03/08/23. El 28, 29 y 30 de julio de este año la compañía de ballet del Teatro Teresa Carreño presentó un homenaje al sinigual de la danza Vicente Nebrada, quien con su trayectoria de más de sesenta años asentó las bases de importantes agrupaciones de danza y ballet de nuestro país.
¿Quién fue Vicente Nebrada?
Nacido en la ciudad de Caracas en 1930 en la parroquia San José, hijo de inmigrantes españoles, Vicente inició sus estudios básicos en la Escuela Experimental Venezuela y de allí su bachillerato lo cursó en el Liceo Andres Bello. Para aquel entonces ambas instituciones académicas contaban con planes de formación en artes, danza y música, lo que potenció de inmediato su interés por danzar. Debutó en la Cátedra de Ballet del Liceo Andrés Bello, un primer intento de una escuela formal de danza en el país. En 1952 Alicia Alonso, bailarina profesional, lo invita a formar parte del Ballet Nacional de Cuba donde participa durante un par de años.
Tras recuperarse de una lesión en 1955, es becado por el gobierno venezolano para realizar estudios superiores en Francia junto a sus compañeras Irma Contreras y Graciela Henríquez en la compañía de Roland Petit, en París. Allí incursionó con la creación de dos piezas, Pas de deux y Danza de los adolescentes. Durante su estancia en París participó en la compañía de Las Estrellas de Montecarlo. A su retorno al país en 1957, Irma Contreras fundó el Ballet Nacional de Venezuela donde Vicente trabajó en calidad de bailarín solista y coreógrafo de obras como: La Quinta Sinfonía con música de Chaikovski y La Valse con música de Maurice Ravel.
La ciudad de Nueva York fue su siguiente destino, Nebrada viaja para continuar sus estudios de ballet en la School of American Ballet con los maestros Anatole Oboukoff, Pierre Vladimiroff y Edward Caton. Allí pasó a formar parte del Joffrey Ballet y el Harkness Ballet. En esta última compañía trabajó como maestro y coreógrafo residente. De allí se desprenden sus obras: Percusión para seis hombres, Percusión para seis mujeres y Sebastián. Poco después de su retorno, es nombrado en 1975 coreógrafo y director artístico del Ballet Nacional de Caracas. En esta compañía dejó su impronta con obras como George Sand, Nuestros valses y Otros valses.
Tras la disolución de esta compañía, regresa a Nueva York donde estuvo como asesor y coreógrafo en importantes grupos y para 1984 con la fundación del Ballet Teresa Carreño se le otorga la dirección general, donde ejerció durante dieciocho años. Su carrera profesional finalizó con la creación de su afamada versión de El Cascanueces en 1996. En su trayectoria creó 61 coreografías originales y adaptaciones de ballets, con trascendencia nacional e internacional, además de ser galardonado con numerosos premios y reconocimientos. Falleció en mayo del año 2002 y desde ese momento se han realizado numerosos homenajes entre ellos el mencionado Siempre Nebrada.
Siempre Nebrada
En la sala Rios Reina del Teatro Teresa Carreño se presentó durante el mes de junio y el 28 y 29 de julio la obra Siempre Nebrada homenaje póstumo al bailarín que reúne algunos de sus trabajos coreográficos.
Cabe destacar que dicho montaje ya había sido presentado con anterioridad, pero esto no restó en la asistencia de quienes reconocen la importancia, fuerza y belleza de las obras de este autor, del cuerpo de baile de La Compañía de Ballet del Teatro Teresa Carreño bajo la coordinación del maestro Carlos Paolillo, los maestros repertoristas Adriana Estrada, Martha Ildiko y Javier Solano, y las maestras asistentes Karla Medina y Bernardette Rodríguez. Estuvieron acompañados en la musicalidad por la orquesta la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, bajo la dirección del maestro Daniel Gil.
El espectáculo comenzó con la pieza en estreno: Alma, tributo a la bailarina y coreógrafa Inés Rojas, fundadora del primer elenco del Ballet Teresa Carreño y fue musicalizado con el concierto N°1 para piano y orquesta de Federico Chopin.
Luego el homenaje a Nebrada donde el Ballet Teresa Carreño interpretó tres piezas: la reconocida Una Danza para tí con composición musical de Teresa Carreño, una mezcla de valses venezolanos del siglo XIX y el cierre maravilloso que estuvo a cargo de toda la compañía y tuvo como música la Guía orquestal para la juventud de Benjamin Britten.
La herencia de un estilo
Quienes reseñan el estilo de su danza hablan del expresionismo y dramaturgia de sus coreografías, con la mezcla del academicismo, neoclasicismo y contemporaneidad propios de la técnica. A grandes rasgos el montaje póstumo Siempre Nebrada tiene muchas de estas características.
Para quienes poco conocemos de términos técnicos del danzar, es una maravilla de montaje, donde la ejecución de los bailarines y la orquesta en perfecta sincronía te invitan a homenajear al maestro, en un paseo de emociones donde la sutileza del inicio rememora sentimientos como la nostalgia y la introspección.
De a poco la magistral ejecución de la sinfónica se intensifica con sonidos más familiares hacia nuestro gentilicio, al iniciar Una danza para tí, pieza compuesta por la reconocida Teresa Carreño. El cierre con la Guía orquestal para la juventud, es una marcha triunfal donde el elenco demuestra la belleza del trabajo grupal, la complejidad que representan varias figuras en escena, el vaivén preciso de varios bailarines en proscenio y de manera impecable te impregna de felicidad por espectar semejante espectáculo y por vivir.
Nebrada sigue existiendo en la técnica y entrega de quienes le recuerdan y rinden homenaje, no cabe duda de que este tipo de espacios se repetirán porque sesenta años de trayectoria dan para rescatar, reinterpretar e inspirarse sobre lo danzado.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA • @realmonto