20/07/2023. En el mes de los niños y niñas, es bueno reflexionar sobre nuestra niñez aunque lejos estemos en calendarios de esa época en donde jugar era lo único que pasaba por nuestras mentes. Al pensar en la niñez rememoro el cariño incondicional de mis padres y cómo este fue fundamental para mi crecimiento, mi sensación de seguridad y felicidad.
Las infancias necesitan de entornos que promuevan el juego, la educación y la afectividad para el sano crecimiento. El compartir familiar es fundamental para el desarrollo de la niñez en felicidad, esta etapa de la vida es la cuna donde se forja nuestro entendimiento, valores y comprensión del mundo.
¿Cuántos adultos conoces en la actualidad que estén en contacto con su niño interior? Este concepto de reencontrarse con nuestro niño o niña interior es estudiado en la modernidad por muchas áreas de las ciencias sociales. ¿Quién no conoce personas que por su actitud jovial, te hacen sentir que pese a sus canas siguen siendo niños en el buen sentido de la palabra? La alegría, solidaridad, sinceridad y sentido del humor son algunas de las características que poseen esas personas a quienes no se les nota el pasar del los días del calendario.
Recuerdo cuando uno de mis sobrinos, entrando a la pubertad, lloró conmovido un día a su madre alegando que se le estaba olvidando jugar. A veces pareciera que cuando entramos en la odiosa adolescencia, en la crianza se nos empieza a tratar con la fulana mano dura, que nos aleja de la amorosidad de nuestros padres y, aunque esto no pasa en todos los casos, hay padres y madres que pese al tamaño nos siguen sintiendo sus pequeñxs.
Desde algunas ramas de la psicología, sanar las heridas de nuestro niño o niña interior permite soltar ataduras que se van anudando a medida que vamos creciendo. El sistema mundo hace que olvidemos esa parte que aún vive en cada unx de nosotrxs y ser un amargueta se evidencia en el común denominador de adultos que accionan únicamente desde el trabajo y la satisfacción de las necesidades materiales.
Aunque habrá quienes con complejo de Peter Pan manifiestan dependencia, inmadurez e irresponsabilidad, la cosa se trata del equilibrio para crecer sin dejar de conectar con la ilusión de aquel niñx que un día fuimos. Abrazar a nuestro niño interior, no ser duro con nosotrxs mismxs y con las metas que no se dieron como lo pensábamos, es un trabajo titánico en la reconección con el pasado.
Recordar cómo fuiste de niñx y lo que querías, soltar las vivencias negativas del pasado, cumplir sueños que abandonamos, volver a jugar, maravillarse con algo, dejarte consentir algún día por tus padres, hacer algo espontáneo o creativo, comprarse un juguete, divertirte y amarte, son algunas claves que te pueden permitir reconectar con esa chispa que reside en cada unx y que nos permitirá tener un tránsito adulto más llevadero. Abraza a tu niño interior y siente orgulloso de quien fuiste y quien eres, porque la vida es un paseito, una sola y es únicamente tuya.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