11/05/23. En el artículo anterior inicié con una serie de recomendaciones para los que desean participar en un concurso literario. En este continuaremos en la onda de las justas literarias y las precauciones necesarias para que no incurras en riesgos innecesarios, que los hay y muchos.
- No está mal que hagas de investigador o investigadora cuando hayas escogido el o los concursos a donde quieres enviar tu manuscrito. Es bueno fijarse en el número de la edición. Nunca será igual si el certamen es el veinticinco a si es el primero.
- Fíjate bien en las condiciones que impone el comité organizador del evento. Por ejemplo, si incluye una cláusula como la de exigir la presencia del ganador para la entrega del premio, sería bueno fijarse en el monto del galardón, si realmente lo vale. Si ofrecen cubrir los gastos de traslados y alojamiento, en el caso de que debas salir de tu ciudad o país. También es válido que te fijes en si los organizadores de la justa literaria están legalmente constituidos, si tienen trayectoria de reconocimiento o que no hayan estado envueltos en algún escándalo por incumplimiento.
- Nunca, jamás, de ningún modo, en lo absoluto, cedas tus derechos de autor. Eso es, para un escritor verdadero, innegociable. Que ser un ghostwriter es otra cosa. Les juro (por este puñado de cruces) que no los juzgo.
- Nunca, jamás, de ningún modo, en lo absoluto dejes pistas en tu manuscrito para que un posible jurado te reconozca o beneficie. En estos casos, casi siempre el libro suele ser tan malo como la estrategia ingenua de principiante inseguro.
- Nunca, jamás, de ningún modo, en lo absoluto incluyas dedicatorias en el manuscrito que enviarás a concurso.
- Nunca, jamás, de ningún modo, en lo absoluto incluyas diseños para que el “libro se vea más bonito”. A los jurados les suele dar temblequera cuando reciben manuscritos con portadas en Power Point, Canva, InShot, y otras. No, nunca. Que no es tarjeta del día de las madres.
- No aumentes artificialmente el número de páginas para alcanzar el mínimo exigido (introducir diálogos mal concebidos, incluir un poema extenso, que nada que ver con la historia, escribir párrafos de cuatro líneas. Espaciados improcedentes entre párrafo y párrafo). Por lo general el jurado suele estar integrado por personas inteligentes, por eso son jurados. Sí se dan cuenta de los trucos y lo más probable es que descarten seguir leyendo algo con tan poco rigor. Honestidad ante todo. Enviar un libro con unos folios menos que lo pedido pero bien escritas y apegadas a las normas, te hará quedar como un o una valiente y no harás el ridículo. Esto muchas veces resulta un beneficio a mediano o largo plazo.
Pues les diré que como que hará falta otro artículo en esta misma onda, porque para decirlo con gigantesco lugar común que no debemos usar NEVER, se me ha quedado mucha tinta en el tintero. Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: Aprovechando que más arriba utilicé la palabra ghostwriter (no es spoiler), recomiendo la lectura de la novela Gutiérrez a secas, del admirado escritor argentino Vicente Battista. Está publicada en Monte Ávila.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial
ILUTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com