04/05/2023. Casi siempre que nos las nombran, nos dicen primero que fue la mujer de Bolívar. Así, no la esposa porque nuestro Padre Libertador sólo se casó con María Teresa. Sin embargo, recordar a Bolívar sin Manuela es arrancarle los pétalos a una rosa. Una construcción incompleta, inolora, dolorosa. Linda la historia y conmovedoras las cartas, pero Manuela era mucha mujer por ella misma, solita. Por derecho propio, Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru fue una política y una militar importante de su época. Además de una mujer que asumió y enfrentó el fracaso de su matrimonio con James Thorne, un inglés mucho mayor que ella.
Manuela era poliglota -hablaba inglés y francés- además fue nombrada caballeresa de la Orden El Sol del Perú por José de San Martín, libertador del sur. Quiso ser parte del ejército que acompañó a Sucre, pero la falta del permiso del marido se lo impidió. A la entrada de Bolívar a Quito, logró captar su atención al lanzarle una corona, con tal puntería que el Libertador piropeó su habilidad. El resto de la historia, en especial de la pasión, la conocemos.
¿Pero quién fue esta mujer? ¿Cuántas cómo ella hubo? La Independencia nos las pintaron como una proeza que hicieron sólo los hombres, aunque comiencen a demostrar las exploraciones de los sitios de batallas que allí también existieron mujeres, autorizadas o no, casadas o no, brazo a brazo, echando a quien antes nuestra tierra invadió.
Muerto el Libertador, Manuela mantiene la dignidad en un período oscuro de persecución y destierro. Ella, conservó junto a sí parte de nuestra historia, sus cartas, algunos documentos. Dicen que además de los que le dio a O’Leary para que pudiera escribir sus libros, muchos se perdieron; que a su humilde morada final llegó Simón Rodríguez a verla, en ese momento cuando Manuela ha perdido hasta el dinero de la dote que su familia le dio a su marido y le fue negada su herencia, sobrevive de la venta del tabaco, pero nada hace que su lealtad a Bolívar sufra una grieta. Por eso, decía, que si vivo lo adoró, muerto lo veneró.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta