07/08/23. Cuenta la leyenda que no existe un arroz chino, como el arroz chino venezolano y que el pasticho en Venezuela no es igual a la lasaña italiana. El famoso perro caliente originario de Alemania y popularizado y readaptado en gringolandia no se compara a los preparados en cualquier calle del hambre de las ciudades del país, y ningún ceviche se compara con el "Vuelve a la Vida" y las "Siete Potencias" de nuestras costas.
Venezuela, país que por décadas recibió olas de migración, no acoge sólo a mujeres, hombres, niñas y niños, sino que de su mano emanan los sabores y saberes que se fueron adaptando con el tiempo a la realidad tropical de este suelo.
No es casualidad que un venezolano se sienta estafado cuando va a un restaurante en China pues la receta del arroz, que de verdad es China, no se acerca para nada al grasiento y proteico que se sirve en cualquier localidad de nuestro país.
En relación al pasticho y la lasaña aunque ambas gozan de similitudes, la pasta de la lasaña se hace al momento de la preparación, mientras que para el pasticho tradicional se usan láminas pre hechas, así mismo el pasticho de calabacín suele ser una variación de las que no se verán en el país europeo.
Es así como el mestizaje que se manifiesta en nuestra gastronomía originaria producto de la colonización, en la actualidad y con las olas de migración del siglo XX, se modificó y con el nuestra alimentación ya que se han internalizado nuevos platos con ingredientes introducidos a nuestra dieta por migrantes europeos y latinoamericanos.
Leyendo el blog de un chef que filosofaba sobre este fenómeno, me llamó la atención su hipótesis, para él nuestra identidad gastronómica muta y seguirá mutando con los años. Y esto no es un hecho ajeno a nuestra realidad, la influencia de otras culturas, así como las condiciones económicas y el reimpulso de la soberanía alimentaria han ampliado nuestro sentido del cocinar.
Dicho bloguero sentenciaba: “Cuando una cocina migra, esa cocina cambia”. Una obviedad que me pareció hermosa y que da cuenta de la riqueza cultural que trae consigo el intercambio entre países. Para aquel que está afuera, dígalo ahí, el arroz chino venezolano no se consigue ni en la China y para cerrar a modo de odiosita y duélale a quien le duela, la arepa será siempre venezolana… pero, ese es otro tema.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUSTRACION ERASMO SANCHEZ •