09/03/2023. Contaban que era tan exuberante esta tierra nuestra cuando llegaron los españoles que algunos le llamaron Nuevo Mundo y otros se sintieron en el paraíso. Debió ser, un infinito cuadro de colores vibrantes, de aguas turquesas que reventaban en una montaña verde habitada por seres rojos, anaranjados, morados, que andaban entre cantos y brumas. De toda aquella tierra, este fragmento nuestro, la antigua Capitanía General de Venezuela, en su franja caribe, con sus cordilleras, con sus praderas, su desierto y los grandes ríos, multicolores y potentes, generó la admiración de muchos científicos que venían a la búsqueda del saber, de la fertilidad y de la riqueza.
Entre todos ellos, ¿cuánto tardó en aparecer una mujer? De manera expresa, las mujeres eran apartadas de los trabajos de la botánica, considerada un dominio exclusivamente masculino, lleno de peligros, aventuras y pasiones. Habían quienes se aseguraban que las señoras no se acercasen a menos que fuese, de manera auxiliar, ayudando a las clasificaciones y esto tampoco era aceptado por todos. Mirando atrás nos traemos dos nombres de estadounidenses como pioneras. El de Ynes Mexia y Jane Colden. La fascinante historia de Ynes es de una mujer que hace cerca de dos siglos arrancó su carrera a los cincuenta y cinco años, luego de dos divorcios y haberse entregado a las tareas “propias de su sexo” durante su primera vida.
Durante doce años, Ynes se dedicó al trabajo en pleno y logró incluso los primeros registros de plantas originarias de México, toda una leyenda. Jane, por su parte, desafió que le limitasen la aventura y estudió todo lo que pudo encontrar en Nueva York, su trabajo se inmortalizó en importantes publicaciones.
De vuelta a casa, el corazón de nuestra botánica está anclado en la figura de Henry Pittier, quien tuvo como alumna a Zoraida Luces de Febres, la primera científica botánica de Venezuela, considerada toda una pionera para nuestro continente, donde se le menciona con frecuencia al lado de Mary Agnes Meara Chase, quien tenía una mano en la flora y la otra, en la lucha por los derechos de las mujeres estadounidenses.
Zoraida dejó una larga obra publicada y trabajó principalmente con gramíneas, que, son la familia a la que pertenecen el arroz, el trigo y la caña de azúcar. De su paso por la vida, también quedan huellas en uno de los tesoros caraqueños, el Jardín Botánico, al cual también dedicó parte de su obra. Una manera muy verde, audaz y científica de vivir, como lo demostraron estas chicas.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta