08/06/2023. Muy pocos artistas renacen en varios momentos cual Ave Fénix. A Anna Mae Bullock le tocó levantarse más de una vez como Anna y como Tina Turner. Nacida en Tennesse, desde niña la acompañó el infortunio. Primero, creció en una familia desestructurada, ya que fue abandonada por los padres. Se crió con abuelos y allegados, y estuvo dando vueltas en distintas ciudades de Estados Unidos y con diferentes oficios para sobrevivir: doméstica, auxiliar de enfermería, entre otros.
De esa forma transcurrió la infancia y juventud de Bullock. No obstante, su acercamiento a la música empezó en Memphis, Florida, asistiendo a las iglesias bautistas y participando en los coros de góspel. Vivir esta experiencia cultural es parte del ritual del afroamericano. En este estilo de música la fortaleza se halla en la voz, precisamente, lo que a la futura Tina le sobró.
Esas voces negras -como también se les llaman- salen de las entrañas, de las heridas, del dolor, y también de la devoción a Dios. Pero, lamentablemente, Bullock no contó con el apoyo familiar para seguir en el canto y desarrollar una carrera musical profesional.
A mediados de los años cincuenta y sesenta, viviendo en Saint Louis, se iba junto a su hermana a locales nocturnos a ver grupos y entre ellos estaba Ike Turner con una banda de música afroamericana (blues, rock and roll, etcétera). Tina quedó en la audición y se convirtió en corista. Su primer nombre artístico fue Little Ann y, más tarde, formaron Ike and Tina Turner.
Lo que vino, de igual manera, se conoce: la tortura al lado de su esposo y manager Ike Turner. Un tipo drogadicto y machista que maltrató a Tina de varias formas. Hay que ver el coraje de la artista para soportar aquellos tormentos y, después, separarse de su marido. En los años setenta la cantante no sólo lo dejó, sino que hizo público los abusos que sufría. El contexto es una sociedad racista y conservadora como Estados Unidos. Tina no la tuvo fácil.
Así que el abandono familiar fue la primera desdicha de Tina, y la segunda: la violencia doméstica. De las dos dificultades se levantó. La intérprete pudo sumirse en el mundo de las drogas, devastarse en la depresión u otro mal camino, pero luego del conflicto con su pareja, rompió el silencio y emprendió su nuevo rumbo.
La tercera vencida
Ya superados los obstáculos de aquellas dos décadas, el tercer y gran florecer de Tina fue, sin duda, los años ochenta cuando es firmada por Capitol Records para hacer una versión de Lets stay together, del cantautor de soul Al Green. Le fue bien con este sencillo en Estados Unidos. Esto apenas era el inicio, porque lo que vino fue la internacionalización y el título de "Reina de Rock and Roll".
Los éxitos discográficos y en el cine no tardaron. En 1984 grabó What’s love got to do with it?, tema que la catapultó. Tina contaba que no lo quería cantar porque salía de una situación de desamor y la canción era eso. La artista en ese momento era budista y afirmaba que la religión la ayudó a llenarse de buena energía. Por otra parte, su representante la convenció de retomar los estudios de grabación.
El tema fue un suceso y fue incluido en un disco. Tuvo hasta un video que rotó en todas partes del mundo. Era un videoclip sencillo, sin efectos, donde se veía a Tina caminando de manera desafiante, maquillada, con una minifalta de cuero, chaqueta de blue jean, tacones altos, medias pantis, la melena de leona, parecía que salía electricidad de ese cabello frondoso. Un look y una puesta en escena de roquera, como queriendo decir: Soy yo. Esta imagen de mujer decidida y emancipadora es con la que se identifica a Tina Turner.
POR MERCEDES SANZ • @mercedes.jazz
FOTOS NORMAN SIFF / PETER LINDBERG / ANNA BULLOCK / AMELIE ROTHSCHILD