante, imprescindible, no es lo único que necesitamos hacer. Hacen falta espacios de juego, libres del adultocentrismo que dictaminan cómo debe ser nuestra gestión adulta del placer, espacios de reflexión que nos permitan explorarnos con libertad. De allí los picnic nocturnos de Ser Urbano en espacios públicos de Caracas, o tomas culturales comunitarias como la que hicimos en La Candela se Prendió en noviembre del año pasado y que pronto tendrá una segunda edición, el Tango Kuir que es un taller permanente y un laboratorio de conexión entre cuerpos sin roles fijos de género, Altercenso y sus modos alternativos de censar y visibilizar las alteridades sociales y corporales. Estoy metida en un montón de proyectos que combinan distintos ámbitos y áreas de interés…
4.- Cuéntanos de la experiencia con el proyecto de Tango Queer.
Lo llamamos Tango Kuir, con K… es una apropiación fonética, una conexión con algunas experiencias que vienen de otras partes. Laura Fargier, mi compañera en el amor, en la vida, en los proyectos y en todo lo demás, es bailarina contemporánea intérprete, egresada de Unearte, donde ahora es profesora. Ella tiene más de diez años bailando tango…
Conocernos fue una afortunada coincidencia de mundos porque en ese momento ella estaba explorando el Tango Queer, que es un movimiento mundial, una tendencia que incorpora una interesante apertura de género. Yo, por mi parte, estaba explorando la filosofía queer –leyendo a Preciado, Misse y Judith Butler–. Quería aprender a bailar (todavía trabajo en ello), pero quería tener la oportunidad de bailar con chicas. El rol de guía o líder está tradicionalmente reservado a los hombres, y el tango ha tenido una historia bastante heteronormada y machista. Así que decidimos levantar este proyecto que Laura quería hacer desde hace tiempo. Dictamos talleres regulares los sábados en los espacios de la GAN (el 11 de marzo comienza uno de cuatro sesiones –valga la cuña–), en donde proponemos continuos cambios de roles y todes bailamos con todes, sin importar cuales sean nuestras expresiones de género. Una cosa hermosísima del tango social o milonguero, es que demanda una atención continua al cuerpo del otre mientras ambxs hacen una interpretación musical que es siempre improvisada y con infinidad de posibilidades. El Tango Kuir tiene la virtud de poner a disposición de todes las herramientas históricamente reservadas sólo a hombres o a mujeres. Por eso, muchas de las personas que se han acercado a las clases, simplemente buscan aprender el tango desde todos sus flancos o trabajar con un rol específico pero teniendo en cuenta la experiencia de estar también del otro lado. Hemos hecho milongas, clases abiertas en espacios públicos y se vienen muchas más cosas por ahí. Todo esto es autofinanciado y los talleres son pagos, pero queremos buscar la forma de generar becas y talleres libres.
5.- ¿Cuáles son tus otros proyectos artísticos actualmente?
Estoy trabajando en un proyecto híbrido llamado Altercenso. Inicialmente, fue pensado para censar distintas disidencias sexuales, sociales, corporales y de género que suelen ser invisibilizadas. También fue pensado como un espacio para llevar a cabo formas no convencionales, artísticas y alternativas de visibilización y contabilidad. Cuando haces una medición estadística, te ves obligado a establecer rangos y categorías que pueden llegar a sentirse como verdaderas camisas de fuerza, sin contar con que hablamos de poblaciones ocultas y estigmatizadas que difícilmente van a levantar la mano sin más. Así fue como pensamos las Paradas Kuir (algo entre el plantón, la celebración y la convocatoria artística y creativa). Este proyecto ganó una mención en el concurso Ciudades Brillantes de la Fundación Espacio. Por desgracia, las menciones no reciben financiamiento. Aun así, con el apoyo de la organización Somos y un trabajo con la comunidad de La Candelaria, hicimos nuestra primera Parada Kuir justo el día de la Memoria Trans el año pasado. Fue una experiencia hermosa… Tuvimos la participación de artistas como Pedro Marrero Fuenmayor, Luis Toto García, Bolívar Pérez, Keban Frías y Laura Fargier, activistas por los derechos trans como Paul Martucci de Transcendiendo Fronteras, a Liohan Delgado, a Mima Cortez y a Victory Abbi de Esbaratao, y tuvimos una sesión de video-retratos con una dinámica sobre diferencia y diversidad.
También para Altercenso estoy preparando en este momento una tabla taxonómica de pechos… Hombres, mujeres, personas trans, no binarias… no importa el género. Tenemos un foro que invita a quien quiera participar a dejar unos datos simples y un selfie de uno de sus pechos. Todo esto es para la construcción de un mural, un empapelado de afiches en el que las fotos se vean unas al lado de las otras en un continuo de diferencias y semejanzas. Además de que se trata de una imagen estéticamente trabajada con un resultado muy bello, creemos que es una perfecta ocasión para pensar en las violencias que moldean nuestros cuerpos… pezones perfectamente permitidos y pezones censurados y prohibidos, aunque la diferencia formal entre ellos sea mínima o nula. Para las impresiones también recibimos el apoyo de Somos, pero queremos que esta tabla siga creciendo y que este mural tenga presentaciones distintas. Ojalá encontremos una pared para el Día de la Mujer, sería una ocasión perfecta.
