Cada 13 de septiembre los artesanos chocolateros celebran el día del postre favorito del mundo
Por María Eugenia Acero Colomine • @mariacolomine / Fotografías Michael Mata • @realmonto
El 13 de septiembre es el Día Internacional del Chocolate, en tributo al nacimiento del estadounidense Milton Hershey, fundador de The Hershey Chocolate Company y el escritor británico Roald Dahl, autor de Charlie y la Fábrica de Chocolate.
El gobierno bolivariano ha intervenido para la creación de chocolates con calidad para competir con otras marcas en el mundo. Para ello fundó la franquicia Cacao Venezuela, donde venden chocolate caliente, barras artesanales, bombones, chupetas y monedas de chocolates a precios solidarios. La marca que confecciona los chocolates Venezuela es Cacao Oderi. Incluso en el pasado existió una comuna chocolatera en la zona de Maca, Petare, donde la comunidad elaboraba bombones cimarrón.
Manuel Rodríguez, de Cacao Venezuela cercano a la plaza Bolívar, nos comparte: “El chocolate que preparamos viene de Barlovento. Elaboramos diferentes productos: el chocolate Cimarrón, Malembe y Guarura. También recibimos barras de chocolate de emprendedores artesanales. Nuestros chocolates tienen precios solidarios”.
Para celebrar el Día del Chocolate, quisimos conocer la experiencia de tres destacados artesanos chocolateros que han sacado adelante sus productos, ofreciendo al mercado un producto original con calidad de exportación. Conocimos a Laura Morales, artesana chocolatera en el estado Aragua; Soraya Al Achkar, de la marca Cakawa y Billy Esser, de Chocolate Paria.
Laura Morales: que el venezolano saboree el chocolate real
Laura Morales es una artesana chocolatera que se ha dedicado de manera vehemente a defender los árboles y la siembra en su pueblo, localizado en Santa Cruz de Aragua. Junto a su comunidad, imparte talleres de chocolatería a precios solidarios y celebra diversas actividades en pro de la toma de conciencia sobre el valor de los árboles y la naturaleza. Laura nos comparte: “Alimenté a mis hijos con pasta de cacao que compraba en Ocumare de la Costa, y al llegar a la escuela de chocolatería fue fabuloso porque encontré la vía para canalizar ese deseo para saber del cacao y el chocolate.
Básicamente elaboro chocolate oscuro familiar, formulado entre 50% al 65%. Además de una especie de granola, la cual defino como experimental, y la llamamos granola karibe, por sus ingredientes tropicales. Es libre de gluten, y tiene muy buena aceptación por su sabor achocolatado. Contiene yuca o batata en hojuelas, nibs de cacao, cambur deshidratado, hojuelas de coco, piña, más algún fruto de temporada como mango, pumarrosa, tamarindo chino, y también papelón, pimienta rosa, sarrapia o canela, sal marina y miel.
Cada venezolano debería conocer la belleza de un árbol de cacao. Desde 2017, junto a un grupo de personas en Aragua y otras partes, nos propusimos sembrarlo en patios y conucos, y por allí ya van varias familias comprometidas con plantas productivas diseminando el cacao, quienes ya andan llevando a otras familias la idea. También pienso que debemos ver el cacao más allá del chocolate, pues es un gran alimento, y cuando se procesa para chocolate pierde sus propiedades nutricionales. Somos el mejor cacao del mundo, pero nos siguen viendo como recién nacidos en chocolatería. Mi sueño es que cada venezolano conozca y saboree el chocolate real, tenga un árbol de cacao y sepa elaborar el chocolate familiar. Por eso estoy en la formación comunitaria de cacao y chocolate desde el Consejo Municipal de Artesanas y Artesanos de Santa Cruz de Aragua. Mientras haya vida, seguiremos haciendo la labor como la lombriz de tierra”.
Soraya Al Achkar: no vendemos chocolates, vendemos historias
Soraya Al Achkar abandonó una exitosa carrera como profesora universitaria para adentrarse en el mundo del chocolate. Luego de mucho viajar por Venezuela, empezó elaborando bombones, y luego se aventuró en trabajar el cacao hace ocho años, desde la raíz hasta la barra. Soraya emprendió entonces una labor profunda de formación que incluso la llevó a Italia para conocer a fondo el proceso de creación del chocolate. Su empeño por hacer un buen chocolate la hizo acreedora de un reconocimiento especial en Francia en 2020, que la ha motivado a seguir innovando con el producto. Hoy en día lleva adelante la marca Cakawa, con la que ofrece diversos tipos de barras y bombones con cacao que adquieren de diversas partes del país. Uno de sus productos estrellas es una colección con cuatro barras de chocolate provenientes de diferentes regiones de Venezuela, llamado “El país del cacao”. Adicionalmente, lanzó al mercado el concepto del Hot Chocolate Bar, con el que ofrece doce modalidades de chocolate caliente.
“Queremos que la gente aprenda a comer chocolate. Para nosotros, el valor de nuestro producto es la historia de los campesinos. Aquí hacemos todo el proceso hasta la tableta final. Nuestro cacao tiene poca azúcar, no tiene gluten ni lactosa. Nuestro chocolate caliente no tiene leche ni espesantes (a menos que quieras ponerle). Nosotros pasamos la mitad del año viajando por Venezuela encontrando granos adecuados. Hacemos mucho trabajo pedagógico en el campo. Hay muchas golosinas en el país, y hay muy poca valorización al chocolate hecho en Venezuela. Aunque cada vez hay más gente haciendo buen chocolate. Justo en el año de la pandemia, enviamos a Francia una barra de chocolate con cacao hecho en Barinas. Para nuestra sorpresa ganamos entre 130 chocolates”.
Billy Esser: hay abundancia de cacao en Venezuela
Billy Esser es el heredero de una empresa familiar que creó en el oriente de Venezuela la marca Chocolates Paria. Los Chocolates Paria vienen en varias presentaciones de barras de 50%, 60% 70%, 100% y chocolate con especias, al igual que diversos bombones. Ofrecen incluso hermosas cajas de regalo confeccionadas por artesanos de Paria.
Billy nos comparte su experiencia: “Nosotros desde el 2000 empezamos. Mis abuelos compraron una casita en Chacaracual, en Río Caribe. La convirtieron en una posada, y al darse cuenta de que había mucho cacao decidieron pedir un crédito y desarrollaron la empresa de chocolate. Nos mantenemos operativos desde entonces de manera semi industrial, a pesar de la pandemia.
“Nosotros le compramos cacao a los productores aledaños a Chacaracual, que por lo general llevan el cacao en burro. Nosotros no compramos cualquier cacao. Tenemos unos productores de confianza que aplican el curtiembre. A veces se nos dificulta la manteca de cacao. Ahorita la estamos comprando en Los Teques. Recibimos el cacao seco, luego lo tostamos. Cuando se tuesta, toda la planta se impregna del olor de chocolate. Una vez que se tuesta, merma el peso del cacao. Después le eliminamos la cáscara. Una vez descascarillado, obtenemos el nib: el grano sin cáscara. Ahí empieza la formulación del chocolate: 100%, de cacao, 70% de cacao. Nuestro eslogan es “chocolate orgánico, fino de aroma”. Así nos hemos mantenido. Le agregamos solo azúcar y manteca de cacao. El chocolate con leche lo hacemos una vez al año. Mientras más oscuro sea el chocolate, mejor. Nosotros tenemos competencia porque Nestlé compra mucho cacao allá. Ellos compran el cacao en efectivo. Hay personas de la zona que tienen veinte años trabajando con nosotros. Nos comprometimos con el pueblo. Nos sentimos parte de la comunidad, y la gente se enorgullece porque somos una fuente de ingreso para la comunidad. Ahorita estoy viendo un auge en la cultura chocolatera, hay nuevas marcas y se está produciendo. Hay un aumento en la producción del chocolate, y eso es el deber ser”.
El mejor postre
A pesar de que existen muchas marcas de golosinas en el mercado, el verdadero chocolate se está produciendo de la mano de artesanos serios y comprometidos. Vale la pena impulsar en la población una cultura chocolatera para que aprendamos a disfrutar el producto del verdadero cacao, y vayamos haciendo a un lado tanta chuchería atiborrada de químicos