Hay otras cosas también por ahí…
6.- ¿Cómo percibes a la comunidad LGBTIQ+ en Venezuela?
Es difícil decirlo. El año pasado tuvimos una marcha impresionante el día del orgullo, más de veinte mil personas. Fue como un desahogo de los tiempos de pandemia. En pandemia yo estuve trabajando con Ciudad Laboratorio en una observación de flujo nocturno de personas en plazas, y pudimos ver que la presencia queer era prácticamente inexistente. Eso pasa siempre que hay alguna clase de control policial: los primeros segmentos sociales que desaparecen son los tradicionalmente vulnerados. Luego de la marcha, la comunidad recibió mucha atención, buena y mala… se crearon nuevas organizaciones y se fortalecieron otras. Había algo en el aire, no se, la sensación de que la cosa LGBTIQ+ era capaz de articular tejido social en un contexto de mucha desmovilización política. Eso, por supuesto, despertó la alarma en grupos religiosos que consideran que todo lo que no sea heterosexual y cisgénero es una aberración que debe desaparecer. Actualmente hay un preocupante apoyo gubernamental a esos grupos religiosos junto con una fiscalización y control de las ONGs que hace que todo se vuelva muy cuesta arriba. Temo por una renovada cacería de brujas y solo espero que tengamos la sabiduría necesaria para mantenernos unidos y que sepamos cuidarnos entre todes. También espero que las personas que no se sientan parte de la comunidad LGBTIQ+ se den cuenta de que el derecho a la diversidad y a la autodeterminación de nuestros cuerpos nos libera a todes y nos hace más grandes como sociedad.
7.- ¿Qué hace falta para lograr la equidad en la comunidad LGBTIQ+?
Creo que es muy importante que toda la sociedad civil entienda esta lucha. No se trata de que unos cuantos homosexuales quieran besarse en público, se trata del derecho a existir siendo diferente. Cuando examinas a cualquier persona con lupa, te das cuenta de que es imposible encajar 100% con las expectativas de roles de género que nos imponen socialmente. Todxs somos rarxs. La pregunta que deberíamos hacernos es si nos parece bien que nuestras diferencias nos quiten derechos. El matrimonio igualitario no es un solo un asunto de amor entre personas del mismo sexo, es de protección económica, legal. Lo mismo pasa con el cambio de nombre para las personas trans… hay una ley para que eso sea posible, pero no hay procedimientos administrativos y sistemáticamente les niegan su derecho. Por otra parte, las personas que se dedican a contener los flancos desprotegidos y vulnerables de la población, se encuentran ellas mismas desprotegidas… Trabajamos con las uñas, no tenemos buenos recursos y cada vez es más difícil hacer el trabajo. Para mi, lo más importante para lograr la equidad es un cambio de perspectiva, y no podremos lograr eso si en el camino morimos de hambre.
8.- Cuéntanos de tu militancia urbana.
En este momento, formo parte del equipo de organizadores de Ser Urbano, un colectivo que tiene como catorce años celebrando la buena vida pública. No tiene ninguna filiación partidista y no hacemos ninguna clase de proselitismo. Hacemos una combinación entre juego, activismo y arte. Nuestra actividad más emblemática son los picnics semanales… Antes de la pandemia, Ser Urbano tuvo once años de picnics ininterrumpidos: cada martes, un espacio público distinto de la ciudad, una invitación abierta a cualquiera que quiera compartir, todxs llevamos alimentos que procuramos que sean saludables, extendemos un mantel y celebramos que la calle es nuestra, que las plazas no son solo lugares de paso, que Caracas de noche es una buena opción cuando no la abandonamos a su suerte. También soy ciclista urbana y defiendo con mi cuerpo el derecho a una movilidad responsable con el medio ambiente. Nuestras ciudades son carrocéntricas y bicicletas o peatones suelen ser leídos como estorbos inconvenientes de la calzada.
Junto a un equipo de vecinos de La Candelaria, estamos planificando la segunda edición de La Candela se Prendió, que es una toma cultural de la calle, con música, poesía, performance, comida, emprendimientos locales, instalaciones, video arte… todo autofinanciado aunque nos encantaría contar con el financiamiento de otrxs, así que si saben de algún interesado, nos avisan.
La Candelaria –lugar al que he vuelto después catorce años de vivir en otra parte– es una comunidad difícil, diversa y muy interesante. Hay un fuerte componente religioso, extranjeros de varias generaciones y muchos artistas. Pero la mayoría de las personas vivimos aquí de la puerta para dentro, dándole la espalda a la calle y a sus muchos problemas de basura, iluminación, ruido, indigencia, mala planificación urbana… Así que cualquier cosa que nos haga recordar que la calle está ahí para nosotros y que es un lugar de injerencia, será un buen resultado.
9.- ¿Qué logros has alcanzado con tus propuestas?
Otra pregunta difícil (jajajajaja). Creo que mis objetivos son siempre chiquitos, de las micropolíticas de la experiencia. Los encuentros, los picnics, las creaciones colectivas, las tomas culturales, son pequeños cambios de perspectiva, cosas que hacen que las personas se vinculen de otros modos. Creo que para mí lo más importante no es lo que yo tenga para decir, sino hacer que las personas a las que les lleguen mis trabajos descubran lo que ellas tienen para decir. Tengo tiempo pensando que la voz y el derecho de palabra se engendran mutuamente, que crecen a la vez y son en cierto modo consustanciales. Me gustaría pensar que he ayudado a que, de vez en cuando, alguna que otra persona encuentre su voz. Pero esas no son cosas que logre yo sola… siempre hay un colectivo y un contexto…
10.- ¿Te sientes realizada?
Hay días que sí, hay días que no…
11.- ¿Qué temáticas abordas en tu arte?
No se bien qué me depara el arte en el futuro inmediato, pero si hablamos de temáticas, hay dos que se me presentan con insistencia. Una es con respecto al derecho de palabra del cuerpo. Los cuerpos parecen tener una magnifica resistencia al silencio y a la reducción normalizada de nuestra realidad. Quizá eso pueda sonar un poco abstracto, pero no lo es, es de las cosas más concretas que hay. Nuestros cuerpos no solo son incapaces de ocultar sus diferencias y particularidades, sino que también hablan de la violencia social y epistemológica a la que están sometidos. Un ejercicio tan simple como tomarte una foto de tu propio pezón, ha resultado una experiencia reveladora para muchas personas, porque les hace pensar en la forma como nos jerarquizamos, en que tenemos zonas que llamamos “sexuales” que, a pesar de que en muchos casos son indiscernibles con respecto a las de los hombres, nuestra relación es de censura. No estoy muy segura de que existan las categorías corporales… me parece más bien que siempre se trata de técnicas de inteligibilidad. ¿Cuál es el límite entre un cuerpo capacitado y otro discapacitado? ¿Por qué seguimos teniendo dinámicas y espacios capacitistas?
El otro tema es más bien lo opuesto, o eso podría parecer. Me interesan mucho las suspensiones de la identidad y, por eso mismo, también de las autorías. Estamos en un momento en el que la inteligencia artificial está a punto de secuestrar todas nuestras conversaciones… no se hablará de otra cosa. Pero antes de llegar allí, tengo la sensación de que se vuelve imprescindible hablar de un tema intermedio… La creación aleatoria, post-humana o para-humana. Me interesa el “random”, la generación programada de imágenes cuando el orden o la sucesión o la contigüidad no persiguen ningún fin ni ninguna intención propiamente “humana”. Codificación creativa…
12.- ¿Qué te falta por hacer?
Todo (jajajaja). A penas estoy comenzando. Y necesito vender muchos raspaos en el camino (jajajajaja). Hace poco puse a funcionar una antigua máquina de hacer raspaos, de esas que son de hierro colado, verdes, con arabescos, cisnes y peces… Es completamente vintage. La he sacado un poco de forma performática para hacer tragos. Al principio, la llevé a un sitio nuevo maravilloso que se llama La Casa Disiente, un pequeño centro de arte en el Cafetal que ya me parece un gigante potente. Ellos me invitaron en el marco de una exposición de Blanca Haddad, que está aquí en Venezuela haciendo cosas increíbles desde su casita en La Pastora. Curiosamente, la máquina ha resultado una buena fuente de ingresos y a la gente le encanta toda la estética de la cosa, sin contar con que los raspaos de jengibre con cocuy son deliciosos y muy celebrados. Así que, sea raspando o de alguna otra forma, necesitamos levantar el dinero para seguir produciendo y conectando con la calle.
13.- ¿Qué mensaje deseas darle a la comunidad de Epale Ccs?
Voy a aprovechar esta ocasión para hacer una cuña: el sábado 11 de marzo, de 11 a 12:30, vayan a clases de Tango Kuir en el 2° piso de la GAN. Si dicen que van de parte de Epale Css, la primera clase será gratis y solo tendrán que pagar si se enamoran tanto que deciden hacer el resto del taller con nosotras.
Pero también quisiera decirles: la calle es suya…
POR MARÍA EUGENIA COLOMINE • @mariacolomine
FOTOGRAFÍA ALEXIS DENIZ • @denizfotografia